Cuando uno es más chico cree que todo se trata de ganas y las posibilidades son infinitas; desde veterinario a diseñador de cohetes.  La ilusión es una y es grande. Dentro de ella caben todas las profesiones que nunca vas a ejercer, pero por lo menos crees que es posible. Que algún día serás un bombero que llegue a todos los incendios en un camión de helados para alegrar a la gente.

El tema es cuando se entra a la Enseñanza Media. Ahí te explican que cada nota cuenta, y que si hiciste un trabajo muy chacra, te penará en tu historial hasta que salgas del colegio. Y así es. Uno a uno se van sumando esos rojitos, ese trabajo medio flojo, esa parcial por la que estudiaste mucho y boom; veamos para qué te alcanza. Porque de eso se trata. De cuánto te alcanza y cuánto se reducen tus posibilidades.

Es curioso. Es curioso que a los 18 años, cuando aún eres muy joven como para casarte o tener hijos, estés listo para votar por el próximo presidente y además elegir qué carrera marcará tu futuro. Así no más. Aperrar creyendo que esa decisión es definitiva a indisoluble, aunque después te das cuenta que te puedes arrepentir, y hasta empezar de nuevo.

Llevo dos años estudiando Periodismo. Cuando era más chica quería ser actriz, después quise ser abogada. Pero jugué tanto a reportear y escribir que, aún cuando recibí todo tipo de comentarios, decidí lanzarme por esta carrera. Comentarios del tipo "Los periodistas son unos muertos de hambre", "¿Y qué se hace como periodista aparte de escribir noticias?" o "¿Vas a ser otro de esos canallas faranduleros?".
Pero, en parte, se trata de arriesgarse. De pensar un rato dónde quiere estar uno en un par de años, y analizar por dónde se puede llegar a esa meta.  Esa es la gracia. Y aunque a veces quiero asesinar a un profesor cuando me dice que tengo que ir a reportear temas que a nadie quiere saber, lo interesante no está en hacerlo ver interesante, sino buscar esa noticia que nadie ve. O más que reseñar un disco lleno de datos históricos y biográficos, tratar de mostrar lo que el artista quiso decir a través de su trabajo.

Sí, pueden haber profesionales de tu misma carrera que sean una vergüenza. Siempre estarán. En todos lados hay, y posiblemente lo que decidas estudiar no te asegure un futuro lleno de lujos y comodidades. Pero el paso está en jugársela por uno mismo. Sólo vale la pena estudiar una carrera si verdaderamente sientes que tienes futuro en ella, y jamás dejarse presionar por el resto. Apuesta por ti, porque al final del día serás el único que responderá por tus decisiones.