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Cómo los hermanos moldean e influyen en nuestras vidas, según investigaciones

Estudios y análisis académicos sostienen que los vínculos entre hermanos tienen un impacto más profundo del que se creía. Junto con ello, se sugiere que tienden a buscar maneras de diferenciarse entre sí, para así llevarse mutuamente a asumir ciertos roles dentro de un mismo espacio familiar.

Cómo los hermanos moldean e influyen en nuestras vidas, según investigaciones. Foto: referencial.

Son múltiples los factores que influyen en el desarrollo de las personas. Estos van desde cómo se dan las interacciones en el entorno más cercano hasta las condiciones ambientales a las que se ven expuestas durante la infancia y el crecimiento.

Las relaciones con los familiares, los amigos, los profesores de la escuela y las personas con las que pasan la mayor parte de su tiempo pueden adquirir un rol fundamental en cómo será su visión del mundo y cuáles serán sus pasos a seguir.

En este sentido, distintas investigaciones sostienen que los vínculos entre hermanos tienen un impacto más profundo del que se creía previamente.

Aquello no se traduce en que, por ejemplo, dos hermanos vayan a desarrollar personalidades parecidas por haber crecido juntos.

De hecho, aunque sean criados por los mismos adultos responsables, vayan al mismo colegio y sean sometidos a las mismas normas de convivencia, pueden terminar con personalidades significativamente diferentes.

Por supuesto, los casos pueden variar y no hay uno igual al otro. Sin embargo, los investigadores han encontrado una serie de tendencias que reflejan la magnitud del vínculo entre hermanos.

Los estudios abarcan desde cómo pueden influir mutuamente en sus decisiones y trayectorias hasta cómo las experiencias de uno pueden afectar al otro, por solo mencionar algunos puntos.

La directora del Servicio de Psicología Integral de la Universidad del Desarrollo (UDD), Michelle Diemer, dice a La Tercera: “En el supuesto de una familia constituida por padres e hijos, es importante entender que, en el vínculo de hermanos que se desarrolla dentro del espacio familiar, ellos forman lo que llamamos el subsistema fraterno”.

Cómo los hermanos moldean e influyen en nuestras vidas, según investigaciones. Foto: referencial.

Diemer afirma que este vínculo es único y distinto al parental en términos de roles jerárquicos. Y que se espera que los hermanos desarrollen una “profunda complicidad” en su relación, a partir de una historia compartida que “los pone desde ya en una sintonía de vida especial”.

La diferencia de edades también es un factor a considerar en cómo se desarrolla el vínculo, agrega la especialista de la UDD.

“Por ejemplo, es muy distinto cuando hay un año de diferencia o si la brecha de edad es mayor. Cuando la diferencia es más corta, sobre todo cuando son más pequeños, el vínculo es más bien lúdico y de compartir juegos e intereses (...) Cuando hay una brecha de edad más grande, en general, ahí puede comenzar a suceder que el rol de hermano mayor empieza de alguna forma a asumir una responsabilidad, un modelaje”.

Sobre este último punto, Diemer asegura que es fundamental que los hermanos puedan apoyarse dentro del subsistema fraterno, pero que hay que tener cuidado en cuanto a que uno pueda sentirse completamente responsable del otro.

“A veces pasa que uno de ellos, generalmente el mayor, se cambia de subsistema y empieza a asumir un rol parental, como el de un padre o una madre (...) en el fondo asume una posición más de autoridad, de sentirse el responsable de cuidar al hermano menor, más que ser hermanos juntos. Uno esperaría que sean hermanos juntos”, enfatiza.

“Si los dos somos hermanos, igual nos podemos cuidar y acompañar. Eso es esperable que suceda en un vínculo afectivo importante”.

Diemer explica que, generalmente, el problema de que un hermano se sienta completamente responsable del otro durante su crecimiento implica que, “muchas veces, postergue él mismo ser niño o adolescente”.

“Y eso tiene un costo emocional importante”, dice la experta. “Es algo que hay que cuidar”.

Pero también hay más puntos que reflejan cómo puede influir la relación entre hermanos en el desarrollo de las personas.

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Cómo los hermanos moldean e influyen en nuestras vidas

Distintos psicólogos han sostenido que los hermanos tienden a buscar maneras de diferenciarse entre sí, para así llevarse mutuamente a asumir ciertos roles dentro de un mismo espacio familiar.

La periodista del New York Times y autora del libro The Family Dynamic: A Journey into the Mystery of Sibling Success (Crown, 2025), Susan Dominus, escribió un artículo en el que abordó esta temática y en el que relató el caso de tres hermanos que se impulsaron mutuamente hacia ámbitos distintos, en los que todos alcanzaron “niveles excepcionalmente altos”.

Los hermanos son Sarah True (43), triatleta olímpica y campeona mundial de Ironman; Lauren Groff (46), escritora y tres veces finalista del Premio Nacional del Libro estadounidense; y Adam Groff (48), quien obtuvo simultáneamente un doctorado y un máster en administración de empresas, para luego convertirse en empresario en el campo de la atención sanitaria y desempeñarse como médico asistente.

Son hijos de un médico llamado Jerry Groff y una profesora de ciencias llamada Jeannine Groff, quienes provenían de una situación de bajos recursos y estudiaron en la universidad con la ayuda de un programa de estudio y trabajo.

Juntos, construyeron un espacio en el que pudieron darle comodidades y oportunidades a sus hijos.

Sarah y Lauren han afirmado que sus hermanos influyeron tanto o más en sus formas de ser que sus mismos padres.

En una entrevista con The Guardian en 2021, la segunda declaró: “(En mi niñez) era muy introvertida, con un hermano mayor que no me dejaba hablar, así que era la que más leía”.

Lauren, la hija del medio de la familia Groff, recordó que generalmente leía un libro tras otro en su habitación.

Y según le comentó a Dominus, el hecho de que su hermano mayor tuviera altas calificaciones en la escuela influyó paralelamente en que ella buscara “seguirle el ritmo y demostrarle que no solo era una persona valiosa, sino que igual a él”.

La menor de los Groff sentía admiración por Lauren y Adam, pero a su vez, sentía presión de que su rendimiento en la escuela no fuese igual de sobresaliente que el de ellos.

Dijo que aquello influyó en que optara por centrarse en un área fuera del ámbito académico.

Sarah afirmó que su interés por la natación competitiva se inspiró principalmente en su pasión por el deporte, pero también en su deseo de superar a Lauren en un área.

“No sentía que estuviera intentando estar a la altura de mis hermanos para complacer a mis padres”. Más bien, según describió, se trataba de forjar su “propio mundo”.

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Algunos estudios han detectado una tendencia a que el hermano mayor de la familia tenga mejores calificaciones en la escuela, mientras que otros han identificado que los padres suelen aplicarles reglas con mayor rigor que a sus hermanos menores.

Según la revisión de Dominus, también se ha detectado que las madres tienden a cuidar mejor su salud prenatal con sus primeros bebés y que los padres les dedican más atención durante los primeros meses, que son cruciales para su desarrollo.

La autora del libro que profundiza en las dinámicas familiares citó una investigación en la que se analizaron bases de datos que incluían a unos 5.000 niños estadounidenses.

En esta, los investigadores vieron que los hijos mayores de la familia tuvieron mejores resultados en pruebas cognitivas desde su primer cumpleaños, en comparación con sus hermanos menores cuando alcanzaron la misma edad.

Junto con ello, los primeros tuvieron mejores calificaciones en el colegio.

En palabras de Dominus: “Puede que los padres quieran a sus hijos por igual, pero no es difícil obviar la realidad de que tienen más tiempo para enriquecer el entorno de un hijo que el de dos o más”.

Otras investigaciones han identificado una tendencia a que los hermanos menores participen mayormente en actividades deportivas.

Una publicada en el Soccer Journal en 2014 incluyó una encuesta a unas 250 futbolistas, cada una de las cuales entrenaba para la Selección Nacional Femenina estadounidense en su categoría de edad (de menores de 14 a 23 años).

Los resultados revelaron que cerca de tres cuartas partes de las jugadoras que se desempeñaban en ese nivel de alto rendimiento eran hermanas menores.

Los investigadores teorizaron que estas niñas y mujeres probablemente jugaron desde pequeñas con sus hermanas o hermanos mayores, lo que pudo haber contribuido a que mejoraran su nivel de juego.

Asimismo, sugirieron que era probable que sus padres pudieran gestionar mejor los asuntos relacionados a la selección, el entrenamiento y la preparación física, tras haber pasado por esto con un hermano o hermana mayor.

Bajo el análisis de la autora de The Family Dynamic, que los hermanos menores tiendan a empezar a practicar deporte antes puede deberse a que, generalmente, por ejemplo, los padres no suelen pasarle un balón a un niño de 2 años.

Sin embargo, si su hermana de 5 años está jugando con uno, ese niño podría sentirse atraído por esta actividad.

El profesor de marketing de la Wharton School, Jonah Berger, citó en su libro Invisible Influence: The Hidden Forces that Shape Behavior (Simon & Schuster, 2017) un estudio en el que participaron unos 250 atletas, quienes provenían de familias en las que habían aproximadamente dos hijos.

Este reveló que los hermanos menores están mayormente representados en el deporte de alto nivel, incluso si no tienen hermanos mayores que practiquen el mismo deporte.

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Lo anterior, según Berger, podría sugerir que buscan diferenciarse de sus hermanos mayores con mejor rendimiento académico.

Sarah True, la triatleta olímpica y hermana menor de la familia Groff, dijo que el punto en el que sintió que encontró un área para perfeccionarse fue a los 14 años, cuando decidió cruzar nadando el lago Otsego, que tiene unos 14 kilómetros de extensión.

Relató que, cuando le contó a sus padres, su papá le advirtió que se trataba de “un largo trecho”.

Aún así, ella estaba convencida de que podría conseguir su objetivo.

“Probablemente entrené poco”, recordó en conversación con Dominus. Sin embargo, “sabía que otros lo habían hecho”. “Yo sabía nadar”.

Los integrantes de su familia estaban preocupados de que Sarah no pudiese completar la prueba, que regularmente, tenía unas cinco horas de duración para los nadadores aficionados.

Tanto su papá como su hermano mayor la acompañaron ese día. Mientras ella nadaba, ellos la seguían remando en un bote.

Finalmente, Sarah se demoró tres horas y 49 minutos en llegar a la orilla opuesta. Y además, había batido un récord para nadadores de cualquier edad.

Su hermana mayor, Lauren, comentó a Dominus: “El solo hecho de cruzar el lago fue para ella una forma de distinguirse (...) Fue un gran logro psicológico en su vida”.

“La convirtió en quién es, y no solo como atleta. Le demostró quién era”.

La competencia mutua entre hermanos puede tener un rol positivo que permita potenciar e incentivar en la realización de ciertas actividades.

No obstante, la especialista de la UDD precisa: “Hay que tener cuidado con el concepto. Si lo veo en un sentido de rivalidad, de querer demostrar quién es mejor que el otro y pasar a llevar de alguna forma, claramente ya no es algo positivo”.

Comentarios como “tu hermano es mejor qué tú” o “¿cómo no vas a ser capaz de ser como tu hermano?”, por mencionar solo algunos ejemplos, pueden caer dentro de un discurso “agresivo, poco afectivo o amenazante”, agrega Diemer.

“Sin embargo, si uno piensa en la competencia desde justamente tratar de fortalecer, motivar y promover el potencial que tiene la otra persona, por supuesto que es positivo (...) La idea es que puedan sacar lo mejor de ellos mismos y que, desde ahí, cada uno se esfuerce”.

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Cómo los factores socioeconómicos pueden afectar en la influencia entre hermanos

La académica de sociología de la Universidad de Pensilvania y autora del libro Unequal Childhoods: Class, Race, and Family Life (University of California Press, 2011), Annette Laureau, ha investigado cómo las diferencias socioeconómicas entre distintas familias influyen en la crianza de los hijos.

En su estudio, Laureau identificó que los hermanos de hogares con menos recursos tienden a participar menos en actividades extracurriculares.

Generalmente, por ejemplo, las clases de disciplinas artísticas o entrenamientos deportivos suelen requerir que los padres inviertan más dinero y tiempo, recursos que pueden ser más limitados en las familias con un menor nivel socioeconómico.

Las investigaciones de la autora sugieren que esto, a su vez, puede influir en que los hermanos de estas familias pasen más tiempo juntos, lo que aumenta la probabilidad de que puedan influenciarse mutuamente en distintos aspectos.

La profesora de sociología de la Universidad de Yale, Emma Zang, fue parte de un grupo de expertos que profundizó en este tópico. Se preguntó si mejorar la experiencia académica de un niño mayor podría extender los beneficios hacia sus hermanos menores.

Para determinarlo, analizó los datos de inicio de clases de miles de estudiantes de Carolina del Norte, quienes entraron a la escuela entre 1988 y 2003.

Algunos estudios previos han sugerido que los estudiantes relativamente mayores para su grado tienden a tener un mejor rendimiento escolar.

En esta línea, Zang quería descubrir si los hermanos menores de esos estudiantes obtendrían beneficios de las ventajas de sus hermanos mayores.

Tras revisar los datos, descubrió que efectivamente había una tendencia en esa dirección.

Los hermanos menores de los niños que se encontraban entre los mayores de su grado tenían un mejor rendimiento académico y tenían notas más altas que los hermanos menores de los niños que ingresaron a la escuela siendo más pequeños.

Lo anterior aplicaba independientemente de si esos hermanos menores eran mayores o jóvenes para su grado.

El profesor asociado de educación y economía en la Universidad de Boston, Joshua Goodman, hizo una investigación similar, pero a nivel universitario.

Goodman analizó un conjunto de datos de estudiantes cuyas puntuaciones en el Scholarship Aptitude Test (SAT) se situaban justo en el margen del punto de corte establecido para entrar a lo que él denominó como “universidades objetivo”.

A grandes rasgos, el SAT corresponde a exámenes para la admisión universitaria en Estados Unidos.

Los candidatos que consideró Goodman tenían puntuaciones que diferían en no más de 10 puntos, lo que puede equivaler a alrededor de una respuesta correcta más.

El hecho de tener una respuesta correcta más puede variar en función de múltiples factores, pero quienes se encontraban justo por sobre el umbral eran admitidos, mientras que quienes se encontraban justo por debajo no.

Después de revisar los datos, Goodman vio que los hermanos menores de quienes fueron admitidos tenían una probabilidad considerablemente mayor de entrar a una universidad igualmente selectiva que aquellos cuyos hermanos mayores no lo consiguieron por apenas unos puntos.

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En este sentido, los hermanos menores de quienes accedieron a universidades más selectivas pudieron haber mejorado sus expectativas, además de que podrían haberse beneficiado de la experiencia de sus hermanos mayores.

Para Dominus, hallazgos como los de Zang y Goodman sugieren que “las intervenciones efectivas dirigidas a un niño en una familia de bajos ingresos podrían tener efectos colaterales positivos también para sus hermanos, lo que significa que las intervenciones exitosas podrían tener un impacto mayor del que se creía”.

O, en otras palabras: “Mejorar la experiencia del hermano mayor podría tener un efecto dominó que cambie la trayectoria de toda la familia”.

Asimismo, la investigación de Zang identificó que casi un tercio de la similitud académica entre hermanos puede atribuirse a lo que los expertos llaman “efecto de contagio”.

Este concepto, a grandes rasgos, hace referencia a la transmisión de comportamientos, emociones o actitudes de una persona a otra.

Sin embargo, el efecto de contagio también puede tener efectos negativos.

Según el análisis de la profesora de Yale, un niño que crece en un hogar desfavorecido tiene más probabilidades de enfrentar complicaciones académicamente, debido a múltiples factores.

Pero, además, su rendimiento académico también podría verse afectado por situaciones traumáticas que hayan afectado al éxito escolar de su hermano.

Desde la perspectiva de Dominus, estos hallazgos “ponen de relieve la necesidad de que los investigadores comprendan que la influencia de los hermanos funciona de manera diferente según la clase social”.

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