Paula

Niños a la espera: Adopciones en Sename disminuyen un 45% durante la pandemia

El número de adopciones realizadas por el Servicio Nacional de Menores, en medio de la crisis sanitaria, fue casi la mitad de las concretadas durante el año anterior. Desde el Sename apuntan a demoras en la tramitación de las causas de susceptibilidad en tribunales, en tanto que en el Poder Judicial revelan tardanzas en la entrega de informes psicosociales por parte del organismo. Una dilatación que, aseguran los expertos, influye en los tiempos de espera que deben sobrellevar los más de 200 niños que se encuentran esperanzados por encontrar a una familia.

Lorena Campos lleva 10 meses esperando una llamada telefónica. No espera un trabajo nuevo, ni un crédito bancario, ni una beca estudiantil. La suya es la llamada de confirmación para ser madre de un niño adoptivo. “Me imagino ese minuto como un momento de felicidad, tranquilidad, de saber que ese niño va a tener al fin una familia y que nadie lo va a poder sacar de ahí”, cuenta con emoción.

Para ella, la maternidad no es algo nuevo: tiene tres adolescentes de 12, 14 y 18 años. Sin embargo, la adopción siempre había estado entre sus planes. Su deseo de adoptar comenzó hace años atrás cuando, en medio de los controles pediátricos de su hija, pudo conocer a mujeres que hacían de mamás guardadoras. Con esa idea en la cabeza, en 2015 decidió aventurarse y se inscribió, junto a su esposo, en el Programa de Familias de Acogida Especializadas del Sename (FAE). Ahí cuidaron durante un año a un bebé que llegó cuando tenía apenas 6 meses. “No fue fácil separarnos cuando se fue con su familia adoptiva, pero nosotros mantuvimos el contacto con ellos y eso nos entregó más tranquilidad”, dice.

Con esa vivencia sobre los hombros, en enero decidieron iniciar un nuevo proceso: esta vez sería para adoptar un niño de manera definitiva. Sin pensar siquiera en que podría venir una pandemia, comenzaron a hacer los trámites que los mantienen en espera hasta el día de hoy. “Alcanzamos a participar en un taller de sensibilidad, que fue en marzo, y vino el tema del Covid-19. Después de eso, pasaron dos meses donde no tuvimos noticias de cómo iba a seguir la modalidad, hasta que la unidad de adopción se contactó con nosotros para contarnos que el proceso se iba a hacer de forma virtual”, cuenta.

Como Lorena, según datos entregados por el Servicio Nacional de Menores (Sename) vía Ley de Transparencia, hasta julio existían 538 personas declaradas idóneas para adoptar a un niño o niña bajo la tutela del Estado. Aunque dichos candidatos ya cumplen con todas las condiciones legales, psicológicas y sociales establecidas por el Servicio, aún se encuentran a la espera de la asignación de un menor. Un proceso que tarda en promedio 16 meses y que con la pandemia se podría extender aún más.

Con la crisis sanitaria, el match entre los niños y sus futuros padres ha tardado más de lo habitual. De acuerdo a información del Sename, el número de adopciones que se concretaron entre marzo y agosto -tiempo que abarca la pandemia- disminuyó un 45% respecto 2019. Es decir, se pasó de 164 enlaces a solo 91 en el mismo período. Por su parte, ya en junio existían 223 menores esperando ser adoptados. ¿Qué pasó en los procesos para que las adopciones cayeran a prácticamente a la mitad?

La primera explicación oficial es la pandemia. Con las cuarentenas y cordones sanitarios, las visitas a los menores en las residencias se suspendieron y las evaluaciones de los postulantes tuvieron que trasladarse al modo online. Por lo mismo, se indica que hubo tiempos de adaptación para que el sistema pudiera seguir operando. Un hecho que, sin duda, realentizó los procesos de adopción respecto a años anteriores. “Esta emergencia sanitaria es un desafío para los equipos de trabajo, para los postulantes y para los propios niños y niñas, porque obliga a adoptar medidas excepcionales de funcionamiento, a fin de evitar posibles contagios, pero al mismo tiempo dar continuidad al trabajo. Lo óptimo es la atención presencial, pero hubo que adaptarse resguardando los estándares de calidad, compromiso y rigurosidad en el trabajo a distancia”, señala mediante un comunicado la Jefa Departamento de Adopción del Sename, Viviana Petrić.

Sin embargo, desde la Defensoría de la Niñez, afirman que se ha producido una desatención de los procesos de niños, niñas y adolescentes en medio de la crisis sanitaria e indican que Sename debe dar respuestas concretas sobre las causas de la disminución de enlaces de adopción. “La excusa de que es la pandemia me parece demasiado genérica como para hacer un análisis mayor en términos de qué es lo que está detrás”, afirma Patricia Muñoz, defensora de la Niñez.

Con el cambio de formato de las atenciones, las charlas informativas y talleres de sensibilización se siguieron haciendo, así como también se continuó con la preparación de los niños para insertarse en su familia adoptiva. Sin embargo, los test psicológicos, que permiten determinar la idoneidad de los potulantes, fueron el gran punto de tope para acelerar los procesos. Desde la Fundación San José, explican que este tipo intervenciones no se pueden realizar de forma remota porque los psicólogos necesitan aplicar instrumentos de medición y evaluar parámetros de comportamiento que solo se pueden determinar con las familias in situ. “Nosotros no estábamos dispuestos a cambiar eso a online y llegamos a un acuerdo con las familias que no querían venir a la Fundación, por temor al contagio, para dejarlas pendientes. Muchos accedieron a venir con todas las medidas de seguridad, pero ya en octubre volvimos a funcionar al 100%”, cuenta Vivianne Galaz, directora ejecutiva de la Fundación San José.

A Lorena Campos le pasó esto. Ya había terminado los talles, las evaluaciones con la asistente social, había enviado toda la documentación que le habían solicitado desde el Servicio Nacional de Menores y solo le faltaba el test psicólogico. “Me imagino que el proceso ha sido más lento que de forma presencial, pero ha funcionado bien. Con la psicóloga online anduvimos bastante rápido, pero en lo que más nos demoramos era en que levantaran la cuarentena para poder hacer los test psicológicos que eso sí tenía que ser presencial”, señala. Mientras el sistema se acomodaba a este nuevo formato, Lorena cuenta que también le costó encontrar hora con los “evaluadores externos” que son los profesionales especializados en realizar las pruebas técnicas de los solicitantes de adopción.

Y es que para los funcionarios también ha sido todo un desafío enfrentar esta nueva realidad de atención. Una psicóloga de Sename -que pidió reserva de identidad por motivos laborales- cuenta que, al principio de la pandemia, desde el Servicio no se les indicó cómo tenían que actuar para llevar a cabo las evaluaciones vía Zoom. “Nadie nos decía qué hacer. Yo decidí, por ejemplo, sacar adelante un proceso de familia de acogida y eso fue cosa mía, pero todo nace desde los profesionales. Todo recae en nosotros. Sename está pendiente de resguardarse y no de acompañarnos en hacer la pega”, cuenta.

Desde la Fundación San José también confirman que, en los primeros meses, no se les enviaron lineamientos técnicos para trabajar con las familias vía remota. Ese documento, que debería haber llegado al comienzo de la emergencia sanitaria, se envió recién el 28 de septiembre mediante la resolución exenta Nº2528. El texto contiene una serie de orientaciones técnicas para realizar las evaluaciones de idoneidad de los postulantes en medio del contexto de la pandemia.

Pero en las demoras que ha tenido el proceso este año también está involucrado el Poder Judicial. A nivel general, para que un niño sea declarado “susceptible de adopción”, su caso debe pasar por un Tribunal de Familia para que se evalúe si cumple con las condiciones para ser adoptado. Así, los procesos judiciales -que ya son demorosos- también se han dilatado más allá de lo normal en este contexto. “Por ejemplo, los tribunales de familia empezaron a funcionar de manera remota en distintas fechas, por lo que al comienzo de la emergencia sanitaria no se hicieron todos los juicios de susceptibilidad de adopción que se realizan en una época de normalidad”, afirma la Jefa Departamento de Adopción del Sename, Viviana Petrić.

Una dilatación en las causas judiciales que, según la oficial de protección de Unicef Chile, Candy Fabio; fue de al menos tres meses. “Sé por seguimiento cercano al Sename que muchos programas y avances que podrían haber existido se vieron bastante estancados por la pandemia. Entre marzo y junio estuvo todo en stand by en el área de adopción porque las audiencias estaban paradas. A pesar de que empezaron a operar telemáticamente, a partir de julio se fueron reactivando y hay casos de niños que se lograron unificar”, dice.

La jueza del 3º Juzgado de Familia de Santiago y vocera de la Asosiación de Magistrados, Susan Sepúlveda, reconoce estos atrasos en las tramitaciones de las causas a raíz del trabajo remoto de los tribunales, aunque explica que el Poder Judicial estableció como prioritarios los procedimientos de susceptibilidad al iniciar la crisis del Covid-19. Además, pone en la mira los procesos que ha llevado a adelante el Sename durante este período. “Más que un retardo en la tramitación judical propiamente tal, han habido demoras probablemente en las evaluaciones de los grupos familiares. Si esos informes están aplazados, me veo en la imposibilidad de hacer una audiencia con todos los antecedentes que se requieren para resolver una situación tan compleja como la susceptibilidad”, afirma.

Pero la jueza va más allá y cree que lo que revela la cifra es una problemática general del sistema de adopción, el cual se vio agudizado por la crisis sanitaria. “Hay factores ajenos que influyen en la demora de las causas y que han incidido siempre. Lo que pasa es que con la pandemia todas las deficiencias del sistema se han visto exacerbadas. Los informes siempre presentan dificultades en cuanto a los tiempos, pero en pandemia se hizo aún más visible esa falla”, cuenta.

Así, las organizaciones de infancia señalan que este año podrían verse aumentado los tiempos de espera de los niños que están en las residencias u otros programas del Sename para encontrar a su grupo familiar adoptivo. De acuerdo al último Anuario Estadístico del Servicio Nacional de Menores, publicado en septiembre, un niño puede demorar casi 5 meses en encontrar a su familia adoptiva, luego de ser declarado susceptible. Eso, sin considerar el período que demoran las causas en los tribunales de familia, que alargan aún más el proceso. “El tiempo de la burocracia del Estado no es el tiempo de los niños y eso tenemos que entenderlo como país, porque de otra manera lo que hacemos es condicionar sus derechos a los tiempos de administración del Estado”, afirma la defensora, Patricia Muñoz.

La estadía en las residencias puede ser determinante para un menor de edad, sobre todo en las etapas formativas de su desarrollo. Por lo mismo, mientras más demoren los procesos de adopción, mayor podrían ser las consecuencias en el largo plazo. “Hay bastantes investigaciones que han ido demostrando que la institucionalización es una situación traumática. Probablemente, más adelante, nos vamos a dar cuenta del tremendo daño que hemos hecho como humanidad al dejar a los niños dentro de las residencias”, cuenta José Andrés Murillo, director ejecutivo del Observatorio para la Confianza. La oficial de protección de Unicef Chile, Candy Fabio, coincide: “Está bastante documentado la pésima atención que se entrega en los contextos de cuidados alternativos residenciales y la exposición prolongada de los niños en este tipo de centros afecta en su desarrollo”, sostiene.

Con más lineamientos sobre la mesa y experiencia en los equipos psicosociales, desde el Sename esperan que el número de adopciones aumente durante el segundo semestre. Sin embargo, las instituciones -como Unicef y la Defensoría de la Niñez- indican que para acelerar los procesos de manera sustantiva se requiere reactivar el proyecto que modifica la Ley de Adopciones, que actualmente se encuentra en la comisión de Constitución del Senado. “Es prioritario que se modifique el actual proceso de adopción. Desafortunadamente, el proyecto de ley no ha tenido ningún movimiento en 7 años. Mientras mantengamos una estructura legal como la que existe, es difícil cambiar el sistema. Se necesita una reforma más profunda”, finaliza Patricia Muñoz.

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