Paula

La irrupción del soft porno

Hecho por y para mujeres, la gracia de estas películas (con una sola X, no con tres) está en que la belleza y el buen gusto también provocan excitación.

Primera toma: un repartidor de pizza estupendo toca el timbre. Segunda toma: le abre la puerta una chica normal, con cuerpo normal y cara normal, recién salida de la ducha, tapada con una toalla. Se alcanza a ver un living con muebles de estilo vintage, amplio y luminoso. Tercera toma: la toalla se cae, ambos se funden en un beso que parece de amor y que pronto terminan encamados en una cama de líneas simples, por ejemplo.

Esto es una peli post porno. En esta corriente del cine pornográfico, hecha por mujeres, el cliché de que nos vamos a la cama con taco alto no existe. Es más, ningún estereotipo del porno para machos cabe aquí. Las actrices de post porno son mujeres sin silicona ni cara de "métemela duro". Los actores no necesariamente la tienen grande, más bien podrían ser el novio, el marido o un ex compañero de la universidad. Tampoco hay escenas con secretarias de rodillas. Sin embargo, hay sexo explícito, que enciende y calienta. La estética de este cine mezcla perfectamente el diseño con el erotismo. La lencería es retro, inspirada en el burlesque, y las bandas sonoras suelen ser indie electrónicas. Las locaciones no son tugurios llenos de colillas de cigarro y botellas de cerveza y tampoco se ven mesas de billar.

El sexo tiene lugar en exquisitos departamentos de soltera en París, casas de ejecutivas inteligentes o restoranes de chefs exitosas. Sexo normal. Sin aspavientos. Qué sexy.

Qué alivio.

La directora del momento

La sueca Erika Lust (32), estudió Ciencias Políticas, pero hoy vive en Barcelona dedicada a hacer películas post porno y es considerada una de las magas del género. Su primer corto, The good girl (Ser o no ser una buena chica), es la historia calentona del repartidor de pizza –un clásico del cine para adultos– desarrollado desde una perspectiva femenina. Fue visto por más de un millón de personas y obtuvo varios premios, entre ellos Mejor Película para Mujeres en Venus Berlín (2007) y Mejor Película del Año en los Feminist Porn Awards de Toronto (2008).

¿Qué es lo más sexy del post porno?

Es sexy no ver ciertas barbaridades: megapenes, supertetas, penetraciones extremas, corridas imposibles, posturas de ciencia ficción, argumentos ridículos, ropa y decorados

baratos… Evitando eso se construye un universo sensual e inteligente, apto para gente crítica.

¿Qué elementos cinematográficos son necesarios para excitar a una mujer visualmente?

Queremos ver hombres modernos que compartan nuestros valores y respeten a las mujeres. Hombres que nos resulten atractivos, aunque no hace falta que sean príncipes azules. No queremos mujeres que pertenecen al imaginario masculino: putas, prostitutas, babysitters, adolescentes cachondas, alumnas con coletas y minifaldas, ninfómanas. Yo y otras mujeres modernas queremos vernos reflejadas en nuestro nuevo cine para adultas. Queremos ver a una jefa de Estado, a una madre soltera, a una madre casada, a una diseñadora gráfica, a la dependienta de una erotic boutique… Queremos ver a mujeres normales protagonizando historias de sexo reales, donde conozcamos a los personajes antes de verles follando.

¿De dónde salen tus argumentos?

De mi fantasía y experiencia y la de mi círculo de amigas.

Necesito post porno. ¿Dónde puedo encontarlo?

Cinco historias para ellas, entre las que está The good girl, y varios otros cortos míos están en www.lustcinema.com. Hay que pagar siete euros para verlos, pero algunos trailers son gratis. Si tienen la oportunidad, recomiendo ver Pink Prison, X-Femmes, Matinée, el cine de Maria Beatty y las ultimas cosas de Belladonna.

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