Brecha género en ciencia: informe dice que pocas mujeres estudian carreras científicas, tienen baja participación en investigación y sueldos inferiores a hombres

Las tituladas de pregrado en STEM son solo el 7%, además representan el 35% del personal investigador y sus sueldos son hasta un 23% inferiores al de hombres. Así lo revela la segunda versión del estudio Radiografía de Género, parte de las iniciativas que impulsa el Ministerio de Ciencia para reducir esas brechas en el país.


La pandemia fue mundial. Sus efectos múltiples. Pero no se expresaron igual para todos. En el caso del mundo de la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), afectó desproporcionadamente a las mujeres.

Las colaboraciones se interrumpieron. La progresión profesional se detuvo. Y ellas debieron enfrentar los desafíos asociados del trabajo remoto en conflicto con las responsabilidades de cuidado.

La evidencia muestra que las consecuencias serán a largo plazo. Desde la producción de material científico y tecnológico, al acceso al financiamiento para la investigación, entre otros, retratan cómo se profundizan las brechas de género postpandemia.

Para mejorar esta situación, se requieren cifras. Para entender la magnitud del problema y abordarlo. Tarea que el Ministerio de Ciencia desarrolla, y que ahora profundiza con la II Radiografía de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, dada a conocer por la Subsecretaría de CTCI, y que realiza la Unidad de Estudios y Estadísticas de la cartera.

“Reconocer la dimensión del cuidado en el quehacer de la investigación es uno de los desafíos que se ha planteado esta Subsecretaría. No sólo en el caso de las mujeres que naturalmente -en su rol histórico-, se han visto afectadas por la recarga de trabajo de cuidados, sino también en otras personas que debieron asumir labores de cuidado durante la pandemia”, señala la subsecretaria de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Carolina Gainza, sobre el impacto de la crisis sanitaria, que aumentó a 136 años el tiempo que se proyecta tardará en cerrarse la brecha de género.

Carolina Gainza, subsecretaria Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI). Foto: MinCien

El documento, alineado a la Política Nacional de Igualdad de Género en CTCI del Minciencia, es un insumo para nuevas políticas públicas que contrarresten los datos expuestos. Para ello, añade Gainza, pronto darán a conocer una radiografía sobre la realidad regional.

Es muy importante, agrega, levantar información desde y con quienes se han visto afectadas en este ámbito: investigadoras con carga de cuidados, comunidad científica, académicas, estudiantes de postgrado, entre otras, “para conocer la magnitud del impacto en nuestro país”.

Por ello, recientemente se abrió una línea para investigación en temas de género en el Concurso Anillos de Investigación en Áreas Temáticas Específicas 2022, que permitirá aumentar la investigación y contar con mayor evidencia a la hora de tomar decisiones de política pública, como por ejemplo en los impactos de la pandemia.

Baja representación y bajos sueldos

El informe revela una imagen detallada de las brechas de género del sistema CTCI en Chile. De acuerdo al documento, en el año 2019, solo el 7% de las mujeres que se titularon de pregrado lo hicieron en áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM). El porcentaje más bajo de los miembros de la OCDE. En Estados Unidos, llega al 12%, en Francia al 15% y en Alemania al 19%.

“Es clave atender las diversas dimensiones de la desigualdad que se entrecruzan y se ven potenciadas con la desigualdad de género, como por ejemplo las diferencias territoriales, que provocan situaciones de aún mayor desigualdad y discriminación para diversos grupos de mujeres”, indica Gainza.

Al observar la matrícula por nivel educacional en áreas STEM, también existen brechas. A nivel de pregrados, por ejemplo, solo un 22% de la matrícula es femenina. En magíster es solo un 29% y en doctorado un 37%.

Además, el porcentaje de mujeres entre el total de personas que investigan en el área es de solo un 35%. Indicador que muestra una leve mejora respecto a la última medición (34%).

Situación similar se aprecia en la producción de artículos académicos: solo un 37% de quienes publicaron en revistas científicas indexadas entre el 2008 y la actualidad son mujeres.

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Las diferencias de género se constatan a su vez en los salarios promedio que reciben las personas con doctorado que trabajan en universidades. Los hombres ganan un 17% más que las mujeres cuando tienen entre 25 a 39 años, cifra que aumenta a un 23% para las personas entre 55 y 70 años.

Un problema multidimensional y presente en diversos sectores. Estudios han demostrado, apunta Gainza que a la hora de analizar sus causas, estas obedecerían a “factores no explicados”. “La teoría de género ha interpretado que estos factores están asociados a la discriminación y en la creencia de que el trabajo de las mujeres no tiene el mismo valor que el de los hombres. Naturalmente, el ámbito de las ciencias, humanidades y artes no están exentos de esta realidad”.

Para cerrar esa brecha se necesita avanzar en las múltiples dimensiones del problema para generar cambios duraderos en el largo plazo. Las instituciones están avanzando paulatinamente, dice Gainza en incorporar criterios de igualdad en todos los procesos de gestión interna, mediante la creación de sus Unidades de Género, la implementación de protocolos y normativas en igualdad.

Tarea que también se aborda a través de instrumentos como el fondo de Innovación en Educación Superior para la Igualdad de Género (ANID), que Gainza explica busca desarrollar capacidades para la implementación de acciones que permitan “disminuir las brechas de género en los ámbitos de investigación, desarrollo, transferencia tecnológica, innovación y emprendimiento de base científico tecnológica, en las instituciones de educación superior”.

Emprendimiento científico de mujeres

Las brechas de género en el ámbito de la CTCI persisten en la producción científica. Un obstáculo en el objetivo de convertir a Chile en una economía y sociedad basada en el conocimiento

El informe revela que en las solicitudes de patentes, en los últimos siete años el porcentaje de mujeres ha variado entre un 17% y un 25%. En el año 2019 el indicador fue un 22%, y solo el 34% de las personas con doctorado que han creado en esos contextos, fueron mujeres.

En el caso de los emprendimientos de base científica-tecnológica, que se crean a partir de los resultados de las actividades de ciencia y tecnología, solo un 11% están liderados por mujeres. Un 15% poseen liderazgos mixtos. El 74% restante son liderados por hombres. Y más de un tercio de este tipo de empresas no cuentan con ninguna mujer dentro de sus trabajadores.

Las brechas de género en el ámbito de la CTCI persisten en la producción científica. Un obstáculo en el objetivo de convertir a Chile en una economía y sociedad basada en el conocimiento.

Las cifras no terminan ahí: entre las personas que lideraron proyectos financiados por InnovaChile CORFO entre los años 2011 y 2021, solo un 28% fueron mujeres.

Para cambiar eso, el Ministerio fomenta y articula los emprendimientos de base científico-tecnológica bajo la perspectiva de género, dice Gainza. Es el caso del fondo StartUp Ciencia, que entrega un cofinanciamiento mayor a aquellos emprendimientos de base científica-tecnológica que sean liderados por una mujer, y también para los provenientes geográficamente de zonas extremas.

Y algo que puede ayudar a las mujeres científicas a optimizar sus carreras en niveles más competitivos son las mentorías: el aprendizaje y transmisión de habilidades y conocimiento especializado de aquellas que han logrado avanzar.

Para Gainza las mentorías juegan un rol fundamental. “Históricamente el trabajo de investigación de las mujeres ha sido invisibilizado y poco valorado por la Academia, esto ha traído consecuencias en la presencia de mujeres en espacios públicos y de liderazgo”, destaca sobre cómo ese apoyo de líderes en sus distintas áreas y disciplinas “es fundamental para que las generaciones actuales puedan avanzar en sus trayectorias, y las venideras tengan modelos para inspirarse”.

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