Luego de exhibir su trabajo en la Sala Gasco, el 2010, José Pedro Godoy se hizo una autocrítica y comenzó una búsqueda.

"Me puse a estudiar, a mirar mucho. Generalmente cuando estoy pintando no tengo tiempo para nada, estoy absolutamente enfocado en eso, entonces luego de esa muestra estuve muchos meses descubriendo, leyendo, viajando y viendo mucha pintura", cuenta sobre cómo comenzó el proceso cuyo resultado es esta muestra.

¿Cómo se ve reflejado eso en las obras?

Estuve muy enfocado en la pintura académica francesa del siglo XIX, toda esa pintura que en su momento era lo mejor y que luego la historia postergó, y al mismo tiempo en la pintura del rococó. Tuve una fijación con las escenas cortesanas que tienen mucha narrativa, lo que me ayudó mucho, porque en un comienzo sentía que estaba trabajando, pero no estaba hablando de ningún tema pues me parece interesante que el arte trate esas materias. También me regalaron un

catálogo donde aparecían Las Alegorías del Amor, del pintor francés rococó Jean Honorè Fragonard, y las pinturas de esta muestra tienen muchas citas o covers de esas obras.

Esta exhibición es un relato de cómo uno toma conciencia del erotismo y el amor en la adolescencia y el retorno a ese estado y periodo de la vida, cuando el amor es una promesa. Esos fueron los puntos de partida para crear las imágenes.

¿Cuál es tu método para trabajar?

Yo pinto por capas: primero dibujo la imagen, luego la pinto en blanco y negro, después le doy color local y sobre esa base, pinto. Utilicé como modelos de los cuadros a actores, modelos y amigos que correspondieran a los tipos físicos que quería representar. Ellos posan, les saco fotos, a veces hago fotomontajes y luego pinto.

Cuéntame sobre el recorrido del montaje.

La exposición se llama El Progreso del Amor, y para mí eso determina

un relato. Al comienzo hay una gran pintura en blanco y negro, que es una bienvenida a un lugar lujurioso, salvaje e indómito. Después están las escenas de cortejo, donde la acción está suspendida: algo pasó o va a pasar. Y luego hay cuadros con más color y más descripción: un erotismo que más bien seduce al ojo. Ahí hay una serie que se llama Las Cuatro Alegorías del Amor, que describen las sensaciones del amor más típicas, como las mariposas en el estómago, siento que floto, un corazón flechado.

¿Los distintos formatos de las obras son una forma de estructurar este gran relato?

Sí, hay cuadros muy grandes que son como un escenario que se te impone. Hay otros que están a la misma escala de uno, que son los que te incluyen, y también los de formato pequeño, que te obligan a acercarte y establecer una lectura más íntima con ellos.

Para José Pedro esta exhibición "de alguna manera demuestra mi gozo con la pintura. También siento que estoy iniciando algo, y tengo ganas de seguir desarrollando estos temas. Creo que también es una exposición muy consciente del oficio y de la historia de la pintura y la representación. A mí me gusta mucho la pintura, la encuentro emocionante, efectiva como medio de expresión y conocimiento, es muy potente, muy densa".

Ahora comenzará a trabajar en el catálogo que se lanzará en septiembre, donde piensa incluir obras anteriores y que tendrá siete textos de autores distintos que incluyen curadores, escritores, galeristas y una artista.

Sobre quienes han influido en su trabajo, cuenta que su abuelo era pintor, así es que desde pequeño estuvo cerca de los pinceles acompañándolo en la playa. “También mi gran profesora, que no solo me enseñó a mirar y pintar sino que me ha apoyado en todo, Alejandra Wolff”.