Experimento científico simula evento con 200 personas para medir la emisión de CO2 en pandemia

La caja negra en la imagen es el medidor de CO2, equivale a 10 personas.

La inédita iniciativa pretende demostrar bajo distintos escenarios que renovando el aire en lugares abiertos y cerrados, es seguro llevar a cabo ciertas prácticas. Países como España, Suiza y Bélgica han desarrollado con éxito esta estrategia.


El Covid-19 tiene implicancias en el ámbito médico, económico, científico social y tecnológico. Una de las industrias más afectados es la de los eventos. Es por esto, que la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica, junto a gremios empresariales, realizaron durante la jornada de hoy, una inédita iniciativa de medición de CO2 para prevenir contagio de Covid-19 por el aire.

Simulando la presencia de 200 personas en un recinto cerrado (sin invitados reales), la Asociación de Eventos de Chile (Asevech) realizó una medición, tal como funciona en la realidad, de los niveles de CO2, de manera de conocer la calidad del aire que se respira, y así adoptar las medidas pertinentes para minimizar el riesgo de contagiarse de Covid-19 si hay un enfermo con el virus en el espacio.

Para ello se utilizaron medidores de CO2 que indican con un semáforo cuándo se ha sobrepasado el nivel seguro para la salud (sobre 700 ppm).

Sofía Jottar, directora y vocera de Asevech, señala que la iniciativa es un estudio de difusión de aerosoles en grandes recintos. “El estudio busca comprobar empíricamente los aforos reales de los centros de eventos, para mantener óptimas condiciones de ventilación, en base a los niveles de CO2 posibles a alcanzar con distintas cantidades de personas en dichos lugares”.

El objetivo del experimento es que vuelvan a funcionar espacios públicos y privados de diversos rubros. (Photo by Romeo GACAD / AFP)

Con un nivel de CO2 de 700 ppm o menos, “un lugar es seguro para compartir y permanecer varias horas, guardando la distancia de seguridad de dos metros. El objetivo del estudio es identificar cuál es la capacidad del recinto de aforar personas para mantener condiciones óptimas de ventilación (nivel de CO2) y garantizar entonces que nadie inhale el aire que otra persona exhala, evitando de esta manera simple y concreta el contagio del Sars-CoV-2 por el aire a través de aerosoles, responsable en el mundo de al menos el 90% del contagio”, añade Jottar.

Una adecuada relación entre partes por millón de CO2 (ppm) y metros cuadrados, sumado a la ventilación oportuna, es la base de este proyecto que tiene el propósito de contribuir en la lucha contra la pandemia, cuidando la salud de clientes y trabajadores, junto con permitir la urgente recuperación de puestos de trabajo y pymes.

Jottar establece que la “industria de eventos genera en Chile 285 mil puestos de trabajo e involucra a 9 mil pymes que han sido gravemente afectados desde marzo de 2020. Si bien no es posible detectar la presencia del virus en los diferentes ambientes, sí es posible medir los niveles de CO2, lo que permitiría determinar la calidad del aire que se respira en cada espacio y adoptar las medidas pertinentes, en caso de sobrepasar los rangos permitidos, de acuerdo a protocolos preestablecidos”.

En este sentido, “puede exigirse en espacios públicos y privados de diversos rubros, el uso de monitores de CO2, a través de los cuales se mida en tiempo real los niveles de ventilación de los recintos cerrados. Con ello, el funcionamiento de estas actividades quedaría sometido a aforos complementados con el cumplimiento de estándares de ventilación”, añade la directora y vocera de Asevech.

Una vez que se determina la calidad del aire que se respira en cada espacio y se define el nivel de ventilación y aforo, podrían volver a funcionar espacios públicos y privados de diversos rubros: educacionales, salud, transporte, comercio, turísticos, gastronómicos o de servicios en general.

Máquinas que inyectan C02

El estudio se hizo simulando a las mencionadas 200 personas hablando, comiendo o caminando, a la misma temperatura y caudal que dichas personas respiran. Además, el CO2 emitido al ambiente fue monitoreado con el lugar cerrado, abierto y con una combinación de ventilación mecánica y natural.

La altura es un factor de seguridad adicional en estos recintos, “ya que el tamaño de los aerosoles que eventualmente portan el virus son de aproximadamente cinco micrones o menos, partículas invisibles y muy livianas que pueden suspenderse en el aire por varias horas”, explica Jottar.

Es por eso que la ventilación y la renovación de aire con aire exterior adquiere tanta importancia. Países como España, Suiza y Bélgica, han desarrollado con mucho éxito esta estrategia para parar los contagios por Covid-19, y desde hace muchos meses no se detectan grandes olas epidémicas. “En contraste, países muy cercanos como Italia, Alemania y Francia que solo aplican cuarentenas, toques de queda y vacunas, han enfrentado grandes olas epidémicas, y ante nuevas variantes se encuentran con menos herramientas”, añade Jottar.

El CO2 proviene de diferentes fuentes. En la imagen una planta de CO2 en Dinamarca. Ritzau Scanpix/Ida Guldbaek Arentsen via REUTERS

Jottar señala que el mantener la distancia de dos metros, un nivel de CO2 inferior a 700 ppm en la zona de cocktail y comedor e inferior a 550 ppm en la pista de baile, es garantía que el contagio no se dará por vía aérea o inhalación de aerosoles. La evidencia nos señala que somos la actividad más segura posible.

Tener cerrada la actividad más trazable, ventilada, con más distancia social, y más ventilación resulta a estas alturas inexplicable. “Por ello es que le pedimos al Gobierno con urgencia que renueve sus políticas sanitarias, y que esta industria le regale al resto del país las estrategias que efectivamente cortan la cadena de transmisión”, explica Jottar.

La Cámara de Diputados y el Senado de Chile por unanimidad votaron en mayo 2021 un proyecto que le pide al Gobierno tomar la medición de CO2 como una norma de salud pública, bajo 700 ppm en cualquier lugar cerrado (supermercados mall, comercio, transporte público, oficinas). Jottar establece que “este proyecto fue liderado por el Senador Rabindranath Quinteros, presidente de la Comisión de Salud del Senado, y por don Jaime Naranjo, presidente de la Comisión de Economía de la Cámara. Fue secundado por la UDI, empujado por su presidente Javier Macaya, y en Renovación Nacional por la Senadora Marcela Sabat, quien lo ha llevado a los colegios y jardines infantiles, lugares donde fundamentalmente este indicador debe ser monitoreado”.

El experimento científico se llevó a cabo hoy en la Casona de La Laguna y contó con la participación del presidente de CPC, Juan Sutil, el presidente de Sofofa, Richard Von Appen, el vice rector de la Universidad Católica, Pedro Bouchon, el presidente de Asevech, Carlos Huete y el decano de Ingeniería UC, Juan Carlos De La Llera.

Además, contó con el soporte técnico de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica, y la colaboración de la CPC, Sofofa, Cámara de Comercio de Santiago, Multigremial de Emprendedores, Fedetur y Achiga.

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