Está en cuarentena en su casa, ayudando a sus hijos con las clases telemáticas y tratando de llevar adelante su campaña presidencial más allá de los muros de su residencia.

En esta entrevista, el exministro de Desarrollo Social Sebastián Sichel cuenta que les pidió a los partidos de Chile Vamos que le provean los mismos permisos con que las distintas colectividades pueden salir a terreno y así poder apoyar a diversos candidatos que se lo han pedido.

Además, explica por qué estuvo el domingo en La Moneda apoyando el proyecto de retiro anunciado por el gobierno, pese a que, en un comienzo, se había opuesto a esta política de manera tajante.

“Estamos destruyendo las pocas redes de protección social que tenemos, una es el sistema de pensiones”. Esa frase es suya, la dijo hace 10 días en T13. El domingo asistió a La Moneda, cuando el Presidente Piñera anunció un proyecto propio de retiro de fondos previsionales, ¿qué cambió?

Las pensiones van a ser paupérrimas y mi principal requisito para aprobar cualquier retiro tiene que ver con la reposición de esos fondos, y el proyecto de ley del gobierno establece un modelo de restitución que es vital. La propuesta de la oposición condenaba a la pobreza o a la precariedad a miles de chilenos, peor de la que ya tenían con las pensiones. También hay un realismo político de cómo el gobierno tiene que actuar frente a una crisis como la que tenemos. La idea de refugiarse cada uno en sus propias convicciones, sean las que sean, lo único que provoca es polarización e inmovilismo y tenemos que ayudar al gobierno a construir acuerdos y grandes mayorías. Creo que el gobierno hizo un ejercicio de escucharnos a todos e incorporar algo que para nosotros era vital, pero, además, hizo el ejercicio de tratar de ordenar una coalición que ya estaba desmembrada con las votaciones anteriores. No podemos ser parte de quienes le niegan la sal y el agua, sino también colaborar en buscar acuerdos y buscar todos los puentes posibles, aunque la solución no sea la perfecta.

¿Evópoli está negando la sal y el agua? Porque ellos se restaron, no estuvieron el domingo y tampoco han asegurado sus votos a la propuesta del gobierno.

Yo creo que Evópoli, legítimamente, toma una posición política, pero uno tiene que decir “tenemos mínimos comunes que ordenen la mirada que queremos presentarle al país”, porque si a cada cosa vamos a estar mostrando las diferencias, no nos van a creer que somos parte de un proyecto común.

Ignacio Briones planteó en entrevista con La Tercera que “la coalición ha perdido sus convicciones”. ¿Debe ser una prioridad la defensa de las convicciones o allanarse a un acuerdo político para salir de esta crisis?

La defensa de las convicciones es vital en política, tener un proyecto distinto y no bailar al ritmo de lo que impone Pamela Jiles o Daniel Jadue es esencial. Yo creo que el gran error que ha cometido mucha gente en Chile Vamos es que, al final, lo que están haciendo es poniéndole matices a una agenda que lidera la oposición, y lo que han logrado en la práctica es que cada día suban más en las encuestas Pamela Jiles y Daniel Jadue, y despotenciarnos a nosotros mismos por no tener una estrategia distinta y alternativa, por tener miedo a defender principios que son vitales para un mundo reformista -del que yo vengo- o de centro y centroderecha, como son el crecimiento, la creación de empleos, la política de mediano plazo, las transferencias directas del Estado, etc. Ese pilar es vital y creo que ese es el debate que viene hacia adelante, cuando digo República versus populismo es cómo vamos a defender lo que han sido las fórmulas de éxito en Chile. Creo que la política tiene una dimensión de realismo político y lo que tenemos hoy día es una situación crítica; un proyecto de ley aprobado con votos de Chile Vamos, que está en el TC, y lo que tú no puedes hacer cuando quieres liderar el país es decir “yo me quedo en mi convicción y no estoy dispuesto, en la conversación, a ver cómo soy capaz de destrabar este conflicto para poder poner mi agenda sobre la mesa”. Si todos nos quedamos en nuestras propias minorías y convicciones, jamás vamos a ser una coalición mayoritaria. Lo que hay que hacer es estar dispuestos a ceder, a encontrar posiciones comunes en la medida en que tengas un mínimo común programático, que es lo que estoy desafiando a que tengamos como Chile Vamos.

¿Se equivoca Ignacio Briones al poner de relevancia las convicciones por sobre este acuerdo político necesario en estos momentos de crisis?

Es legítima la posición que toman, pero cuidado, la política es acción práctica, la convicción tiene que ver con el principio que está detrás. Si tú haces de la política religión y, por lo tanto, todo para ti es un asunto moral o de convicciones, es no hacer política, no creer en la democracia.

Usted dice que hay algunos que están bailando al ritmo de Pamela Jiles o de Daniel Jadue, ¿no lo hace el gobierno?

No, para nada, por dos cosas bien importantes. Y por eso mis diferencias con las críticas que incluso algunos de Chile Vamos le han hecho al gobierno. El gobierno toma esta decisión una vez que tiene un proyecto aprobado, en que casi la mitad de sus parlamentarios lo aprobaron. Y lo segundo, mantiene los principios que hay que defender: uno, el proyecto no es de iniciativa del Congreso y eso hay que defenderlo en el TC hasta el final; dos, que por cada peso que retires vas a establecer un sistema de reintegro, y tres, que además vas a hacer que paguen impuestos aquellos más altos ingresos.

Los mismos parlamentarios de la coalición hace varias semanas habían anunciado que iban a votar a favor, eso no fue una sorpresa. ¿Cree que se demoró mucho el Presidente Piñera en presentar el requerimiento al Tribunal Constitucional?

Me hubiera gustado que fuese antes. Yo creo que la oposición explícitamente reconoció que el proyecto era inconstitucional. Creo que pudo haber una señal y haber abierto ahí un espacio de negociación. Se tomó la decisión en el minuto que se tomó y este espacio de negociación está ahora. Estamos viviendo un clima de polarización tan terrible y tan trágico para el país, que lo que espero ahora es que, cediendo posiciones, buscando acuerdos, logremos destrabar el nivel de polarización, porque si no la crisis política va a ser cada día más profunda y la desafección colectiva con los proyectos comunes que construyen mayorías va a ser más gigante y vamos a ser puros átomos, cada uno defendiendo lo que cree, pero no construyendo una gran mayoría, que es lo que necesita Chile Vamos para ganar la próxima elección, para hacerle bien a Chile y combatir el populismo.

Si hay un proyecto que ha sido catalogado como populista es este y la diputada Jiles ya está anunciando un cuarto proyecto de retiro. ¿Se puede destrabar el clima de polarización? ¿Se puede cambiar el eje de la discusión con un nuevo proyecto de retiro?

Bueno, ahí hay tres principios básicos para nosotros como Chile Vamos. Primero, la unidad, esa es la primera señal; segundo, apertura a crecer hacia otros mundos independientes de centro, y tercero, la capacidad de mostrar que somos un proyecto común y mostrar que existen diferencias, pero no exacerbar esas diferencias para destruir el proyecto común. Esa es la única forma de enfrentar el populismo: abriendo las puertas a otros. Yo creo que hay un llamado gigante a una oposición moderada, a gente de centro que no es parte de la coalición, que ojalá podamos incorporar. Pero, insisto, la batalla es contra el populismo y, por lo tanto, este no es el eje del Sí y el No ochentero en que andan pegados algunos, sino que es el eje de la República contra el populismo. Entonces, por favor, los que no estén dispuestos a que Pamela Jiles u otro sea presidente de Chile sería bueno que estén dispuestos a construir mayorías en una coalición como la nuestra (...). Hay que dejar de lado la guerra de egos entre los candidatos y la desafección con el gobierno, las críticas permanentes y el proyecto común, que sea distinto.

Planteó la necesidad de hacer gestos al mundo independiente, algo que le ha costado a Chile Vamos, al menos en su caso. Usted pidió varias veces que lo invitaran a las primarias, ahora que se concretó esa invitación, ¿ha cambiado algo?

Si Chile Vamos quiere ser más que un tercio, tiene que estar abierto a que llegue nueva gente. Si no esto sería una locura, vamos a ser siempre un tercio. Y, por lo tanto, mi pelea tenía que ver con algo simbólico súper importante, y era cuán dispuestos estaban los partidos a cambiar el ciclo político para incorporar a nuevos actores y que compitieran. Entonces, lo primero que cambió fue la buena voluntad de los partidos de incorporar independientes. Sigue habiendo dificultades obvias. Primero, los partidos tienen financiamiento público para enfrentar las primarias, más de $ 100 millones los partidos más grandes. Un candidato independiente no tiene financiamiento, en general, tiene que enfrentar esta campaña asimétricamente. Y, segundo, los partidos, por un decreto del Ministerio del Interior, tienen permisos para hacer campaña y salir a zonas en Fase 2 y 3 y yo no tengo permisos para hacer campaña. Por lo tanto, la estoy haciendo desde mi casa y en cuarentena total. Y he hecho una solicitud formal a los partidos para que me incorporen dentro de esos permisos.

¿Y se da una competencia desleal? ¿Ahora que algunas comunas de Santiago entran en Fase 2, va a exigir esos permisos?

Pero pasa algo ahí, yo no puedo salir de Santiago, porque necesito un permiso sanitario para salir que solo tienen los funcionarios de los partidos. Entonces, hay una dificultad adicional y no solo para hacer campaña por mí, sino que para apoyar candidatos... La cantidad de candidatos que me han pedido que los vaya a apoyar, 300 candidatos de Chile Vamos me han pedido videos y muchos me están pidiendo que vaya a ayudarlos. Entonces, si queremos que a Chile Vamos le vaya bien, lo natural es que uno de los cinco candidatos presidenciales pueda ir a apoyar y hoy yo no puedo hacerlo.

¿Y esta complicación de movilidad ha sido lo más complejo de ser independiente? ¿O hay otras adicionales?

No, lo primero es que es injusto que un independiente que quiere ser parte de una coalición no pueda definir participar juntando firmas, juntando apoyos, sin tener permiso. Es bien absurdo. Lo otro es que no hay financiamiento para las primarias, mientras que los partidos tienen financiamiento adicional bien grande. Y, lo tercero, que quizás es lo más difícil de todo esto, es que efectivamente muchas veces en los gestos políticos te hacen sentir como no parte. Hay demasiada partidocracia en Chile Vamos y tiene que pasar de ser una coalición de partidos a una mayoría cultural que identifica a partidos, pero también a gente de organizaciones de la sociedad civil, independientes, y le da valor esa diversidad y no excluye esa diversidad.

Matthei: “Nos saludamos cordialmente”

¿Cómo es su relación con los demás presidenciables de Chile Vamos?

Con la mayoría tengo una relación bien fluida. Con Matthei no había hablado desde las duras críticas que me hizo, pero nos encontramos en La Moneda y nos saludamos cordialmente y tuvimos una buena conversación.

¿Hubo reconciliación?

No sé si reconciliación, pero nos encontramos, nos hablamos, nos vimos, nos saludamos, yo soy de aquellos que más que rencores trata de construir proyectos colectivos. He sido de los pocos que han tratado de hacer críticas políticas y no personales dentro de esta campaña, por lo tanto, va a ser siempre mi actitud de tratar de construir un proyecto colectivo. Si tu definición es que la verdadera elección es la estabilidad democrática versus el populismo, al menos dentro de Chile Vamos deberíamos tener la mayor colaboración posible para ser una coalición mayoritaria y, ojalá, invitar a otros actores republicanos a que se sumen y no andar pegando codazos entre nosotros y criticándonos todo el día.