Por Nelly YáñezEl milimétrico diseño de Kast para la segunda vuelta
Hace cuatro semanas, en el equipo del republicano llegaron a la conclusión que pasarían al balotaje. Desde ese momento se activó un plan para no perder ni un segundo en los 21 días que restan de campaña. La misma noche de su triunfo, Kast dio un paso clave: le pidió disculpas a Matthei por los negativos momentos que hubo en distintos pasajes de la compleja carrera electoral.

“Evelyn, ¿podemos conversar a solas?”.
La noche del domingo 16 -en las afueras de la casona de Presidente Errázuriz-, el ruido era ensordecedor. Los partidarios de José Antonio Kast celebraban el paso del republicano a la segunda vuelta, en su tercera incursión a La Moneda, mientras se terminaba de montar el escenario en la calle.
El reloj marcaba las 20.15 cuando Evelyn Matthei, abanderada de Chile Vamos, Demócratas y Amarillos, llegó hasta esa sede por la puerta de atrás, que conecta con las dependencias de Ideas Republicanas, en calle Rapallo. De pantalón negro, polera blanca y blazer fucsia, la exalcaldesa ingresó -aún golpeada por los magros resultados-, junto a la plana mayor de su comando, encabezada por el senador UDI Juan Antonio Coloma y el empresario Juan Sutil, evitando así a la prensa que se apostaba en la carpa dispuesta en el patio delantero del partido.
Con rostro serio, Matthei se dirigió a felicitar a quien fuera uno de sus principales contendores en esta presidencial.

La competencia en las derechas había sido dura. Y había culminado esa noche con Kast electo para el balotaje, con un 23,9% de los votos y con la exalcaldesa relegada a un sorpresivo quinto lugar (12,5%), detrás del PDG Franco Parisi (19,7%) y del libertario Johannes Kaiser (13,9%).
En republicanos relatan que hasta el último minuto algunos tenían la incertidumbre sobre si Matthei llegaría o no al comando. En las últimas conversaciones que habían tenido con dirigentes de Chile Vamos habían transmitido que no buscaban forzarla a ningún gesto, pero que esperaban una señal que despejara su apoyo a Kast rápidamente. Así, muchos pensaban que lo más probable era que optara por un saludo por celular e incluso por WhatsApp, ante la resistencia que había mantenido durante la campaña para explicitar su respaldo. Lo máximo que había llegado a decir era que no iba a votar por una militante comunista.
No se niega que hubo respiros de alivio cuando la exedil anunció públicamente que iba a ir al comando de Kast, para “felicitarlo como corresponde”. Una decisión que en el círculo de Matthei aseguran que nunca estuvo en duda, por el arraigado sentido que tiene de la responsabilidad política. Y que fue incluso ella -en el segundo piso de Enrique Foster, donde en cuatro pantallas monitoreaban los pormenores de la elección-, quien le comunicó a los ocho integrantes del equipo que la acompañaba en ese minuto: “Voy a ir al comando, el que quiera acompañarme que lo haga”.
Era un paso gravitante para los republicanos. Pues, con ello, la exalcaldesa, exparlamentaria y exministra no solo facilitaba el tránsito con Chile Vamos, sino que también enviaba una señal clave de unidad a las derechas frente a los desafíos que se avecinan.
Kast la recibió con un abrazo -al igual que al libertario Johannes Kaiser- y le agradeció especialmente a la exedil, quien había sido una de las primeras en apoyarlo en la presidencial de 2021, su gesto democrático.
No solo eso. El republicano sorprendió a Matthei cuando le solicitó hablar a solas, en una sala contigua.
La conversación fue breve. Se extendió por entre 4 y 6 minutos, pero fue un espacio crucial. Pues en esa cita, relatan quienes supieron de su contenido, Kast le pidió disculpas, por los negativos momentos que hubo en distintos pasajes de la campaña. No especificó ninguno -y Matthei tampoco lo hizo-. Pero fue de público conocimiento que el más duro para la exedil fue el capítulo de los bots de supuestos adherentes republicanos que la mostraban en videos alterados, padeciendo un presunto alzhéimer.
La exalcaldesa no esperaba que Kast se disculpara; menos en ese momento, por lo que valoró aún más el gesto. Ello no impidió que le respondiera -con franqueza, pero sin recriminaciones- que ella; su marido, el economista Jorge Desormeaux y su familia, lo habían pasado muy mal en esta campaña, por situaciones que nunca imaginó.
En esos escasos minutos, la exedil -curtida en contiendas electorales- sabía que se estaba cerrando un capítulo. Y con esa visión -comentan en Chile Vamos- sostuvo que había que dar vuelta la página y poner foco en la unidad, por lo que colocó su programa y sus equipos a disposición.
Algunos relatan que fue un encuentro de “mucha humanidad”; otros, más parcos, afirman que “tuvo la emocionalidad de dos alemanes”.
El engranaje
Un mes antes de la primera vuelta para el comando de Presidente Errázuriz el escenario estaba zanjado; que a menos que pasara un “Atocha”, Jeannette Jara, candidata del oficialismo, y Kast eran los abanderados que pasarían al balotaje.

Kast, entonces, decidió mover los engranajes. Junto a su círculo más directo -entre los que figuran el presidente del partido, Arturo Squella, y el asesor estratégico Cristián Valenzuela-, tomó la determinación de sacar al ingeniero industrial, Martín Arrau, de la comisión de Infraestructura de su equipo programático, para que se hiciera cargo de la planificación de la segunda vuelta.
“Teníamos que estar preparados. Y si nos iba mal, bueno, lo que habíamos hecho lo traspasaríamos al ganador de nuestro sector”, dice una fuente.
La evaluación era que no podían perder tiempo; que se trataba de una campaña extremadamente corta -de apenas cuatro semanas- y con una limitada capacidad comunicacional por la Teletón (el 28 y 29 de noviembre) y la inminencia de la Navidad.
Uno de los principales puntos que despejó el equipo de Arrau -quien trabaja junto a Carlos Soublette y a la concejala Catalina Ugarte- fue el slogan, bajo el concepto de unidad, que debutó la misma noche del 16: “Uno para todos, todos por el cambio”, que reemplazó a “La fuerza del cambio” de la primera vuelta y que fue ideado por el encargado creativo y de la franja, Felipe “Yeti” Costabal.
El encargo que se le dio a Arrau se planteó sobre la base de tres ejes: estrechar los márgenes de la primera vuelta con Jara (con quien al final quedó a solo tres puntos); establecer los puentes con Chile Vamos y con los libertarios -hasta ese entonces de carácter informal- para garantizar apoyos esa misma noche si resultaban vencedores; y diseñar una carta Gantt, con días, horas, pautas, minutas, propuestas programáticas y reuniones. Más el despliegue territorial de la segunda vuelta.
En su oficina en Santiago, en el comando, y en Chillán, en la región del Ñuble, Arrau tiene colgada la carta Gantt con la cual ya tiene planificadas las acciones que se realizarán hasta el 14 de diciembre.
A esa estructura obedece que el mismo lunes 17, a horas de la elección, Kast haya llegado a La Araucanía a un encuentro con víctimas de la violencia, pequeños empresarios y actores políticos de la oposición, y que en los días siguientes tuviera actividades en Los Ríos, Arica y la Quinta Región. Los pasajes habían sido comprados la semana anterior.
El staff trabaja sobre la base de dos agendas, una A y una B, para no perder tiempo en caso que una de ellas no se pueda llevar a cabo.
“Hay una planificación hasta el último día. Todo está agendado, planificado. Ninguna petición fuera del diseño es aceptada. Todo pasa por el conducto regular. Y lo que no está en agenda, no se hace”, comenta una fuente.
El trabajo se coordina en una reunión a las 8 de la mañana, de lunes a domingo, a la que tienen que conectarse todos, estén dónde estén, y en la que Arrau evalúa el trabajo del día anterior y lo que viene. Incluso la misma noche del 16, se quedaron -con Cristián Valenzuela- hasta las 3 de la mañana, haciendo ajustes.
Con los nuevos encargados territoriales de Chile Vamos, Eduardo Cretton (UDI) y diputado electo por La Araucanía, y Luis Pardo (RN) diputado electo por Valparaíso, más el diputado electo en Providencia, Hans Marowski, por los libertarios, tienen -desde esta semana- reuniones día por medio. Mientras que, en paralelo, ya hay un equipo ocupado de los cierres de campaña que habrá a mediados de diciembre.
No solo eso. También se intensificó el levantamiento legislativo, que incluye el análisis de las leyes vigentes, los reglamentos de ley y los proyectos que están en trámite en el Congreso sobre los que deben tomar una decisión de si quieren seguir impulsándolos o no. Esto, junto a una revisión de los cargos en el sector público, incluidos los ADP.
El énfasis de esta segunda ronda va a estar puesto en un Kast en terreno, cercano.

“Para que yo gane, ustedes tienen que dejar los pies en la calle”, llamó el miércoles -en esa línea- a los alcaldes y gobernadores de Chile Vamos y republicanos.
La puesta en escena tiene riesgos. De hecho el viernes vivió un tenso momento en el Mercado Franklin, junto al alcalde Mario Desbordes, con comerciantes que le gritaban: “Que se vaya”, además de una serie de improperios.
La reservada agenda de contactos
Con discreción los republicanos también activaron -tres semanas antes de la primera vuelta- los contactos informales con Chile Vamos, para tomar la temperatura de lo que iban a hacer. No podían arriesgarse.
La vía política la asumió Squella -quien se va a convertir en una suerte de ministro Segpres en el Senado, tras su triunfo en Valparaíso-, y Jorge Quiroz la económica, quien en coordinación con Tomás Bunster, Mario Farren y Rodrigo Álvarez, lleva meses manteniendo diálogos con algunas figuras que estaban en el comando de Matthei. Clave en esos vínculos ha sido Bernardo Fontaine -encargado de las medidas para los primeros tres meses de gobierno, a través de Desafío 90, que hacen el click con la ciudadanía.
Una fuente confidencia que por esos diálogos tenían la certeza, que los presidentes de RN y de la UDI estarían sí o sí con Kast si salía electo la noche del 16. Y que aunque había cierta duda con Evópoli, confiaban que al igual que en 2021 se iba a sumar al balotaje, aunque en esa oportunidad desde esa tienda fueron tajantes en anunciar que no se integrarían al gobierno.
“No es que los dirigentes de Chile Vamos nos dijeran que iban a estar con nosotros, pero daban a entender, pública y privadamente, que iban a apoyar a quien resultara ganador en la derecha. Las conversaciones fueron muy cuidadosas, porque fueron muy leales con Matthei. Todo se dejó para después del 16”, dice una fuente republicana.

La integración fue rápida y sin condiciones.
Así, la primera reunión entre Squella y los presidentes de los partidos de Chile Vamos -Rodrigo Galilea (RN), Guillermo Ramírez (UDI) y Juan Manuel Santa Cruz (Evópoli)- se concretó el martes en un café de Las Condes. Mientras Quiroz hizo lo propio con exintegrantes del equipo económico de Matthei -en Chile Vamos echaron de menos algunos nombres, entre ellos, el del exministro de Hacienda, Ignacio Briones (Evópoli)-, y la directora ejecutiva de Ideas Republicanas, Carmen Soza, se reunió en dos oportunidades con el historiador y coordinador programático de Matthei, Juan Luis Ossa.
Por ahora no está en los planes nombrar un comando con figuras con “olor a ministros”. No solo porque esa discusión se va a realizar después del 14 de diciembre, sino porque no están dispuestos a contaminar la campaña con ese tema. Ni menos herir sensibilidades en las derechas.

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