Shadow banking: el crédito entregado por entidades financieras no bancarias sigue ganando terreno
Los bancos llevan años registrando una contracción de su cartera crediticia. En paralelo, han venido creciendo los fondos de inversión de deuda privada, vehículos que están entrando con fuerza a financiar segmentos donde los bancos no están, o se han ido retirando.
Mientras la banca lleva años viendo una contracción del crédito, el mercado de la deuda privada sigue creciendo. Desde el factoring a la deuda habitacional, los fondos de inversión enfocados en los segmentos que los bancos han ido dejando de lado ganan terreno y, hacia adelante, el financiamiento mediante estos vehículos promete seguir creciendo.
El llamado shadow banking, o banca en las sombras, que hace referencia a entidades no bancarias que dan préstamos, avanza a medida que el costo del crédito para los bancos aumenta. Con este telón de fondo, la apuesta de las administradoras de fondos en los últimos años han sido los activos alternativos, y en ese mundo la deuda privada sigue tomando fuerza. Las AGF que no han entrado, lo están haciendo y han contratado equipos, previendo que hacia adelante la banca seguirá dejando espacios.
A nivel global, el informe EY “Regulatory focus on non-bank finance” (mayo 2025), señaló que las entidades financieras no bancarias han experimentado un crecimiento acelerado en los últimos años, ampliando significativamente la oferta de crédito y servicios financieros fuera del sistema bancario tradicional, pero esta expansión “plantea riesgos relevantes para la estabilidad financiera, debido a altos niveles de apalancamiento, descalces de liquidez, escasa transparencia en las interconexiones con la banca tradicional y vacíos regulatorios en la protección al consumidor”.
Se estima que las instituciones financieras no bancarias (IFNB) a nivel global “crecieron un 8,5% en 2023, superando el crecimiento del sector bancario (3,3%), y elevando el total de activos financieros globales en manos de las IFNB al 49,1%”, dice el reporte.
En Chile, las colocaciones bancarias en abril llegaron a US$ 253 mil millones, de los cuales la cartera comercial representa el 51% (US$ 129 mil millones); crédito de consumo explica el 13% (US$ 32 mil millones), mientras que la cartera de créditos para la vivienda el 36% (US$ 92 mil millones).
Sin embargo, y a pesar de la recuperación de la economía, los bancos llevan años reportando una contracción de su cartera crediticia. Para abril de este 2025, informaron de una caída real de 1,8% año contra año. En su comentario mensual sobre la actividad del sector, la Asociación de Bancos comentó que “la dinámica del crédito local, tal como se ha enfatizado de manera reiterada, no muestra señales de recuperación, manteniendo una trayectoria decreciente por la mayor parte de los últimos cinco años. Así, las colocaciones siguen exhibiendo el peor desempeño de las cuatro grandes crisis recientes”.
Si bien las carteras de hipotecario y consumo muestran leves recuperaciones, la cartera comercial no muestra señales de mejoría. Según la Abif, los préstamos para empresas cayeron 4,2%, acumulando ya 34 meses consecutivos de variaciones anuales negativas. “Comparado con su máximo nivel, alcanzado a mediados de 2020, el saldo actual muestra una caída acumulada de 18%, equivalente a US$ 28,2 mil millones”, señaló el gremio bancario.
Mientras la banca se contrae, las entidad financieras no bancarias muestran alzas. Para abril, según datos de la CMF, las colocaciones bancarias se contrajeron 1,43% en términos reales, mientras las cooperativas bajo su supervisión crecieron 6,43%. En consumo, los bancos cayeron 0,31%, pero las cooperativas avanzaron 4,63%. En tanto, según un reporte de Humphreys, en 2024 las colocaciones de las empresas de factoring agrupadas en la asociación gremial de Empresas de Servicios Financieros (EFA), crecieron 15%. Los bancos vieron un alza de 0,78%.
Pero además de una menor demanda por parte de las empresas, en el sector financiero también apuntan a un encarecimiento del crédito producto de los requerimientos establecidos a raíz de la implementación de Basilea III.
Fondos de deuda privada
En ese sentido, no pocos en el sector están mirando el crecimiento que han mostrado los fondos de inversión de deuda privada, vehículos que están entrando con fuerza a financiar segmentos donde los bancos no están, o se han ido retirando. Según datos de Acafi, al cierre de 2024, los activos administrados por los fondos de deuda privada crecieron un 6,7% con respecto a 2023, llegando a administrar $ 6.332 mil millones en 212 fondos de inversión.
Los fondos de inversión directa crecieron un 5,3% llegando a $ 4.567 mil millones, y los fondos feeder avanzaron un 10,3% llegando a los $ 1.765 mil millones en activos administrados. Los fondos de facturas y deuda a corto plazo crecieron un 13,8% en el año, en moneda local, reflejando también un sector que ha crecido en los últimos años.
Sin embargo, desde una administradora de fondos con gran presencia en activos alternativos, como la deuda, precisan que si bien pretenden seguir expandiéndose, no será en cualquier dirección, sino hacia sectores donde los bancos se han retirado.
“Basilea III y los cambios regulatorios hacen referencia a tener una industria financiera que evite riesgos sistémicos. Pero el resto de la industria también ha tenido alza de costos producto de mayores regulaciones. Lo que está pasando con los fondos de deuda es una ampliación del mercado, donde se generan oportunidades más de nicho, al igual que en los mercados desarrollados”, sostiene una fuente.
Jorge Cayazzo, socio Líder de Asuntos Regulatorios y Riesgo Financiero en Deloitte, señala que “los costos regulatorios ciertamente han ido al alza para la industria bancaria, pero ello está siendo un fenómeno transversal para la mayoría de los actores formales que componen el mercado del crédito”.
A nivel mundial, explica, “el shadow banking bordea el 50% del crédito. En Chile no hay cifras oficiales, pero se estima que están muy por debajo de las cifras globales. Este es un fenómeno que afecta principalmente a los créditos de consumo, en donde las limitaciones impuestas por la Tasa Máxima Convencional al sector formal del crédito constituyen un incentivo para aparición de prestamistas informales”.
Deuda habitacional
Un mercado donde están creciendo los fondos de deuda es el sector inmobiliario. Los vehículos de deuda inmobiliaria crecieron en 2024 un 10,8% año contra año, a lo que se suman los fondos de deuda habitacional, vehículos enfocados en la compra de mutuos hipotecarios y letras de crédito emitidas por bancos e instituciones financieras, principalmente aquellos que están respaldados por subsidios habitacionales, que han mostrado una fuerte expansión en la última década.
Estos fondos cerraron 2024 en US$1.313 millones, por debajo de los US$1.467 millones de 2023. Pero el stock del año pasado implica un alza de 1.148% respecto de los US$105 millones de hace 10 años.
Y la apuesta de varias gestoras es seguir creciendo en el sector. Desde otra AGF señalan que los fondos de deuda habitacional “son muy pequeños relativos al tamaño del mercado, lo cual no quiere decir que no sean relevantes, sino por el contrario, a pesar de su tamaño, la regulación igualmente está encima”.
En la industria, explican que el cambio normativo del año pasado, donde la Superintendencia de Pensiones permitió la inversión en títulos representativos de mutuos hipotecarios endosables residenciales y no residenciales, instrumentos emitidos por un agente administrador de mutuos hipotecarios, entre los que se cuentan compañías de seguros y cajas de compensación.
En la práctica, señalan, la modificación permite a las gestoras de fondos previsionales usar margen de renta fija para los fondos de mutuos hipotecarios, sacando dichos activos del margen de activos alternativos en el caso de créditos hipotecarios con subsidio y para los créditos hipotecarios sin subsidio.
Sin embargo, desde una AGF, señalan que el cambio normativo “pareciera muy potente y que tendría el potencial de generar un cambio estructural en la industria de mutuos hipotecarios, pero esta consideración tiene un límite de hasta 1% de los activos de las AFP, es decir, al nivel actual, cerca de US$2 mil millones. Los bancos tienen cerca de US$100 mil millones en mutuos hipotecarios”.
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