Bielsa se emociona en su regreso al Nacional: “Soy muy agradecido; aquí di todo lo que pude y tampoco conseguí cosas importantes”
Luego de 16 años, el Loco volvió al recinto de Ñuñoa. El lugar donde se construyó gran parte de la leyenda que forjó en su paso por Chile. Desde el comienzo, la gente le manifestó la persistencia del cariño. No dudó en llenar de elogios a Harold Mayne-Nicholls, candidato a la Presidencia.
El 9 de septiembre de 2025 queda marcado como una jornada particular en la memoria del fútbol chileno. No tanto por el empate entre Chile y Uruguay, que apenas cerraba un nuevo capítulo sin gloria para la Roja, sino por el retorno de Marcelo Bielsa al Estadio Nacional, escenario donde construyó buena parte de su leyenda en el país. 16 años después de su último encuentro allí, el entrenador argentino volvió al recinto, esta vez con el buzo celeste.
El vínculo entre el Loco y el coloso de Ñuñoa había quedado detenido el 10 de junio de 2009, cuando Chile derrotó 4-0 a Bolivia por las Eliminatorias rumbo a Sudáfrica. Antes de ese triunfo, había dirigido seis partidos más en ese césped: desde el trabajado 0-0 ante Uruguay hasta victorias memorables como el 1-0 sobre Argentina y el 4-0 contra Colombia, además de caídas frente a Brasil y Paraguay. En ese escenario, Bielsa moldeó a la Selección que volvió a un Mundial después de doce años.
Su regreso, ahora como estratega de Uruguay, fue celebrado por la gente incluso antes de que comenzara el partido. Decenas de pancartas con mensajes de agradecimiento se desplegaron en las tribunas, y el canto “Bielsa querido, los chilenos jamás te olvidarán” retumbó desde la galería de la Marea Roja. El entrenador reaccionó con un gesto simple pero elocuente: levantó la mano derecha y saludó.
En la banca visitante, el DT estuvo fiel a su estilo. Pasó buena parte del duelo sentado en la heladera, observando cada detalle. Apenas se paró después de un remate de Matías Viña, momento en el que llamó a Manuel Ugarte para darle instrucciones. Cuando la Celeste perdía el balón, se lo veía inquieto, moviendo los brazos, reclamando alguna falta al cuarto árbitro o caminando de lado a lado. Tras la media hora, se acuclilló, se paró y no dejó de moverse, en un contraste evidente con Nicolás Córdova, que permanecía de pie junto a la línea, dirigiendo sin pausas a un Chile que busca reconstruirse.
El contexto deportivo no ayudaba al entusiasmo local. El empate poco cambiaba en la historia reciente de la Roja, que encadenó su tercer proceso fallido hacia un Mundial. Ahora con con aforo reducido y con la atención volcada en la presencia de Bielsa. Para Uruguay, la jornada significó un paso más en el trabajo que el rosarino desarrolla desde 2023. Para la Roja, en cambio, fue otra noche de frustración, maquillada por la nostalgia. Y para el público, un momento de reconciliación con un pasado que todavía genera orgullo.
Bielsa dirigió 51 partidos a Chile, con un 61,1% de rendimiento en Eliminatorias y un registro total de 28 triunfos, ocho empates y 15 derrotas. En Sudáfrica 2010, alcanzó los octavos de final, devolviendo al país a la élite. Ese recuerdo fue el que llenó de sentido su retorno. Más allá del resultado, lo que se vivió en el Estadio Nacional fue el reencuentro con un entrenador que dejó huella y que, desde el banco rival, volvió a escuchar el cariño de una hinchada que nunca lo soltó.
Después del partido, Bielsa realizó un diagnóstico del fútbol chileno, mostrando una visión optimista del futuro. “Es evidente que hay muchos jugadores que tienen una posibilidad de crecimiento y desarrollo que todavía no han conseguido. La mayoría de estos jugadores jóvenes que tiene el equipo, uno imagina que van a ser buenos. Eso tiene que suceder. Es importante respetar los tiempos de maduración de los jugadores. Yo vería con optimismo el crecimiento del fútbol chileno en los próximos cuatro años. Hay diez o doce jugadores jóvenes que pueden ser importantes”, dijo.
El Loco también habló de sus memorias en el país. Y no ocultó su emoción. “Los recuerdos que tengo del tiempo que pasé aquí son hermosos. Aquella época fue maravillosa. A nivel personal, laboral y por el contacto con el pueblo chileno. En ese sentido, soy muy agradecido. Cuando uno dice que recibe más de lo que merece, pareciera que es falsa modestia, pero yo recibí en mi paso por Chile, desde mi punto de vista, mucho. Di todo lo que pude y tampoco conseguí cosas importantes. En cualquier lugar del mundo que me cruzo con un chileno me da alegría, sinceramente”, remarcó.
“Siento la necesidad de retribuir o agradecer. Que el interlocutor con el que hablo lo perciba. Todos los seres humanos aspiramos a ser queridos, más allá de otro montón de cosas. Lo más importante que recibe un ser humano es el afecto”, añadió.
En esa línea, habló de las imágenes de su recorrido. “Cada cosa que vi, evoca los momentos que pasé aquí. De eso tengo muchísimos recuerdos muy lindos. Cuando llegaba aquí... todos los circuitos, la cancha, los vestuarios, el estadio, más allá de lo que veo ahora, veo para atrás y lo lleno de imágenes vividas aquí. Fue emocionante. Es algo que no se puede expresar. Uno está enmarcado en una tarea profesional y estoy muy contento de vivir la experiencia en Uruguay”, enfatizó.
Por otro lado, el rosarino incluso se refirió a la campaña presidencial que lleva adelante Harold Mayne-Nicholls, quien era el presidente de la ANFP en su período en la Roja. “Lo que yo pueda proyectar a una persona para un cargo para la presidencia del país... que puedo decir. Cuando trabajé en común con él, conocí un hombre muy decente, una persona integra. Es un hombre incorruptible. Para cualquier gestión, es un dato no menor. Es difícil hacer una proyección sobre dirigir el fútbol de un país a dirigir el destino de un país. No puedo aventurarme a decir eso. Para mi fue un compañero muy solido para poder trabajar en común con él durante cuatro años”, cerró.
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