Opinión

Las mujeres lo tienen cuesta arriba

Foto: Referencial/Aton Chile. DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

En un contexto global marcado por la creciente toxicidad en la comunicación pública, la integridad de la información electoral enfrenta una amenaza persistente. Este fenómeno, lejos de afectar a todos por igual, tiene impactos desproporcionados sobre las mujeres, quienes se han convertido en uno de los principales blancos de violencia política tanto dentro como fuera del espacio digital. Esta impacta especialmente a aquellas que, sorteando importantes barreras estructurales, compiten por cargos de representación política. Según un estudio de ONU Mujeres del año 2020, se estima que un 73% de las mujeres en el mundo ya se ha visto expuesta o ha experimentado algún tipo de violencia en línea.

Según un informe reciente de PNUD y UNESCO, la violencia de género en espacios digitales incluye desacreditaciones, amenazas, violaciones a la privacidad y campañas de desinformación. Estos ataques afectan a todo el espectro político y suelen ocupar estereotipos para mostrar a las mujeres como débiles o líderesas no confiables ni aptas para ocupar cargos públicos, disuadiendo su participación en política.

Chile no es ajeno a este problema. Para abordarlo, el PNUD está trabajando activamente, implementando la plataforma global “eMonitor+”, que combina herramientas avanzadas de inteligencia artificial con anotación manual, permitiendo monitorear y analizar la comunicación tóxica en redes sociales. Es decir, aquella comunicación que pretende excluir o deslegitimar a una persona o grupo. La comunicación tóxica puede adoptar diversas formas. Por ejemplo, insultos, lenguaje peyorativo o amenazas. También puede manifestarse con distintos niveles de intensidad, llegando incluso al discurso de odio basado en la etnia, raza, género, orientación sexual, entre otras características.

Los resultados del análisis son elocuentes. Tanto en la elección de autoridades regionales y municipales de 2024, como en la elección primaria presidencial del pasado mes de junio, el monitoreo mostró que la mayoría de los ataques a la identidad de las personas se concentró en mujeres candidatas. En el caso de la elección del año pasado, los discursos de odio y la violencia basada en género se intensificaron hacia la segunda vuelta de gobernadores regionales de noviembre de 2024, elección en la que no fue electa ninguna mujer como gobernadora.

En la elección primaria de este año, en la que compitieron dos hombres y dos mujeres, la mayoría del discurso de odio se dirigió a las candidatas. Además, el 18% de esos ataques tuvo motivaciones de género y casi la totalidad de estas publicaciones incluyeron lenguaje sexista o misógino. Dentro de estas publicaciones, el 35% corresponde a ofensas basadas en la apariencia.

Estos datos no son anecdóticos y evidencian que la violencia contra mujeres políticas en contextos electorales existe y que en espacios digitales se reproducen prácticas de violencia y discriminación, que terminan afectando el ejercicio de sus derechos políticos en igualdad de condiciones. Con una elección tan competitiva como las elecciones presidenciales y parlamentarias de este año, estos niveles de comunicación tóxica y violencia contra mujeres podrían ser aún mayores de lo que hemos visto en las últimas semanas.

En este escenario, trabajar colectivamente para promover un ecosistema de información íntegro es una tarea urgente. Esto implica sumar esfuerzos paraprevenir, visibilizar y sancionar la violencia contra las mujeres. Solo así podremos avanzar hacia una democracia verdaderamente plural e inclusiva, dentro y fuera del espacio digital.

Por Georgiana Braga-Orillard y Valentina Salas - Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Chile (PNUD)

Más sobre:CampañasDesinformaciónEspacio digital

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Contenidos exclusivos y descuentos especiales

Digital + LT Beneficios$3.990/mes por 3 meses SUSCRÍBETE