Básicamente reconocido como interiorista, creador y amante profundo del ‘happy chic’ y colorista nato, el estadounidense Jonathan Adler (1966) posee además un abultado portafolio de creaciones. Y por supuesto, dentro de estas destacan las cerámicas.

Desde mediados de los 90 que un joven Jonathan Adler se vio seducido por la creación de jarrones y figuras en cerámica, de hecho su primer viaje a Perú fue en 1997, destino que sería decisivo en los rumbos que emprendería más tarde.

Desde siempre Adler había mirado la artesanía popular americana con admiración, alimentando su imaginario con sus colores, formas y texturas. Entre la creación de patterns y piezas de cerámica, Adler ha mezclado siempre su gusto por lo retro, con el blanco más puro, a lo que ha añadido -quizás su sello más reconocible- preciosos diseños antropo y zoomorfos, que dan vida a floreros, jarrones y los más variados objetos decorativos.

En su quehacer junto a artesanos del Perú, desde donde se ha nutrido para crear piezas coloridas y refinado cada vez sus propias técnicas, Adler inició su trabajo con cerámicas en 1993 para Barneys, hasta que a fines de los 90 lanzó su propia línea, que hoy se vende en las más de 20 tiendas que la marca tiene alrededor del mundo.