Por supuesto que fue en el Salón del Mueble de este año que Starck presentó esta silla. Ultraliviana, ha llamado la atención por el material con el que se fabrica. Hija de la reutilización, se compone solo de residuos de polímeros y madera, provenientes de diversas fábricas y plantas industriales. Esta mezcla de madera y plástico ya ha sido utilizada en revestimientos de suelo, demostrando gran eficacia y durabilidad, que esta vez se tiñe en colores que van desde el beige y el blanco, hasta otros vibrantes y flúor.

La idea surgió de Emeco, que desde 2010 fabrica su clásico, la silla Navy (originalmente de aluminio), con residuos plásticos de los envases de Coca-Cola y que se bautizó como Navy 111.

“La elegancia del mínimo proviene de la inteligencia de la nada (...) Mies van der Rohe dijo que  ‘menos es más’, pero con la silla Broom podemos decir menos y más”. Así tan en su sello, de alto nivel en marketing, describió el diseñador francés su creación.

Tal como lo ha subrayado el propio Starck, el beneficio en este tipo de experiencias de producción es triple si del cuidado del medioambiente se trata: hay menos gasto de energía, menos residuos y menos huella de carbono.

“Starck nos recuerda que no se trata de reciclaje, sino de ‘reestructuración de la producción’”, dice Gregg Buchbinder, CEO de Emeco, marca pionera en reciclaje que remonta su experiencia a 1940, año en el que iniciaron el proceso de reutilización del aluminio con el que se fabrica su silla más popular.

W: emeco.net