Cuidar el vínculo: los vaivenes entre Boric y su propia coalición

A pesar de ser el máximo líder, y la persona que llevó al Frente Amplio al mayor éxito de su historia, los nueve meses de gobierno le han costado algunas fricciones con su propio mundo.


No fue la primera vez que en su propia coalición le piden explicaciones por decisiones que toma el gobierno. Esta semana el motivo fue la propuesta de La Moneda de nombrar a José Morales como próximo fiscal nacional. En Apruebo Dignidad fueron varios los que enviaron o le hicieron llegar mensajes críticos al Presidente Gabriel Boric, manifestando su disconformidad por la decisión. Que Morales era el candidato de la oposición, que no les parecían sus actitudes en el pasado, le dijeron.

La misma diputada Karol Cariola (PC) -que esta semana acompañó al Mandatario a su viaje a México- había planteado que “personalmente tenía diferencias y observaciones sobre el comportamiento histórico que ha tenido el señor Morales”.

Entre Boric, la ministra de Justicia, Marcela Ríos, y su equipo de asesores se hicieron cargo de los reclamos de su coalición, intentando explicar por qué lo proponen a él. Un parlamentario de Convergencia Social confiesa que el argumento que les dieron desde Presidencia fue que “todos los candidatos de la quina tenían flancos abiertos y que tomó la decisión convencido de que Morales era el mejor candidato, ya que, además, era uno de los con mayor aprobación de la Corte Suprema, que no había dobles lecturas”.

El episodio revela una de las dificultades que ha tenido que enfrentar Gabriel Boric con su propia coalición. Pese a ser uno de los líderes de Apruebo Dignidad, y de haber llevado al Frente Amplio al mayor éxito de su historia, el Presidente ha tenido que tomar decisiones -sobre todo después de la derrota en el plebiscito del 4 de septiembre- que ceden terreno al Socialismo Democrático y provocan resquemores entre sus propias huestes. Y la tarea de calmar esas aguas la ha asumido varias veces el propio Mandatario.

Consciente de los sacrificios o, como dicen algunos parlamentarios de su coalición, los “sapos” que se han debido tragar, a lo largo de los nueve meses que lleva de gobierno, Boric ha hecho gestos y agradecido a quienes se han cuadrado con los rumbos que ha tomado en su conducción. Y los dilemas no han sido pocos: primero el “quinto retiro”, luego la discusión sobre el estado de excepción en La Araucanía, el proceso constituyente, el cambio de gabinete, los alegatos de dirigentes de la coalición para frenar el alza en el transporte público y ahora el debate sobre el fiscal nacional.

En todos esos episodios, dicen cercanos a Boric, él ha valorado y agradecido la lealtad, pero también han quedado “heridas” con quienes han apostado por sus convicciones, más allá de las gestiones desesperadas del gobierno.

Ana Lya Uriarte es felicitada por el Presidente Gabriel Boric y Carolina Tohá al asumir su cargo en cambio de gabinete de este martes.
Ana Lya Uriarte (PS) y Carolina Tohá (PPD) se incorporaron al gobierno tras la derrota en el plebiscito.

“El Presidente valora cada señal, sobre todo en los momentos difíciles. Hay decisiones que no son fáciles y él valora esos gestos, los reconoce. La voluntad en los hechos y no solo con palabras”, dice la diputada Gael Yeomans (CS), quien ha sostenido varias conversaciones a lo largo del año con el Mandatario para alinear a los suyos. Lo mismo que los diputados Gonzalo Winter (CS), muy amigo de Boric, y Diego Ibáñez (CS) -presidente de su partido-, quien cada vez estrecha más su confianza con el Jefe de Estado.

En Revolución Democrática Boric también tiene lazos estrechos. Además del principal dirigente, Giorgio Jackson y su jefe de asesores del Segundo Piso, Miguel Crispi, el Presidente tiene una relación cercana con la diputada Maite Orsini y con el presidente del partido, el senador Juan Ignacio Latorre, con quien conversa constantemente.

A todos ellos, recuerdan hoy en el entorno presidencial, acudió en la primera prueba de fuego que vivió recién asumido el gobierno. Fue el lunes 18 de abril, cuando se votó el “quinto retiro” de fondos de pensiones, ante las gestiones desesperadas del gobierno porque se rechazara. Un objetivo que se logró, pero que también dejó cicatrices.

Para el Presidente la prueba de lealtad en la votación del quinto retiro fue crucial.

La “lista negra”

La semana previa a la votación del quinto retiro fue muy tensa en el oficialismo. En la coalición del Presidente tenían claro que romper el ciclo de aprobación de la medida, luego de haber dicho que sí a todos los 10% anteriores, les podía traer consecuencias entre sus electores y por eso el mismo Boric tomó el celular para liderar las conversaciones con sus parlamentarios. Por llamadas y también por mensajes de WhatsApp se comunicó con quienes insistían en aprobar la medida, como la diputada independiente de Apruebo Dignidad Camila Musante.

También se reunió en esos días con Karol Cariola (PC) -presidenta de la Comisión de Constitución-, quien es la voz comunista más cercana a Boric fuera del gobierno y a quien acude constantemente cuando necesita alinear a la coalición.

Pero, más allá de las gestiones y de que el “quinto retiro” se rechazó en sus dos formatos -el gobierno hizo una propuesta para prevenir los riesgos que podía traer su aprobación- hubo parlamentarios, la mayoría independientes, que no hicieron caso a lo que el Presidente les había pedido. Y ahí, coinciden varios, algo se quebró. De hecho, algunos de los que conversaron directamente con Boric esa semana no lo han vuelto a hacer durante el año, y medio en broma, medio en serio, han acusado ser parte de una “lista negra”.

El Presidente no ha olvidado esa votación. De hecho, en el primer encuentro que tuvo con el Frente Amplio en Cerro Castillo, el martes 20 de julio, Boric volvió a agradecer por la lealtad en esa definición. Pero en esa oportunidad el dilema era otro: a la coalición le estaban pasando la cuenta por no estar alineada en la aprobación del estado de excepción en La Araucanía, tras el fallido intento de implementar el proyecto de ley de infraestructura crítica. Otra solución que expuso contradicciones en una coalición que siempre estuvo en contra de los militares en la zona.

En ese contexto, en el palacio de Viña del Mar, diputadas como Ericka Ñanco (RD) -que es de la zona- y Maite Orsini (RD) se acercaron a conversar en privado para decirle al Presidente que no iban a votar a favor de la medida.

“Me acerqué, le comenté y entendió. Es súper cercano y receptivo para conversar las cosas”, dice Ñanco.

La reacción del Presidente, dicen en el oficialismo, fue diferente a la del quinto retiro. Pese a que le hubiera gustado que todos plasmaran su compromiso con el gobierno en las votaciones, también comprendió y agradeció a sus compañeros de coalición por entender que el contexto había cambiado. Por eso el llamado de esa noche -que terminó a las 2.00 am y donde se hicieron varios brindis, con más de un trago- fue a la unidad.

Un poco más tensa fue la jornada que tuvo con el PC en el mismo lugar el 3 de agosto. Y en esa oportunidad nuevamente los retiros fueron parte de la conversación, porque Marisela Santibáñez, militante del partido, votó a favor de la medida y su relación con el gobierno no ha sido fácil.

A modo de ejemplo, en las últimas semanas se aprobó el proyecto de Ley Extraviados -que unifica un sistema para la búsqueda de personas desaparecidas- del que Santibáñez es autora, pero no recibió ningún mensaje del gobierno. “Esperaba que me llamaran por el proyecto que demoró tres años y medio, pero hasta hoy no ha pasado. Pero aún tengo esperanza de que pueda pasar”, dice Santibáñez.

En esas diferencias Boric ha encontrado una aliada en la diputada Karol Cariola, quien ha ayudado a calmar las incomodidades y molestias de su partido en más de una ocasión: en la campaña del Apruebo en la que fue vocera; en el cambio de gabinete en el que el PC se sintió perjudicado tras el fallido nombramiento de Nicolás Cataldo en la Subsecretaría del Interior, y también cuando tuvo que renunciar a la postulación a la presidencia de la Cámara Baja para buscar un acuerdo oficialista.

La diputada Karol Cariola (PC) ha jugado un rol importante para alinear a su partido por su cercanía con el Presidente.

Explicaciones

La noche del domingo 4 de septiembre Apruebo Dignidad recibió un golpe duro. La contundente victoria del Rechazo en el plebiscito de salida obligó a que Boric tuviera que hacer un gesto potente en el cambio de gabinete que vendría dos días después y acudir a la experiencia del Socialismo Democrático.

En ese proceso el Presidente intentó calmar las inquietudes de su propia coalición. En la noche del lunes -el día antes del cambio de ministros- recibió en La Moneda a la diputada Gael Yeomans para alinear a los suyos en la previa del giro que se venía, con el nombramiento de Carolina Tohá, en Interior, y de Ana Lya Uriarte, en la Segpres.

Pero al día siguiente igual tuvo que hacerse cargo de las consecuencias de su decisión. Primero con el PC, por el fallido nombramiento de Cataldo en Interior luego de que se hicieran públicos tuits antiguos contra Carabineros. Para resolver el conflicto, Boric y la ministra Camila Vallejo (PC) tuvieron conversaciones con Cariola y el presidente del partido, Guillermo Teillier, quien incluso visitó la oficina del Mandatario.

Luego vino el turno de RD, donde se sintieron perjudicados por perder su lugar en el comité político con el cambio de Giorgio Jackson a Desarrollo Social y con la salida de Miguel Crispi de la Subdere para compensar a Cataldo.

Con esas quejas, Boric se reunió con parte de la directiva y bancada de RD -que también habían reclamado por su poca presencia en cargos altos en enero- para explicarles su decisión. Ahí el argumento fue que necesitaba cuadros experimentados para asumir en los cargos del comité político y que las mejores cartas estaban en el Socialismo Democrático, porque en su coalición no había nombres de ese perfil. De todas formas, el partido igual tuvo su premio: días después Crispi asumió como jefe del Segundo Piso en lugar de Lucía Dammert, con quien había diferencias en la coalición.

Pero más allá de la inclusión del Socialismo Democrático en el corazón de La Moneda, el Presidente sigue escuchando a los integrantes de su coalición e invitó a la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC), a participar del comité político para que quedara equilibrado. Y, pese a los cambios, ministros como Giorgio Jackson, Camila Vallejo y Antonia Orellana -quien ha asumido un rol de liderazgo en el Frente Amplio- siguen influyendo en las decisiones de Boric. De hecho, la amistad con Jackson se mantiene y en las últimas semanas han compartido más de una vez en juntas sociales.

También el Presidente les pidió a los partidos de su coalición unidad en la previa del cónclave oficialista del 6 de noviembre en que se llamó a formar una sola alianza de gobierno ante la tensa relación existente entre las “dos almas del gobierno” y la incomodidad de su sector ante el empoderamiento de la ex Concertación. El jueves de esa semana recibió a la directiva de su partido.

En el cónclave del 6 de noviembre el Presidente invitó a las dos coaliciones a formar una sola alianza.

“Entendemos la importancia del momento y, aprendiendo de las experiencias de gobiernos pasados, relevamos la importancia histórica de acompañar al Presidente durante su mandato”, dice el diputado Diego Ibáñez, quien ha sido el interlocutor de Boric en varias oportunidades, como por ejemplo en las negociaciones por el nuevo proceso constituyente, en las que está muy preocupado de que se opte por un mecanismo democrático para la elección de quienes redacten el texto.

“Es importante que existan miembros electos que redacten la Constitución”, dijo Boric esta semana.

Ibáñez ha estado en contacto fluido con el Presidente. Por ejemplo, cuando el oficialismo anunció compromisos para reformar la propuesta constitucional en la previa del plebiscito, iniciativa a la que se oponía Apruebo Dignidad desde el principio.

El líder de Convergencia Social defiende las decisiones de Boric y no espera premios por lealtad. “El Presidente no es el presidente de Apruebo Dignidad, sino que de todos los chilenos y chilenas. No esperamos gestos hacia uno y otro partido. Esperamos gestos y medidas concretas hacia la gente, no hacia identidades particulares. De todas maneras esperamos que desde el oficialismo exista una lealtad, más que con el Presidente, con las promesas que le hicimos al pueblo y por las que fuimos elegidos”, dice Ibáñez.

De todas formas, Boric sí ha hecho gestos a su coalición más allá de los cuestionamientos que ha recibido. Como por ejemplo en la designación de embajadores, donde ha esperado con paciencia la situación de Sebastián Depolo (RD) en Brasil -quien debió aguardar el triunfo de Lula para destrabar su nombramiento- y designó a Beatriz Sánchez en México, a conciencia de las críticas que podía recibir. De hecho, la defendió públicamente.

También en ocasiones en que miembros importantes de su coalición han sido cuestionados por la oposición ha optado por respaldarlos. Es el caso del director de Metro, Nicolás Valenzuela, quien fue fuertemente criticado por publicaciones en redes sociales a favor de la evasión en el marco del estallido, pero recibió un apoyo amplio del gobierno y la decisión de su permanencia, dicen en La Moneda, vino “desde arriba”.

En Palacio aseguran que el Presidente está muy consciente de que más allá de los giros del gobierno no puede quitarles atención a los suyos, en la defensa del programa y también para evitar algunos fantasmas que han vuelto a rondar en los pasillos del Congreso.

Hay uno que genera un miedo especial, porque nuevamente los “díscolos” de la coalición lo están poniendo sobre la mesa y puede generar un nuevo dilema de lealtad en el oficialismo: el “sexto retiro”.

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