Recomendaciones de Culto: el escritor Diego Zúñiga recomienda la novela Iluminación artificial

De manera diaria, diversas personalidades de la cultura y los espectáculos recomendarán series, películas, libros o discos para poder resistir el nuevo confinamiento que enfrenta toda la Región Metropolitana y parte del país.


Una de las nuevas voces de la narrativa nacional, recientemente incluido en el listado de 25 narradores jóvenes en español destacados por la revista Granta, es el iquiqueño Diego Zúñiga (33). El también periodista tiene una trayectoria que incluye dos novelas Camanchaca (2012), Racimo (2014); el volumen de cuentos Niños héroes (2016); más un el libro biográfico María Luisa Bombal, el teatro de los muertos (2019), y el futbolero Soy de Católica (2014).

Consultado por Culto para una recomendación, Zúñiga dice: “Hay una novela de César Aira que él nunca ha querido reeditar y que para muchos es su mejor libro: La luz argentina. En esa novela hay una pareja y hay una ciudad que en las noches se queda a oscuras. Cuando ocurren los cortes de luz, la mujer de la historia entra en unos estados difíciles de describir, trances que parecieran convertirla en otra persona. Hago todo este rodeo porque me acordé de esa historia de terror mientras leía Iluminación artificial, la primera y sorprendente novela de Cristofer Vargas Cayul (1993), que acaba de publicar Provincianos Editores”.

“Aquí no hay una pareja, sino más bien una familia: una abuela y dos hermanos, que después de vivir de allegados deben buscar suerte en una toma en la periferia de Santiago -agrega Zúñiga-. Todo esto lo cuenta el hermano mayor, un niño que a sus trece años ha vivido quizá demasiadas cosas, y sin embargo su voz transita, con mucha sutileza, entre la ternura y el desgarro. Es 1999, el fin del mundo parece estar a la vuelta de la esquina y él se distrae con historias de ovnis, mientras junto a su familia resisten como pueden, sin agua potable, sin luz, la luz que se corta en las noches porque el dueño del terreno y el alcalde no los quieren ahí”.

“En la novela de Aira, los cortes de luz, de esa luz argentina, remitían inevitablemente a la dictadura, a una atmósfera de terror. En la novela de Vargas Cayul, los cortes de luz, de una luz chilena en este caso, remiten a una precariedad que sigue interpelándonos y que mucho tiene que ver con aquello que originaría la revuelta de octubre de 2019″, agrega el iquiqueño.

‘”El fin del mundo pasó hace rato y ni nos dimos cuenta’, dirá en un momento el narrador, cuando entienda que la infancia se acabó para siempre”.

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