90's
90's, Hace tres meses se supo que venía Pixies a Chile, y con eso los flash-backs noventeros no han salido de mi cabeza. Camino riéndome sola pensando en esa década: íconos pop, despertar chileno posdictadura, internet, el comienzo del chat, Tarantino, Trainspotting, Cobain, el boom del sushi, el Sarita Colonia, las Background, la Zona, Ximena Tannenbaum, el Canal 2. Demasiado más, son 10 años después de todo.
01. LAS DISCOS
Mi despertar nocturno fue en los 90. La Blondie (con ese inconfundible cartel de neón en plena Alameda) ardía con sus fiestas old wave que tapizaban la ciudad con carteles de rock y pop stars. Adoraba la Blondie, su oscuridad, la pasión de la gente que iba, el creerse el cuento, el bailar cantando toda la letra.
Por otra parte, el despertar electrónico de Chile, desde la mítica fiesta del eclipse en Putre a las noches más sudadas que recuerdo en la Planet de la calle San Diego. Bello. Era de Adrian Schopf, Magic K, Dandy Jack, Ricardo Villalobos. Tiempos de bailar más que pirinola celebrando la vida y la música.
02. PIXIES
Cada vez que pienso en que quedan horas para que Pixies comience a tocar por primera vez en Chile me dan ganas de gritar y de abrazar todos esos recuerdos con ellos moviéndome. Hablamos de una de las bandas más importantes de la historia del rock del último tiempo, precursora del llamado rock alternativo y madre de las bandas indies. Al mismo tiempo la responsable de tenernos bailando con los ojos cerrados varios de sus discos, y completitos. De mis pares no conozco a nadie que no los valore y no esté ansioso por tenerlos al fin en vivo. En macro: los creadores de temones como Where is my Mind, Bone Machine, In Heaven, Hey, Gigantic, Debaser. En lo micro: guitarras y gritos duros que nos mostraron que el ruido tiene composición y llega a hacer temblar.
03. MEXICO AL PLATO
Los nachos, las tortillas para el microondas, el Tabasco, el guacamole. En los 90 no había casa que no celebrara comiendo tex mex, haciendo tacos para las reuniones o reservando en el Café Santa Fe de Estoril para disfrutar de la parte más vendible de la gastronomía mexicana (la de manos de los gringos, que quede claro). Esa época en que las Coronas recién llegaban y la artesanía se imponía. No hubo quién se salvara de los vasos de vidrio grueso con borde azul, celeste, verde. Tampoco de las margaritas con esas copas gigantes del mismo trabajo que llevaban incluso los jarros para servir. Adorable, y más todavía encontrarse con los sobrevivientes perdidos de esas vajillas.
+D TELE NOVENTERA
Creo que ahí desaté mi amor por las series, y no debo ser la única. Cómo olvidar esos momentos pegados a Friends, que aunque asumo es el retrato más perno que hay, me reía como loca. O la locura que desató Los Archivos Secretos X, Mulder y Scully, héroes brillantes de lo inexplicable. Otras dos prácticamente trascendentales para un tevito noventero.
TWIN PEAKS:
De comienzos de los 90, creada por David Lynch y Mark Frost, con eso ya basta para adorarla. Imposible olvidar lo que produjo, el misterio inexplicable de toda la serie, lo engatusadora, atrayente. Comienza cuando llega el agente Cooper del FBI al pueblo de Twin Peaks por el asesinato de Laura Palmer. De ahí la investigación, la personalidad de Cooper, lo retorcido del pueblo y sus personajes. Absolutamente de culto, con libros sobre la historia lanzados durante y después de la serie. Y como si fuera poco, con música buenísima.
SEINFELD:
¡Qué chistosa que es! El triunfo de hacer una serie sobre nada, como ellos mismos lo definieron. Es la vida de Jerry Seinfeld y sus tres amigos: Kramer, George y Elaine: freak total; derrotado/perdedor; inteligente, asertiva, histeriquilla. Guiones cautivantes sobre lo cotidiano, cargados a la ironía, los actos obsesivos, la realidad sin el glamour que antes se veía en el resto de las series. De ahí la identificación de la gente con alguno de los personajes, el sentir que la vida misma es al final una comedia.
KATE MOSS, LA ANTIMODELO
Tiempos de las grandes top models. Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Linda Evangelista y Naomi Campbell eran las supermodelos, marcando un tipo de belleza con curvas, pechugas y poto. Entra Kate Moss, cuerpo de tabla con cara de niña, inocencia ambigua, pureza, y cambia la mirada de la moda. Las marcas queriéndola, ella en todo y preciosa. Los 90 la vieron crecer, la fotografiaron, la persiguieron. Es la única que sigue vigente y marcando tendencia.
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