Rusia comenzó a exportar vacuna y llega a Venezuela; gigantesco estudio revela que niños son grandes propagadores del virus y el Covid da pesadillas: tres cosas que aprendimos del coronavirus esta semana

Una enfermera prepara una vacuna Sputnik-V. Foto: Reuters

Más veloces que las formulaciones occidentales y las terapias chinas, los rusos aseguran que pronto iniciarán a inocular a su población, mientras comienzan a hacer envíos a todo el mundo.


1. Rusia ya patentó y comenzó a exportar su vacuna

Sorprendiendo a todos, Rusia se convirtió el pasado 11 de agosto en el primer país del mundo en registrar una vacuna contra el coronavirus. El prototipo, apodado Sputnik V, en alusión a su exitoso proyecto satelital, fue registrado en el servicio farmacológico de ese país.

Sin embargo, el secretismo con que actuaron los científicos rusos generó suspicacias en sus pares occidentales.

Pero acallando críticas, las autoridades rusas convocaron el pasado 4 de septiembre a una conferencia de prensa internacional, donde no solo exhibieron nuevos avances en su fármaco, sino que también mostraron -tal como demandaba occidente-un estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet, con los resultados de las fases 1 y 2 de las pruebas clínicas, que confirmaron la seguridad y la eficacia de la inoculación, que según sus desarrolladores genera inmunidad por dos años.

Este martes, dando nuevas muestras de lo avanzado de su proyecto, el Centro de Epidemiología y Microbiología Nikolái Gamaleya de Rusia, envió una partida de vacunas a Bielorrusia para ensayos clínicos, la primera entrega de este tipo en el extranjero. Los voluntarios en Bielorrusia comenzarían a recibir la vacuna rusa a partir del 1 de octubre, señaló el organismo.

Los ensayos a gran escala de Sputnik-V en fase 3, ya están en curso en Rusia e involucran al menos a 40.000 personas. Los resultados iniciales se esperan en octubre o noviembre, indicó Kirill Dmitriev, director del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF).

“La plataforma de los vectores adenovirales humanos, en la que se basa la vacuna rusa, es segura y se ha comprobado durante décadas en más de 250 estudios clínicos. Por el contrario, los laboratorios occidentales usan tecnologías experimentales poco estudiadas y no comprobadas, afrontando obstáculos en las pruebas clínicas, lo que aleja el inicio de la vacunación masiva e influye negativamente en los esfuerzos para combatir el coronavirus”, indicó el ejecutivo.

Dmítriev señaló que el ensayo clínico de fase 3 de Sputnik V se planea efectuar también en Arabia Saudí, Brasil, Egipto, Emiratos Árabes, la India y otros países, además de América Latina.

Y Venezuela se convirtió en el primer país de la región en tener la vacuna. El país recibió este viernes un primer lote con 2.000 dosis, que servirá para que el país caribeño participe de la fase 3 del desarrollo del fármaco.

2. Los niños son grandes propagadores del virus

Hace tiempo que se sabía que los niños tenían un poderoso papel en la propagación del coronavirus. Varios estudios alrededor del mundo así lo habían concluido, pero ahora, la investigación más grande en su tipo confirmó que los menores son grandes propagadores del Sars-CoV-2.

La investigación, realizada por Investigadores del Instituto Ambiental de Princeton (PEI), la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de California, Berkeley, mostró que los niños y los jóvenes son potencialmente mucho más importantes para transmitir el virus, especialmente dentro de los hogares.

El estudio, publicado el miércoles en la revista Science, estudió a 575.071 personas que estaban expuesto a 84.965 casos confirmados de Covid-19, en India.

El autor principal, Ramanan Laxminarayan, investigador principal de PEI, dijo que el documento es el primer gran estudio que captura el grado extraordinario en el que el Sars-CoV-2 depende de la “superpropagación”, en la que un pequeño porcentaje de la población infectada pasa el virus a más personas.

Los investigadores encontraron que el 71% de las personas infectadas no infectaron a ninguno de sus contactos, mientras que solo el 8% de las personas infectadas representaron el 60% de las nuevas infecciones. “Los eventos de superpropagación son la regla más que la excepción”, dijo.

Los investigadores encontraron que las posibilidades de que una persona con coronavirus, independientemente de su edad, lo transmitiera a un contacto cercano oscilaban entre el 2,6% en la comunidad y el 9% en el hogar. Los investigadores encontraron que los niños y los adultos jóvenes, que representaron un tercio de los casos de Covid, fueron especialmente clave para transmitir el virus en las poblaciones estudiadas.

“Los niños son transmisores muy eficientes en este entorno, que es algo que no se ha establecido firmemente en estudios anteriores”, dijo Laxminarayan.

3. El Covid da pesadillas

En plena crisis sanitaria, las pesadillas se están volviendo recurrentes. Un estudio de la la U. de Helsinki, la U. de Turku, ambas en Finlandia, y de la U. de Stanford (EE.UU.) y de la U. de Cambridge, (Reino Unido), realizada en poco más de 800 personas, encontró que los encuestados durmieron sustancialmente más (54,2%) que antes de la pandemia, pero que un 28,6% de las personas estudiadas admitió que se despertaba con más frecuencia por la noche en comparación con sus patrones de sueño antes de la pandemia. Otro 26% reconoció que tenía más pesadillas.

La situación fue peor entre quienes informaron niveles más altos de estrés. El 60,5% de estas personas experimentó despertares nocturnos y otro 45,8% sufrió pesadillas.

Las pesadillas ocasionales son comunes e inofensivas. Pero aquellas frecuentes se han asociado con otros problemas de sueño, como síntomas de depresión e incluso un mayor riesgo de suicidio.

¿Qué decían esas pesadillas? Fallas en el distanciamiento social, estar en una multitud sin mascarilla o verse conectado a un ventilador mecánico. Todos ellos hacían referencia al temor de contagio de coronavirus, no contar con protección personal y apocalipsis “calificados como específicos de una pandemia”, escribieron los autores del estudio.

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