Sandra está feliz, a mil, disfrutando de este momento que la lleva a un escenario tan importante como la 30ª Bienal de São Paulo.

La emoción se siente apenas entramos a su casa-taller en Berlín. No es para menos, participará en uno de los encuentros de arte contemporáneo más relevantes del planeta, esta vez bajo la curatoría del venezolano Luis Pérez-Oramas (ex curador de arte latinoamericano del MoMA).

La artista visual es una convencida de que las casualidades en la vida existen, mal que mal su estadía en Berlín así lo ha demostrado. Lo comprobó cuando trabajaba en la publicación de su libro con la editorial Hatje Cantz y fue a hacer una corrección de colores, "y vi un aviso de este piso. Inmediatamente reaccioné y en menos de 48 horas lo estaba visitando". Ubicado en pleno barrio de Kreuzberg y dueño de una luz realmente envidiable, se sintió completamente atraída por el lugar. "Me fascina este sector; está al borde, no es burgués y es más bien un barrio de estudiantes, emigrantes, artistas e intelectuales, donde puedes salir como se te dé la gana a la calle y nadie te queda mirando, hay muchos cafés con atmósfera", cuenta Sandra.

Nacida en Viña del Mar y radicada hace 12 años en Alemania, estudió un tiempo en la Academia de Arte de Düsseldorf, donde se codeó con artistas de la talla de Jannis Kounellis y Rosemarie Trockel. De ahí inició un posgrado en la Escuela de Medios de Colonia, donde conoció el trabajo de artistas performativos como Valie Export y Jürgen Klauke. Luego su interés la llevó a los campos de la animación y el cine. "Las clases consistían en seminarios y proyectos de viaje. Escogí ir a Cuba a filmar los rituales de las religiones yoruba", cuenta, añadiendo que esta experiencia le encantó.

Regresó a Berlín hace dos años en lo que define como un momento crucial. "Siento que la ciudad cambia constantemente y se convierte en una metrópolis de arte, es un lugar donde convergen muchos caminos hacia el resto del mundo y al mismo tiempo tienes una sensación de barrio donde conoces al panadero de la esquina y te saludas con la gente en la calle. El trabajo cambia como la ciudad, es la organicidad que te cambia. Es un período feliz en mi vida. Berlín me ha regalado muchísima inspiración", proclama la artista. Sobre la mesa del comedor están sus dibujos figurativos, que rescatan las raíces originarias de América del Sur. Relatos nutridos con su pasión por la literatura, filosofía y antropología de Europa y Latinoamérica. Obra con la que luego de estar en São Paulo, llegará a Nueva York, "a la galería de David Nolan, quien maneja mi obra allá, y luego vienen muestras en Italia, España y por supuesto Berlín", concluye Sandra. Arma y desarma en pos de sus proyectos. Confiada de quien es hoy, Sandra sabe hasta dónde quiere llegar.

W: vasquezdelahorra.de