Espacio: El ABC de los objetos
No los pudimos contar, pero de que hay, estamos seguros. Todos bien puestos, como si hubieran nacido allí. Así es la casa de María José Tagle, una especie de máquina del tiempo con reliquias del presente y, por supuesto, de su pasado.
Producción:
Josefina Petrinovic /
Fotos:
Paola Velásquez
Hace 26 años que María José Tagle es la dueña de la tienda Mandarino. Pero según ella, Mandarino es una cosa y su casa, otra. Una cara de la moneda es una cantidad incontable de objetos para distintos usos y de diversas procedencias, también mucha pasión y sobre todo trabajo. La otra, en cambio, es la historia de su vida. Vive aquí hace treinta años y entre ideas, remodelaciones y anécdotas ha construido lo que es esta casa hoy.
Pasa mucho que la gente le pregunta:
-¿No te dan ganas de llevarte todo de la tienda para tu casa?
-¡No, no me dan ganas! -contesta María José.
Y el argumento es sencillo.
“La gente piensa que porque uno se dedica a los objetos, tiene que vivir en la tontera de cambiar y cambiar. La casa de uno es el reflejo de tu vida, entonces si pasas cambiando, los ambientes no tienen personalidad y no están cargados con lo que eres tú. Uno no hace su lugar para los otros, sin embargo, los otros sí tienen una lectura de él. La idea es sentirse cómoda con esa lectura. Porque no hay nada peor que dar explicaciones”.
Y de tal palo tal astilla. Aunque mantenga lo justo y necesario, y no deseche entre una temporada y otra, sí recopila muebles, telas, objetos, baldosas, campanas, sapos, elefantes… Aquí, lo que pudimos observar por orden alfabético:
Butacas francesas:
“Las compré alguna vez y como tengo un taller de bordado, les hicimos algunas flores en tonos suaves”.
Chimenea:
“Fue un dintel de un palacio que botaron en el centro. Mario Matta lo compró y lo vendió en su mueblería en el centro. Mi mamá, a su vez, se lo compró a él y fue su arrimo de comedor por muchos años. Después me hice esta casa y mi mamá me dijo, a ti te quedaría fantástico. Lo trajimos y calzó perfecto, no hubo que hacerle ningún arreglo, ni siquiera lo habíamos medido. Casi un milagro”.
Grabados:
“Los he comprado con el tiempo, entre regalos que he recibido y alguna obra hecha por mi hijo. Me encantan todos porque no comprometen. En cambio, la pintura para mí tiene mucha carga”.
Lámpara de elefante:
“Era de la pieza de mi marido cuando era chico, se la pedí a mi suegra y la tengo hace mil años. Después supimos que mi suegra se la había ganado en una rifa y que es superbuena. ¡Es Fundición Viena y nunca tuvimos idea!”.
Latas de té:
Mesa de centro, “Adentro les hice una estructura para que soportaran el peso del vidrio y unas bases medio chinas para levantarlas. He hecho dos mesas más con esta idea, pero es difícil usar las latas, ya que no todas son iguales. Cuesta hacerlas calzar”.
Mesa isabelina:
“Fue un regalo para mi abuelo de parte de su padrino de bautismo. Mi mamá me la dio a mí porque mi padrino era mi abuelo. Y la verdad, es lo único realmente heredado que tengo”.
Mesa satin wood inglesa:
“La compré alguna vez. Me gustan los muebles de madera buena y no muy grandes, porque en el living era importante poner muebles que no redujeran el espacio”.
Sapitos:
“Una tontera. Los empecé a encontrar divertidos, los tengo hace siete años más o menos. Uno de ellos lo compré en París”.
Sofá de cuero negro:
“Cuando llegamos a esta casa mi marido me dijo: a mí no me interesa el tema, pero lo único que quiero es tener un sofá de cuero. Y ahí está. Fue mandado a hacer hace treinta años”.
“Uno debe comprarse objetos que tengan una permanencia en el tiempo, que no vayan siendo tan desechables”.
Los muebles de la cocina. “Los pinté negros el año pasado y cada uno tiene un cartel que indica lo que hay dentro. Los carteles los venden en la tienda, entonces fue fácil conseguirlos”.
Acontecimiento. Con la ayuda de su hija, María José se animó y el año pasado creó un pequeño huerto en el jardín. “Plantamos tomates, cilantro, ciboulette, perejil, albahaca, cebollines, porotos y zanahorias. Nos estamos poniendo las pilas para disfrutarlo de nuevo”, cuenta.
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