Declaraciones de la premier japonesa sobre Taiwán desatan tormenta diplomática y activan los “lobos guerreros” de China
Las palabras de la primera ministra Sanae Takaichi sobre una posible intervención militar en caso de ataque chino a Taipéi desataron la furia de Beijing. La Cancillería de Beijing acusó a Japón de “injerencia flagrante en los asuntos internos de China”.
Hace apenas dos semanas la nueva Primera Ministra de Japón, Sanae Takaichi, estrechaba la mano del líder chino Xi Jinping. Ahora, las relaciones entre las dos naciones asiáticas se han deteriorado drásticamente, con una creciente retórica nacionalista en China e incluso una aparente amenaza por parte de uno de sus diplomáticos hacia la premier nipona.
Takaichi, quien fue elegida como la Primera Ministra de Japón el mes pasado, se ha visto envuelta en una creciente disputa con Beijing sobre Taiwán, la isla democrática que el régimen del Partido Comunista Chino, en el poder, reclama como propia y una línea roja que ha advertido a otros países que no crucen.
El revuelo comenzó cuando Takaichi dijo al Parlamento japonés el viernes pasado que un ataque chino contra Taiwán, que se encuentra a tan solo 100 kilómetros del territorio japonés, contaría como “una situación que amenaza la supervivencia de Japón” y podría desencadenar una respuesta militar de Tokio.
Insistiendo en que Japón podría ejercer su derecho a la autodefensa colectiva -o acudir en ayuda de un aliado-, Takaichi dijo que Tokio tenía que “anticipar el peor escenario posible” en el estrecho de Taiwán.
Si una emergencia en Taiwán involucrara “buques de guerra y el uso de la fuerza, entonces eso podría constituir una situación que amenace la supervivencia (de Japón), desde cualquier punto de vista”, declaró ante una comisión parlamentaria. “La llamada contingencia de Taiwán se ha vuelto tan grave que debemos anticipar el peor escenario posible”, explicó.
Si bien la Constitución japonesa de posguerra prohíbe usar la fuerza como medio para resolver disputas internacionales, una ley de 2015 -aprobada cuando el mentor de Takaichi, Shinzo Abe, era Primer Ministro- permite ejercer la autodefensa colectiva en ciertas situaciones, incluso si no está siendo atacada directamente.
Amenaza de “cortarles la cabeza”
Beijing, por su parte, no ha descartado el uso de la fuerza para tomar el control de la isla y ha aumentado la frecuencia y la complejidad de sus ejercicios militares en torno a Taiwán en los últimos años.
Con ello en consideración, la declaración de Takaichi en el Parlamento provocó una protesta formal del régimen de Xi Jinping, e incluso el cónsul general de China en Osaka, Xue Jian, compartió un artículo periodístico sobre las declaraciones de Takaichi el sábado. “Hay que cortarle el cuello sucio que se mete donde no lo llaman”, comentó en una publicación en X que después fue eliminada.
El diplomático fue respaldado por el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, que acusó el lunes a Japón de “injerencia flagrante en los asuntos internos de China” y afirmó que la publicación de Xue simplemente respondía a las “declaraciones erróneas y peligrosas” de la premier Takaichi.
Para algunos, la controversia remite a la diplomacia del “guerrero lobo” de China, un estilo agresivo de política exterior que surgió a principios de la década de 2020, en el que a menudo los funcionarios chinos recurrían a las redes sociales para responder directamente -y con frecuencia de forma llamativa- a cualquier crítica a China, pero que desde entonces se ha moderado a medida que Beijing buscaba recuperar la buena voluntad perdida entre las naciones occidentales, recuerda la cadena CNN.
Los partidos gobernantes y de oposición de Japón han criticado a Xue Jian después de que publicara en redes sociales un mensaje criticando a Takaichi, en el que se refería a “políticos estúpidos” y a la necesidad de “cortarles la cabeza”.
Tokio calificó los comentarios de Xue de “sumamente inapropiados” y se quejó de ello ante Beijing, según el periódico local The Asahi Shimbun.
En una reunión conjunta de su Comisión de Investigación sobre Asuntos Exteriores y su División de Asuntos Exteriores celebrada el martes, el gobernante Partido Liberal Democrático aprobó una resolución que exige una respuesta contundente, incluyendo la declaración de Xue como persona non grata y su posible expulsión de Japón si Beijing no adopta las medidas pertinentes. La resolución afirma que el comentario de Xue fue “un insulto al pueblo japonés y dañó gravemente las relaciones entre Japón y China”, consignó The Japan Times.
Así, crece la presión en Tokio para la expulsión del diplomático chino y escala la tensión histórica entre ambos países.
Y dentro de China, donde -según CNN- ya existe una importante corriente de sentimiento antijaponés, los medios estatales y otras voces prominentes han avivado aun más esta semana la indignación por la declaración de Takaichi.
Críticas de medios chinos
La disputa entre ambas naciones asiáticas surge poco después de que Takaichi, una conservadora con posturas agresivas hacia China, se reuniera con el líder chino Xi Jinping en la cumbre de la APEC en Corea del Sur, donde prometieron construir relaciones “constructivas y estables”.
Pero en aquel foro también se reunió con un alto asesor de Lai Ching-te, el Presidente de Taiwán, y publicó fotos de aquella reunión, lo que desató acusaciones de Beijing sobre un comportamiento “atroz” por parte de la jefa de gobierno nipona.
Y aunque desde la respuesta de China la Primera Ministra japonesa ha dicho que sus comentarios eran “hipotéticos” y que se abstendrá de volver a hacer tales comentarios sobre seguridad (y Tokio pidió el martes esfuerzos mutuos para reducir la fricción), un par de editoriales en los medios estatales chinos sugieren que el revuelo podría continuar.
La emisora estatal CCTV, por ejemplo, afirmó en un editorial publicado el martes por la noche que las declaraciones de Takaichi eran de “naturaleza e impacto extremadamente maliciosos” y que habían “cruzado la línea” con China.
El Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista de China, condenó a Takaichi por “hablar sin pensar” y advirtió: “Nadie debería hacerse ilusiones de que puede cruzar la línea en el tema de Taiwán sin pagar un precio”.
Otra publicación en una cuenta de redes sociales afiliada a CCTV calificó a Takaichi de “alborotadora”, utilizando la palabra como un juego de palabras con la pronunciación de su apellido en chino. “¿Cómo se atreve Takaichi a hacer un comentario así? ¿Le ha dado una patada un burro en la cabeza?”, preguntaba una publicación en Yuyuan Tantian, una cuenta gestionada por CCTV. “¡Si sigue diciendo tonterías sin ningún límite, Takaichi podría tener que pagar las consecuencias!”, amenazó.
Más violento aun, el comentarista chino y exeditor jefe del tabloide estatal Global Times, Hu Xijin, lanzó una advertencia haciéndose eco de las amenazas del diplomático Xue. “La espada de guerra china para decapitar invasores está afilada como una navaja”, escribió en una publicación el martes. “Si el militarismo japonés desea venir al estrecho de Taiwán a sacrificarse en nuestras espadas, les daremos la bienvenida”.
El editorial de CCTV también comparó la referencia de Takaichi a “situaciones que amenazan la supervivencia” con la invasión japonesa de Manchuria, en el noreste de China, en 1931.
“Culpabilidad histórica”
Ambas naciones arrastran desde hace tiempo una larga historia de desconfianza y hostilidad, sobre todo por el pasado militarista del Japón imperial, destaca la emisora pública japonesa NHK. Además, algunos miembros del gabinete de Takaichi pertenecen a un grupo bipartidista de legisladores afines a Taiwán, entre ellos Kihara Minoru, el secretario jefe del gabinete.
Si Tokio decide ocupar la “defensa colectiva”, ese escenario probablemente implicaría el apoyo de Japón a una acción militar liderada por Estados Unidos en la región.
Lin Jian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, afirmó que la publicación de Xue era una respuesta a las declaraciones “erróneas y peligrosas” de Takaichi sobre Taiwán. “China insta encarecidamente a Japón a reflexionar sobre su culpabilidad histórica en el tema de Taiwán… y a dejar de enviar señales erróneas a las fuerzas separatistas independentistas de Taiwán”, dijo.
Karen Kuo, portavoz de la oficina presidencial de Taiwán, declaró en un comunicado que el gobierno de Taipéi “toma muy en serio las declaraciones amenazantes de funcionarios chinos hacia Japón. Este comportamiento claramente excede la etiqueta diplomática”.
En una publicación en X, el embajador de Estados Unidos en Japón, George Glass, dijo en referencia a los comentarios de Xue: “La máscara se cae, otra vez”, y agregó que las palabras del diplomático chino “amenazaban” a Takaichi y al pueblo japonés.
Así, la relación entre los dos países se deteriora a menos de un mes de que Takaichi, una nacionalista radical y un crítica acérrima de China, asumiera el cargo.
Takaichi es una firme defensora de Taiwán, territorio que el régimen liderado por el Partido Comunista Chino reclama como propio, y visitó la isla democrática en varias ocasiones como legisladora, la más reciente en abril.
Hasta ahora los líderes japoneses han evitado mencionar a Taiwán al discutir públicamente tales escenarios, manteniendo una ambigüedad estratégica que también favorece el principal aliado de seguridad de Tokio, Estados Unidos.
Y con este escándalo, algunas figuras políticas de alto rango en Tokio han pedido a Japón que considere la expulsión de Xue, tras su publicación en X. Takayuki Kobayashi, jefe de política del partido gobernante, instó el martes al gobierno a expulsar al diplomático chino si Beijing no mostraba ningún esfuerzo por resolver la situación. El destacado legislador de la oposición Kenta Izumi también pidió la expulsión inmediata de Xue.
Desde la normalización de sus relaciones con China en 1972, Japón ha mantenido un equilibrio entre el reconocimiento de la postura de “Una sola China” de Beijing y el mantenimiento de vínculos no oficiales, pero sustanciales, con Taipéi. Esta estrategia dual ha permitido a Tokio evitar la confrontación directa con China, al tiempo que apoya indirectamente la estabilidad de Taiwán.
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