Seis años
Seis años desde el estallido, y aún falta mucho para que los centros históricos se recuperen de las heridas. ¿Cómo medir eso? ¿Caída en precio del m2, fuga de empresas, comercios cerrados, aumento en la tasa de delitos? Hay otro indicador: las advertencias que gobiernos extranjeros hacen a sus turistas que quieren visitarnos. ¿De qué los alertan?
Brasil los previene de que hay “un número cada vez mayor de ciudadanos brasileños que solicitan asistencia por robo o sustracción o pérdida”. Reino Unido les señala que en Santiago y Valparaíso hay “cada vez más asaltos con armas como pistolas y cuchillos”. Desde hace un tiempo USA nos califica en la categoría 2 (“tenga mayor precaución”), sobre todo en Lastarria, Bellavista, Barrio Yungay y la Vega Central, recomendando “no salir solos” y “mantenerse alerta y vigilante”; en julio renovó el anuncio porque “robos y asaltos han tenido un aumento”, así como los homicidios. Canadá emitió recientemente una alerta para varios países por la “posibilidad de disturbios políticos, manifestaciones civiles…y entornos de seguridad impredecibles”; también indica que en Chile “los asaltos a mano armada y robos han aumentado en años recientes”. España solicita a sus ciudadanos “extremar la precaución en desplazamientos por el centro de Santiago, la Matriz y el Barrio Puerto de Valparaíso”. Desde hace un año Australia advierte que “asaltos armados en Santiago ocurren con frecuencia alrededor del cerro Santa Lucía, San Cristóbal, Plaza de Armas, Mercado Central y centros comerciales” y que sus ciudadanos deben tener “alto grado de precaución debido al riesgo de disturbios civiles y la amenaza de delitos violentos”, así como encerronas en autopistas. La recomendación hoy es “no caminar solos”, ya que “estallidos de violencia pueden ocurrir en cualquier momento”. El sitio web de TTW (Travel and Tour World) alerta que Chile “navega entre el malestar social y la delincuencia”.
¿No ve usted relación entre el estallido y estas advertencias? ¿Entre esos meses de destrucción y justificación de la violencia y lo que acaba de leer más arriba? Siempre se puede decidir mirar para otro lado, como la misma subsecretaria de Turismo, Verónica Pardo, que en febrero señaló que “la delincuencia en Chile no espanta a nadie” (refiriéndose a turistas); los actores del sector reaccionaron airados, incluyendo a Fedetur.
Estas advertencias sobre Chile no son un agravio diplomático, una paranoia ni un complot para enlodar la memoria del estallido o dañar la imagen de los que lo azuzaron y hoy son gobierno. Son una constatación fría, externa, de las fracturas que desde ese octubre de 2019 siguen sin sanar, y un recordatorio de que ese frenesí de destrucción de nuestros centros tuvo consecuencias que pagamos hasta hoy. La inseguridad es solo una de esas caras, una importante, pero no la única. Así es que sí, estos años violentos aún pesan, y debemos defender nuestra ciudad de cualquier intento de que algo así vuelva a ocurrir, por la causa que sea.
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