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Obra ícono: Casa en El Portezuelo

Semana del 20 de octubre, 2012.

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Arquitecto:

Miguel Eyquem

Año de construcción:

1980

Ubicación:

Colina, Santiago, Chile

Metros construidos:

250 m²

Materialidad:

Hormigón armado

“Si vous connaissez Eyquem, interrogues le” o “Si conocen a Eyquem, interrógenlo”. Dijo en 1966 el constructor y arquitecto francés Jean Prouvé refiriéndose nada menos que a Miguel Eyquem, con quien trabajó en Francia. Con estas palabras el  arquitecto Juan Baixas cerró el discurso de la ceremonia de entrega del Grado de Doctor Honoris Causa que la PUCV le otorgó a Miguel Eyquem en enero de 2009. Se trata de uno de los personajes más relevantes de la arquitectura nacional, fundador junto a Godofredo Iommi y Alberto Cruz de la Escuela de Arquitectura de PUCV y autor de destacadas obras como el Hotel Antumalal, la Escuela de Arquitectura de la PUCV, la Ciudad Abierta de Ritoque y la Casa El Portezuelo o también conocida como Casa Peña, proyecto con el que Eyquem comenzó una exploración sobre técnicas de hormigonado basadas en la condición de material moldeable.

“Esta obra tiene una particularidad: ser un caso único en este país que intenta una estructura de hormigón laminar. Una estructura de planos laminares de 90 mm de espesor; no de láminas cerradas en curva, como en las copas de agua o en una bóveda o cúpula”, explica Miguel Eyquem en el Libro Hormigón en Obra Forma Resistente 6.1, publicado en 2009 por  Ediciones ARQ de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

La casa, uno de sus más famosos proyectos, ha sido publicada en varias revistas especializadas y es objeto de estudio para las nuevas generaciones. Ubicada en un terreno de 6.000 m² en Colina, fue diseñada como residencia del científico Luis Peña, y  para el  Instituto Juan Ignacio Molina. Con 250 m², el proyecto consistió en edificar en hormigón con planos libres de 90 mm de espesor que requerían un moldaje muy preciso y una armadura de fierro redondo estirado de alta tensión.

La obra fue toda una aventura, se hizo con recursos limitados y un equipo ejecutor que consistió en el propio arquitecto, el propietario, tres ayudantes, un carpintero de obra gruesa, un albañil, un gásfiter, un eléctrico y un capataz. El propio Miguel, además de arquitecto, fue también el constructor.

Cabe destacar que los muros de cierre no son estructurales, sino dobles panderetas con una cámara de aire para mostrar la superficie, ya que todos los materiales empleados no tenían estuco ni terminaciones. Lo que se ve es su obra gruesa, por eso cada trabajo fue muy cuidado, artesanal. Fue pensada así para ser vista y no recubierta.

La genialidad de Miguel Eyquem se vio reflejada en este proyecto como también en la Cormu en los años 60, que le valió el Premio Nacional de Urbanismo de 1971, por el proyecto Conjunto San Luis.

“De Miguel aprendí el rigor con que se debe abordar la arquitectura, que no es menor en los tiempos que vivimos, donde la dimensión ética de las obras está en discusión. Es un arquitecto muy firme en sus convicciones, coherente en todas las acciones que ha emprendido y también con una opción de estilo de vida que es un ejemplo para muchos, que hoy solo buscan la fama y la rentabilidad de su ejercicio profesional, explica Eduardo Brescciani, presidente del Colegio de Arquitectos de Chile. Miguel Eyquem estudió Arquitectura en la PUC, posteriormente se desempeñó como docente en la PUCV. Hasta el año pasado fue profesor de tesis en la PUCV.


HORMIGON EN OBRA

Forma Resistente 6.1 (Eyquem+Jolly,Baixas+Del Río, Izquierdo+Lehman, Radic +Correa) Editado en 2009 por Ediciones ARQ de la PUC.

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