Restricción de libertad de tránsito a menores: debemos potenciar otras medidas comunitarias de mayor eficacia

A raíz de la iniciativa y la posterior consulta ciudadana en ocho comunas de Chile -con el fin de restringir la libertad de circulación de los menores de 16 años-, quisiera expresar que está demostrado que una alianza robusta entre la escuela, familias y comunidades locales es la estrategia más poderosa para la prevención de situaciones de riesgo de niños y adolescentes.

La opción de limitar el tránsito nocturno de los menores de edad no tiene mayor eficacia que el fomento de familias comprometidas con el proceso educativo de sus hijos, donde se le transmite tempranamente a los niños que el hábito de un buen dormir es vital para su proceso de aprendizaje. 

Las escuelas eficaces atraen y motivan la asistencia diaria y puntual de sus estudiantes, logrando que el colegio sea una prioridad en sus vidas. Forman a niños y adolescentes responsables y ciudadanos, comprometidos con el propio desarrollo y el bienestar de la sociedad. En esta misión, las escuelas involucran activamente a las familias con la educación de sus hijos.

Una comunidad local participativa y organizada implementa acciones educativas, culturales y recreativas diurnas para contribuir al bienestar de los niños y jóvenes, promoviendo su proceso de formación ciudadana, y con esto, evitando situaciones de riesgo para ellos.

Por lo mismo, sería mucho más productivo concentrar las políticas municipales en metas de esta naturaleza, para así prevenir la aparición de un conjunto de problemas sociales y favorecer el bienestar de la infancia y juventud. 

Hay un peligro adicional en el actuar solo desde la restricción. Cuando no es acompañada por otro tipo de medidas como la promoción de alianzas entre escuela, familias y comunidades, la restricción de circulación nocturna en las calles podría acentuar la pérdida de autoridad de las familias y de sus habilidades parentales, legitimar las acciones de las instituciones encargadas del control y castigo por sobre la de las educativas y desvalorizar el rol protector hacia la infancia y juventud del barrio y las comunidades locales.