Estas siete medidas no sirven para combatir el Covid; 5.000 niños chilenos serán vacunados en julio y recuperados pueden sufrir psicosis elevando posibilidad de suicidio; tres cosas que aprendimos del coronavirus esta semana

Aunque en un comienzo de la pandemia se recomendaban una serie de acciones para prevenir el contagio, la ciencia ha demostrado que en realidad no son útiles.


1. Estas siete medidas no sirven para combatir el Covid

Hace justo un año, conseguir mascarillas, alcohol o alcohol gel, guantes, amonio cuaternario y hasta cloro, era una carrera de datos, avisos, encargos y precios elevadísimos si se llegaba a encontrar algunos de estos productos.

Recién se iniciaba la pandemia de virus Sars-CoV-2 y aprendíamos rápidamente acerca de las vías de transmisión del virus. Hoy, 15 meses después de su aparición, hay varias situaciones que antes realizábamos para prevenir el virus y que ahora, según la evidencia científica disponible, no son necesarias, sobre todo considerando que la semana pasada la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptó como forma de contagio a los aerosoles.

No al amonio cuaternario

Jorge Olivares, investigador del Núcleo Mileniopara la Investigación Colaborativa en Resistencia Antimicrobiana (MICROB-R) y profesor del Instituto de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), explicó a Qué Pasa que utilizar este químico es como usar una bomba atómica para matar una hormiga: “es una absoluta exageración si lo que se busca es eliminar el virus Sars-CoV-2″, dice. Lo mismo que hace el amonio, indicó, puede hacerlo el cloro, el detergente, el alcohol y el jabón.

Sanitización del calzado y oficinas

La evidencia científica ha demostrado que la transimisión por superficies es muy baja. Nicolás Muena, investigador de la Fundación Ciencia & Vida, dijo que al inicio de la pandemia las superficies preocupaban porque se había detectado virus activo y dependiendo de las superficies, éste permanecía entre dos y tres días, siendo las más estable en algunos tipos de plástico “pero eran condiciones de laboratorio en la que elvirus se estabiliza, donde el virus está cómodo, con cierta salinidad y humedad, y además en una concentaciín alta. No se puede descartar esa vía, pero es altamente improbable”, señaló.

Superficies, ropa y alimentos

Se creyó que el virus podía contagiarse a través de los alimentos o los envases en los que estos llegaban a casa, pero el año pasado comenzaron a conocerse algunos estudios que mencionaban que el virus duraba apenas unas horas en superficie inactivas. En febrero de este año que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, su sigla en inglés) y el Departamento Norteamericano de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) aseguraron que tras analizar la evidencia científica disponible, que el coronavirus no se transmite a las personas a través de los alimentos o de los envases alimenticios.

Como enfermedad respiratoria, para la transmisión se requiere del contacto estrecho entre una persona contagiada y otra sana, y aunque existe algunos informes que detallan la presencia del virus en objetos inertes como envases y alimentos, lo cierto es que se trata de la existencia del virus (huella), pero no demuestra que ese virus tenga capacidad infectiva o de contagio y se pueda transmitir a las personas.

“Es extremadamente improbable contagio a través de la ropa. No son superficies lisas en las que el virus pueda permanecer. Tendría que ser un contacto sumamente estrecho, que alguien estornude o tosa sobre tu ropa e inmediatamente la toques con tu mano y te lleves la mano a la cara, la boca. Si se usa siempre mascarillas, es muy dificil ese contagio”, indicó Muena

FOTO: AGENCIAUNO

Termómetro

Los termómetros digitales permiten tomar la temperatura corporal y todavía se utilizan como requisito para ingresar a los bancos, centros comerciales, farmacias y otros lugares en los que a modo de prevención, registran la temperatura de las personas. Si aparece fiebre, se prohibe el ingreso.

Un estudio publicado la semana pasada por investigadores de la Universidad de Duke, mostró que estos aparatos no son útiles para detectar y reducir la transmisión del Sars-CoV-2 en el trabajo. Con datos de 14 empresas se realizaron más de 15 millones de proyecciones y se detectaron menos de 700 episodios de fiebre. Entre ellos, se confirmaron 53 casos positivos de Covid, pero ocurrieron casi 2.000 casos de trabajadores positivos que sí estaban en sus puestos de trabajo y que no se habían detectado.

Suplementación con vitaminas C, D, Zinc

En septiembre del año pasado, se conoció una investigación que mostraba una directa correlación entre la deficiencia de vitamina D y un mayor riesgo de padecer Covid-19. En octubre, otro estudio encontró la misma relación, y concluyó que más del 80% de las personas con Covid-19 no tenían niveles adecuados de la llamada “vitamina del sol” en la sangre.

En este nuevo estudio, publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, los investigadores analizaron a 216 pacientes con Covid-19 en un hospital de España. De todos estos pacientes, el 82,2% tenía deficiencias de vitamina D.

Algo similar ocurre con el zinc. Una investigación española, mostró que pacientes enfermos de covid tenían niveles más bajos de zinc y como parte del tratamiento, se indicaba en algunos casos la suplmentación para acelerar su recuperación.

Como tratamiento, otros investigaciones in vitro han mostrado relación, pero como prevención, hay menos información que respalde la recomendación de suplementación.

FOTO:MARIO DAVILA/AGENCIAUNO

Desinfección de espacios abiertos

No había pasado mucho tiempo desde que se inició la pandemia, cuando hace justo un año, la OMS advertía que rociar las calles con desinfectantes no sólo tiene nulos resultados para combatir el coronavirus, sino que hasta podría ser peligroso para la salud. “No se recomienda el rociado o la fumigación de espacios exteriores, como calles o mercados, para matar al virus causante de Covid-19 u otros patógenos, pues la acción del desinfectante se ve anulada por la suciedad”, declaró en el documento.

El doctor Carlos Pérez, infectólogo Clínica Universidad de los Andes y decano Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián dijo esta semana que “no hay ninguna demostración que la sanitización de calles ayude a dismibuir los contagios con el virus” y agrega que la “transmisión es de persona a persona” cuando quien está contagiado habla, tose, estornuda, canta, grita y esas gotas llegan a otra personas susceptible.

Movilidad en un solo sentido

Flechas en el piso que indican el sentido de los peatones en las calles, centros comerciales y ferias de frutas y verduras. ¿De qué sirven si el virus se transmite por el aire?

A juicio del doctor Pérez, la delimitación de las vías de las personas puede ser útil para marcar la distancia entre las personas, sobre todo cuando hay fila, para que la distancia sea mayor a un metro, pero no para delimitar los lugares que están desinfectados, porque no tiene utilidad.

Para Muena, más que el sentido en el que se debe caminar, cree que son útiles para mantener la distancia, sobre todo cuando se trata de zonas de ingreso y salida. “Si entra y sale mucha gente, en algún momento ese espacio físico disminuye. De todas maneras, esos espacios deben estar bien ventilados para evitar que se acumulen aerosoles”.

2. Cinco mil niños chilenos entre 3 y 17 años comenzarán a ser vacunados contra el Covid en julio

Toda la información científica que se conoce hasta hoy muestra que frente a la pandemia de Covid-19 los niños se enferman menos y que cuando se contagian con el virus Sars-CoV-2, suelen hacer cuadros más leves que los adultos. Sin embargo, cuando reaccionan con altos niveles de inflamación al contagio con el virus aumenta la posibilidad de sufrir Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico más conocido como PIMS, por sus siglas en inglés.

Considerando además, que los niños pueden contagiar a otras personas vulnerables, aumenta la necesidad de vacunarlos contra Covid-19 y por lo mismo, varios laboratorios ya iniciaron estudios clínicos para probar en ellos las vacunas que ya existen y que fueron aprobadas para su uso excepcional o de emergencia.

Esta semana supimos que investigadores chilenos preparan el primero estudio clínico de vacunas contra Covid en población pediátrica.

La farmacéutica china Sinovac Biotech, anunció la semana pasada que los ensayos de fase inicial e intermedia con más de 550 menores mostró que la vacuna provocaría una respuesta inmune y solo dos niños presentaron fiebre alta como respuesta a la inoculación. En Estados Unidos tiene previsto autorizar en los próximos días, el uso de la vacuna Pfizer/BioNTech para menores de 12 o más años. Canadá fue un paso más allá y se convirtió en el primer país del mundo en aprobar una vacuna para niños, mientras que la vacuna de Moderna estudia su formulación en 3.000 adolescentes de 12 a 17 años y tambien en menores de 6 meses a 11 años. Janssen (Johnson&Johnson) también está realizando pruebas en adolescentes.

Chile está muy cerca de iniciar estos estudios similares. El rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez, adelantó esta semana que en julio de este año pretenden iniciar el estudio clínico más grande realizado en la población pediátrica. Cinco mil menores chilenos, entre los 3 y los 17 años participarán de un ensayo con la vacuna del laboratorio chino Sinovac, que al igual que el estudio clínico de la vacuna Coronavac en 2.300 adultos, será dirigido por los investigadores de esta casa de estudios en colaboración con otros ocho centros a lo largo del país.

Según el rector de la UC, por ahora están en busca de los fondos públicos y privados para que, tras todas las evaluaciones científicas y técnicas de las autoridades, puedan “ojalá empezar este protocolo en julio o agosto” y así “tener respuestas y resultados importantes hacia fin de año (octubre-noviembre), que nos permita evaluar la posibilidad de vacunar a esta población”.

¿Cuánto se necesita? “El costo de realizar el estudio en niños se estima en cerca de 12 millones de dólares, debido a que son 5 mil voluntarios de distintas edades y rangos etarios lo que tiene un costo mayor. Es aproximandamente el doble de lo que costó el estudio en adultos”, indicó el rector de la UC a Qué Pasa.

A juicio de Sánchez, sería muy importante vacunar a los niños antes del inicio del año escolar 2022. La protección a este grupo es fundamental para lograr un control más global de la pandemia, señala.

Para reunir estos fondos están contactando al sector privado. Específicamente, el protocolo se le ha presentado a la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) quienes están evaluando y analizando la posibilidad de colaborar, como lo hicieron en el ensayo clínico de adultos, adelantó

Los otros aportes, tendrán de provenir desde el Estado. La semana pasada, durante un conversatorio organizado por la Facultad de Comunicaciones UC sobre vacunas e inmunología, el ministro de Salud, Enrique Paris, señaló que como Ministerio apoyarán el estudio que quiera hacer la UC u otra universidad para el estudio de la vacuna contra Covid en niños.

Por ahora, el equipo de investigadores de la UC, dirigidos por el académico de la Universidad Católica, director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, Alexis Kalergis, trabajan en el protocolo de lo que será este estudio clínico.

Susan Bueno, académica de la UC, investigadora del IMII y directora científica del ensayo clínico de Sinovac en adultos, explica la factibilidad de este estudio en población pediátrica se está evaluando “en base a una cuidadosa revisión de los datos obtenidos en los estudio de fase 1 y 2 actualmente en desarrollo en China”. “El diseño y preparación de un protocolo de este tipo puede tomar entre 3-4 semanas para establecer un diseño definitivo. Por lo tanto, nuestro equipo científico y clínico se encuentra trabajando en la organización de este protocolo”, indica.

Hasta ahora, los datos que se han obtenido en China en los estudios fase 1 y 2 sugieren que la vacuna es segura e inmunogénica en niños y niñas entre 3 y 17 años de edad. “Estos datos son muy alentadores y reafirman la importancia de hacer estudios de fase 3 en población pediátrica, en lo cual podemos avanzar en nuestro país gracias a las capacidades científicas y clínicas que hemos construido”, dice Bueno.

¿Por qué vacunar a los niños?

Robert Jacobson, experto en enfermedades infecciosas pediátricas y vacunas de la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota), señala que la inmunidad de los niños aCovid-19 es fundamental para superar esta pandemia. “Aquí en los Estados Unidos, representan el 22% de las nuevas infecciones diarias. Si bien es menos probable que enfermen con ella, ciertamente pueden transmitirla a otros no tan afortunados. Como suelen ser asintomáticos, pueden transmitirla sin que nadie lo sepa. Y a veces se ponen muy, muy enfermos. Vemos que el síndrome inflamatorio multiorgánico de los niños (PIMS) se produce incluso en niños que han tenido infecciones leves por Covid. Además, para alcanzar la inmunidad de rebaño para detener la circulación del virus, necesitamos su participación para llegar a los porcentajes que los expertos consideran necesarios”, dice a Qué Pasa.

Según este especilista, una vez que la vacuna se considere segura y eficaz en los menores, todos los niños debieran recibirla.

3. Recuperados pueden tener psicosis aumentando posibilidad de suicidio

El pasado 6 de abril, un masivo estudio que involucró a más de 230.000 sobrevivientes de Covid-19 y publicado en The Lancet Psychiatry, encontró que el 4%, es decir, casi 1.000 pacientes, había desarrollado algún trastorno psicótico.

Y es que neurólogos y psiquiatras de todo el mundo están reportando más casos de pacientes con Covid-19 que desarrollan síntomas psicóticos, incluso entre los que no tenían antecedentes de enfermedades mentales previas a su infección. Aunque es poco común, reconocen que en algunos casos el cuadro puede ser lo suficientemente grave como para requerir hospitalización. Y peor aún, en algunos pacientes incluso se han producido suicidios.

cerebro

Fue lo que le sucedió a Ben Price, un hombre de 45 años, de un suburbio de Illinois al oeste de Chicago, donde vivían con sus dos hijos adolescentes, quien tras sufrir Covid, experimentó estados psicóticos que más tarde lo llevaron a suicidarse, según consigna un artículo de USA Today.

Aunque los datos son escasos, los expertos dicen que esta “Psicosis Covid” puede ser causada por la inflamación del cerebro desencadenada por la respuesta inmune del cuerpo al virus.

A ello se suman otros factores, que también pueden influir, como los efectos secundarios de los esteroides en dosis altas, los niveles bajos de oxígeno o el trauma emocional de estar gravemente enfermo. Algunos pacientes con Covid-19 también sufren de pequeños accidentes cerebrovasculares que podrían conducir a trastornos psiquiátricos.

Sergio Illanes, neurólogo de UCI-Covid de Clínica Alemana, señaló en un artículo en Qué Pasa que hay tres causas por las que un paciente que tenga o haya tenido Covid, puede desarrollar psicosis.

La primera tiene que ver con el virus mismo. “El virus puede comprometer el cerebro directamente, lo afecta y hay estudios que han demostrado que el virus se puede alojar en el cerebro”, explicó Illanes.

En segundo lugar, mencionó que como se trata de una patología pulmonar grave, se puede producir daño cerebral por hipoxia (falta de oxígeno).

Y por último, señaló que existe también el síndrome post-UCI. “Todos los pacientes que han tenido una estadía prolongada en la UCI, con bloqueoneuromuscular, sedados y en ventilación tienen un deterioro cognitivo. Más de siete días en intubación hay un nivel de daño”, advirtió el neurólogo.

Respecto de casos de suicidios en Chile, Illanes señaló que no conoce algún reporte de este tipo. Sin embargo, le parece “plausible y completamente posible” que puedan ocurrir. “En pacientes con hospitilización e intubación prolongada, que hay pasado uno o dos meses internados, el 40% de ellos quedan con una depresión profunda”. Si eso se le suma la posibilidad de psicosis, el especialista no se extraña de que puedan ocurrir suicidios.

Por eso, dijo que lo ideal sería que todos los pacientes sean dados de alta con fármacos antipsicótivos y antidepresivos y que ya en la UCI tengan psicólogo y psiquiatra.

Jonathan Alpert, profesor de psiquiatría, neurociencia y pediatría en el Centro Médico Montefiore y el Colegio de Medicina Albert Einstein en Nueva York, realizó un estudio en noviembre donde relató el caso de un hombre de 49 años y una mujer de 34 años que tenían Covid-19 y no tenían antecedentes de enfermedad mental, pero que también experimentaron episodios psicóticos.

El hombre de 49 años tenía hipertensión, hiperlipidemia y diabetes, pero no tenía antecedentes psiquiátricos personales o familiares y tampoco antecedentes de consumo de sustancias o tabaquismo. Tras recuperarse del coronavirus, fue llevado al servicio de urgencias psiquiátricas con alteraciones mentales y un estado y comportamiento extraño.

FOTO: Reuters

El paciente presentó una semana de insomnio y dos días de comportamiento alterado que incluía confusión, disminución del apetito, grandiosidad y declaraciones extrañas. Tres semanas antes de su admisión al servicio de urgencias, se le diagnosticó Covid-19, que no requirió hospitalización, pero que luego debió ser enviada servicio de urgencias, donde experimentó somnolecia, y aseguró escuchar voces y delirios de grandiosidad.

Durante los siguientes 10 días, el paciente permaneció desorientado, paranoico, creyó que era el diablo y declaró que su familia estaba en peligro. Afirmó tener alucinaciones auditivas, confabuló episodios de violencia en el hogar y experimentó insomnio, episodios de llanto, desesperanza, tristeza, culpa, falta de atención, inquietud, ideas de referencia e ideación suicida pasiva.

Luego de un tratamiento con antipsicóticos, el hombre mejoró gradualmente y se redujeron los medicamentos, hasta finalmente ser dado de alta.

“No puedes imaginar las historias, la devastación y las cosas que la gente está haciendo fuera de su carácter, gente maravillosa próspera sin antecedentes (de salud mental)”, dijo Alpert. “Está sucediendo más de lo que creemos”, advirtió el médico.

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