Enamorados de la naturaleza de Millerton desde hace años, los propietarios encargaron a los arquitectos Matthew Grzywinski y Amador Pons diseñar esta casa de descanso, para  el futuro usarla como primera vivienda. No hicieron concesiones en dos requerimientos: perfectamente hermética para los meses sin uso y lo suficientemente abierta para disfrutar del entorno natural en los días de vacaciones. Matthew Grzywinski cuenta sobre esta obra de arquitectura eficiente que fue encomendada por un matrimonio neoyorquino que quería desconectarse de la ciudad, disfrutar del paisaje y sentirse más cerca de la naturaleza, todo aquello combinado con llevar una vida más amigable con el medioambiente.  Este espíritu marcó la pauta en el diseño y la construcción de esta vivienda compuesta por dos edificaciones: la casa principal y la de huéspedes, con un total de 175 m² construidos.

"Nos enfocamos en proyectar una casa lo más sustentable y energéticamente eficiente posible. Para ello realizamos la construcción en base al sistema ICF (Insulating Concrete Form), que consiste en bloques de hormigón armado aislado, y utilizamos vidrios con ensambles de baja emisión. Además diseñamos aleros profundos para aquellas zonas extensamente vidriadas. Todo esto basado en nuestro estudio del comportamiento del sol", explica el arquitecto.

Para hacerla aun más sustentable se diseñó un sistema de agua caliente bajo demanda para evitar pérdidas de energía cuando la casa está desocupada. Esta misma agua se utiliza también en la losa radiante que calefacciona la edificación. Asimismo, se utilizó grifería de ahorro de energía, artefacto de baño de doble descarga, luces led y electrodomésticos de alta eficiencia energética. El arquitecto enfatiza que uno de los logros más interesantes fue concebir una construcción muy cálida que evocara esa sensación pero en ambiente muy moderno. Sin dejar de lado el entorno natural, que para ellos es la estrella del proyecto. Para sus dueños, acostumbrados al ritmo caótico de una gran ciudad, su casa significa poner pausa al tiempo y darle espacio a cocinar, pasear por los bosques y senderos y pasar largas sobremesas en la terraza.