Las mil batallas de José Codner al frente de Farmacias Ahumada
A los 24 años, tras la muerte de su padre, se hizo cargo de la farmacia York que heredó la familia. Visionario, pionero y de carácter fuerte, sabe de caídas, batallas y triunfos. <br />
Por primera vez, José Codner Chij-ner (67) se había alejado de la gestión de Farmacias Ahumada. Desde hace dos años destinaba parte importante de su tiempo a lo que será su legado: la construcción de una sinagoga y un centro comunitario en La Dehesa.
Hijo de una pareja de inmigrantes judío-rusos, que llegó a Rancagua en la II Guerra Mundial, ha dedicado su vida a las farmacias. Sus amigos lo grafican diciendo "José tiene cuatro hijas, tres de su matrimonio con Perla Dujovne y… Ahumada".
Así de intensa es su relación con la cadena que fundó a partir de York, una farmacia en la calle Compañía, que heredó su familia tras la repentina muerte de su padre. Codner, en ese entonces de 24 años, le compró su parte a sus dos hermanas y a su madre y se paró detrás del mesón a atender al público.
Dueño de una energía inagotable, es de los que se sienta en su computador a las 2 ó 3 de la mañana para enviar correos electrónicos a ejecutivos o directores con ideas que se le acaban de ocurrir, artículos que leyó en una revista o noticias de tendencias del negocio. Al día siguiente, espera los comentarios. Esta costumbre no excluye sábados ni domingos.
TENAZ EN SUS NEGOCIOS
Pese a la solitaria posición en que, hasta el momento, ha quedado Farmacias Ahumada frente a sus competidores en el caso que lleva la Fiscalía Nacional Económica por supuesta colusión, sus cercanos dicen que este tipo de crisis no lo amilanan. "Cuando hay guerra, José tiene pintado los colores para pelear", dice un director con más de una década en Fasa. "Está afectado, pero en los momentos de crisis se transforma en un motor. Ha dormido cuatro horas diarias en las últimas tres semanas. Es un luchador al que me gustaría tener al lado para dar una batalla", agrega un ex gerente.
Como ejemplo cita la crisis del 82, cuando Codner estuvo a un paso de la quiebra. Vendió todos sus bienes -incluida su casa- y puso US$2 millones para que Ahumada pudiera comprar remedios al contado. Durante siete años dejó la administración en manos de un interventor -Fernando Córdova- nombrado por los bancos. Recién en 1993, cuando terminó de pagar sus pasivos, recuperó el mando. En el intertanto montó junto a su mujer los laboratorios Prater y Koni, que fabricaban remedios y los cosméticos Vêndome y Etienne.
El origen de la deuda fue un fallido negocio de venta de automóviles que cubrió con el patrimonio de Ahumada. Eran US$3 millones que, con la devaluación y los intereses, se transformaron en US$ 29 millones. Desde ahí juró nunca más entrar en otro rubro distinto de las farmacias.
OBSESIÓN POR COMPETIR
Es un hombre muy competitivo, señalan sus cercanos. Si bien ha tenido disputas con el Colegio Médico, con Asilfa -la asociación de los laboratorios nacionales-, Cruz Verde, Salco, Recalcine, su carácter fuerte y su determinación le permitieron transformar una cadena de 46 locales, que fueron los que recibió en 1993, en la mayor de Sudamérica con 1.225 farmacias. Un ex gerente recuerda cómo Codner -alumno del Instituto Nacional al que le gustaba jugar al pool- delineó el plan de crecimiento. "Se paró y anotó en un pizarrón lo que había que hacer". Entre 1993 y 1998 cada peso fue reinvertido; no hubo dividendos.
Codner ha sido visionario y pionero, afirman amigos y competidores. Su cadena fue la primera empresa chilena que, en 1979, usó códigos de barra para reponer mercadería. La primera del país en sacar marcas propias, la primera en instalar el formato drugstore y la primera y única cadena de farmacias que se abrió a la Bolsa, en 1997.
También sufrió caídas: la compra de Drogamed en Brasil se tradujo en una pérdida de US$ 40 millones, calcula un director. Y en 2004, Cruz Verde la desplazó del primer lugar de mercado, posición que no ha logrado recuperar pese a que dos años después acordó con D&S operar los 70 locales de Farmalider.
RELACIÓN CON CUNEO
"Falabella se acercó a Ahumada porque quería que otras cadenas usaran su tarjeta. Codner se sintió halagado, porque era aliarse con una empresa muy poderosa, lo que le daba una diferenciación importante", recuerda un negociador. Las relaciones con el vicepresidente de Falabella, Juan Cuneo, son descritas como distantes desde el primer día.
"En el directorio las discusiones no son fáciles, porque los dos se sienten las cabezas de sus negocios", opina un ex director. Sin embargo, cuando Cuneo habla, Codner no lo interrumpe como sí lo hace con ejecutivos o directores cuando insisten en un tema que no comparte.
Codner no posee un equipo que lo haya acompañado siempre. Distintos ejecutivos han marcado hitos, pero han partido. Su ex yerno Jaime Sinay, el primer gerente general después de la intervención, expandió la cadena en Chile hasta ponerla en el primer lugar y armó de cero Boticas Fasa en Perú.
Suegro y yerno chocaron por cuestiones de carácter, pero las fueron superando desde que Sinay asumió como director en 2001. Patricio Reich, vicepresidente ejecutivo en ese mismo período, negoció la entrada de Falabella con un 20% y la compra de Drogamed en Brasil, que obtuvo tan malos resultados que habrían motivado su salida en 2001. Con Alex Rosemblatt, actual vicepresidente ejecutivo, casado con su hija menor, se entiende muy bien. "Alex lo sabe manejar.
Tiene la paciencia de la que José Codner carece a veces". El cerró la operación en Brasil e impulsó el desarrollo en México. No obstante, el año pasado no fue bueno en resultados.
Cuando en 2002 la familia Benavides ofreció venderle las farmacias del mismo nombre en México, Codner se la jugó pese a las aprensiones de Juan Cuneo. "El planteaba ¿cómo la sardina se va a comer a la ballena?", recuerda un ex director. Ahumada se transformó en la ballena, en la cadena más grande de Latinoamérica.
Lo Último
Lo más leído
3.
4.