Espacio: Un lugar para quedarse
Una casa en Valparaíso que reconoce la esencia pura de este puerto entrañable. Fue vestida con arte, recuerdos, viajes y herencias, sin mayores pretensiones que convertirse en el mejor lugar para vivir.
La diferencia entre esta casa y otras tantas lindas que hay en Valparaíso no tiene que ver solo con una cosa de estilo, sino con algo intangible: la pertenencia. O visto de otro modo, el no haber dejado de pertenecer a esta ciudad. Una realidad que abunda, tanto como la marea de proyectos de restauración o transformación que se ha tomado Valparaíso, y que en muchos casos solo deja como resultado construcciones ajenas a la esencia porteña.
La magia de esta casa tiene que ver con la historia de la ciudad, con lo que fue y con lo que sigue siendo, con la conservación no solo de la estructura sino del alma de un estilo de vida, que los dueños han sabido mantener. Una casa victoriana construida en 1881 empinada en un cerro, que luce en obra un muro de abobe en pleno comedor, y que mira perdida al horizonte buscando el mar sobre los techos de zinc. Una casa que invita a estar, a tomar un libro y quedarse, a pasar la tarde, la vida, sin apuro.
"En la restauración, que duró dos años, la arquitectura original se respetó íntegramente, solo se ampliaron un par de puertas que eran muy angostas para dar mayor conectividad entre las dos salas del living", explica su dueño, agregando que esta casa lo sedujo por sus dimensiones. "Son espacios nobles, pocos, pero grandes, y permiten la posibilidad de una luz absolutamente acogedora". Cuatro ventanales por donde la luz se filtra de manera prodigiosa durante las mañanas se mantienen despejados, iluminando ambientes llenos de detalles y momentos.
Tras 25 años viviendo en el extranjero, viajando de aquí para allá, conociendo nuevas culturas y latitudes, sus dueños decidieron finalmente radicarse aquí, junto al mar. Volver a Santiago era algo impensable, simplemente porque para ellos la ciudad se ha trasformando en un lugar invivible.
La casa recibe con dos puertas. Un corto pasillo conduce al foyer que da inicio a la caja de escala, tan luminosa que lo más cercano que se puede decir de ella es que es una bocanada de luz. Todo gracias a un ventanal que se incorporó con la intención de iluminarla.
Al llegar al tercer piso hay un cuadro de Roberto Matta y un Rodin. En el segundo nivel están el living comedor, la cocina y un dormitorio, que logran una sinfonía dispar pero armónica, compuesta por muebles antiguos, pequeños accesorios recolectados con la vida, revistas, libros y, sobre todo, arte. En esta casa se respira verdadera sensibilidad estética, que se comprueba al recorrer la colección que exhiben sus paredes. Obras más contemporáneas y otros clásicos de la historia: Eugenio Dittborn, Eduard Feliu, Roser Bru, Carlos Araya Vargas, Carmen Silva, Roberto Matta, Rodin, una obra de Francis Bacon, un grabado de Jean Cocteau y un Toulouse Lautrec de 1880.
El espacio de la biblioteca es simplemente fascinante, se construyó de techo a piso y "abarca todos los libros que son parte del bagaje que uno va recogiendo desde los padres, regalos, historias, viajes. Cada libro lleva una vivencia profunda; en esta biblioteca yo me quedo perdido entre la elección de un libro, desde la ventana hacia el mar".
Obras contemporáneas y otros clásicos de la historia visten las altas paredes de esta casa construida en 1881. Eugenio Dittborn, Eduard Feliu, Roser Bru, Carlos Araya Vargas, Roberto Matta, Francis Bacon, Rodin, un grabado de Jean Cocteau y un Toulouse Lautrec de 1880.
La casa fue restaurada por la oficina de arquitectos U6 (Urquiza y Seisdedos), que se ha especializado en realizar proyectos en Valparaíso, algunos vinculados al rescate patrimonial de la ciudad porteña.
Objetos heredados y recolectados dan vida a un espacio ecléctico, que tiene como telón de fondo la bahía de Valparaíso.
INSPIRACIÓN
Herencia.
Una copa por aquí, dos por allá. Una de la abuela otra de un anticuario, si son de cristal, da lo mismo mezclar estilos o colores. Ármese un juego diferente, reciclado y único con compras por unidad.
Copa tallada de cristal
, $10.000 c/u (Antigüedades San Miguel, Caupolicán 468
Perchero de pie
, $110.000 (Antigüedades El Arca de Don Luis, Caupolicán esquina Av. Italia)
Origen.
Tal como lo hemos dicho, la mezcla enriquece. Moderno/antiguo, inglés/colonial o francés, dentro de un buen contexto se acompañan bien. Aquí dos ejemplos que pueden convivir y se encuentran en anticuarios o galpones de muebles de segunda mano. Por ejemplo, un juego de sillas enjuncadas de estilo colonial (en Chile es posible encontrar algunas con 'reminiscencias' del estilo, con tallados y torneados; en su mayoría en nogal o encina) pueden aprovecharse en una mesa de juego o de comedor pequeña. Y una o un par de poltronas o sillitas de estilo francés (por lo general doradas), siempre quedan bien acompañando un mueble en la entrada o hall, en un rincón del living o bien en el dormtorio.
Silla colonial enjuncadas
, $60.000 c/u (Antigüedades El Arca de Don Luis)
Silla francesa Luis XVI
, $65.000 (Antigüedades San Miguel)
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