Histórico

Poco solemne el saludo

<span style="font-family: Verdana; font-size: 10px; ">El hombre es habiloso planificando el despliegue de una oncena en una cancha de fútbol, incluso "genial", a decir de algunos. Pero en el dominio de ciertos códigos sociales elementales se ve al rosarino sin cierto repertorio mínimo.</span>

El hombre es habiloso planificando el despliegue de una oncena en una cancha de fútbol, incluso "genial", a decir de algunos. Pero en el dominio de ciertos códigos sociales elementales se ve al rosarino sin cierto repertorio mínimo.

Así, aunque el saludo cordial y la sonrisa fácil no son la especialidad de Marcelo Bielsa, se nota mucho más cuando el saludado -o no saludado, más bien- es el Presidente de la República. Ayer, en La Moneda -ya lo había hecho en Pinto Durán-, el DT argentino pasó al lado del Mandatario y estuvo a punto de dejarlo con la mano extendida (como sí dejó al director de Chiledeportes).

La Moneda no sólo es la "casa" de Piñera -que como anfitrión bien puede esperar que sus invitados lo saluden-, sino que la sede de gobierno. ¿Es mucho pedir cierta formalidad? ¿Sería una claudicación inaceptable no ir vestido con un buzo y con la polera fuera del pantalón?

Por otro lado, en Palacio han de ponerse las pilas si esperan que la majestad presidencial no sufra más magulladuras. ¿Nadie se atrevió a hablar con la Selección para indicarles que saludar al Presidente con una mano y filmarlo con la otra es, a lo menos, exótico? ¿Y por qué sale el Mandatario al balcón a agitar la bandera más grande de todas, cual hincha en trance pospartido?

La solemnidad de un acto oficial no es un prurito cursi y afectado. En este caso, era una manera de mostrar respeto por el trabajo bien hecho de un equipo y su entrenador, y por la investidura presidencial. Que de eso se trataba, al fin y al cabo. (MOJ)

Contenidos exclusivos y descuentos especiales

Digital + LT Beneficios$3.990/mes por 3 meses SUSCRÍBETE

Servicios