El futbolista ‘profesional’ sobre el futbolista ‘hincha’: el cambio de paradigma que revoluciona el mercado de pases

Matías Zaldivia posa con la camiseta de la U. (Foto: udechile.cl)

Las partidas de Matías Zaldivia y Fernando de Paul a Universidad de Chile y Colo Colo, las trincheras opuestas a las que hasta hace poco defendieron generando una fuerte identificación son apenas dos ejemplos de movimientos que remecen a los fanáticos y encienden las redes sociales, el punto de encuentro, o desencuentro, con unos y otros.



Matías Zaldivia luce la camiseta de Universidad de Chile. Han pasado solo algunos días desde que Colo Colo desestimara la opción de renovarle el contrato y el zaguero duró poco en aceptar la propuesta del que días antes consideraba como su archirrival. Incluso, tardó poco en asumir el discurso de su nueva casa. Se refirió a los albos como “el otro club”, sin mencionarlo y retiró de sus redes sociales todas las imágenes que lo vinculaban con el Cacique. Como consecuencia de la sucesión de actos, recibió primero el repudio y luego la indiferencia de los fanáticos del Cacique, quienes dejaron de seguirle en las plataformas informáticas. Los más radicales fueron más allá y retiraron su apellido de las camisetas albas que habían adquirido cuando el ex jugador de Arsenal de Sarandí era uno de los más queridos. Se habían sentido traicionados y lo manifestaban. Lo siguen haciendo, en rigor. En la U no lo recibieron con cariño, sino muy por el contrario. Hubo, de hecho, fuertes amenazas.

Zaldivia es el ejemplo más simbólico de un auténtico cambio de paradigma. Hay más, incluso con un grado parecido de intensidad. Fernando De Paul, quien en algún momento portó la jineta de capitán en la U, pasó a Colo Colo. Y el también arquero Cristopher Toselli, ampliamente identificado con la UC, está a un paso de llegar al club laico. La de Eugenio Mena, campeón de la Copa Sudamericana en 2011 con los azules, a San Carlos de Apoquindo completa la lista de movimientos rimbombantes en los equipos grandes. Pero el ejercicio se puede ampliar perfectamente a los de menor convocatoria. Sebastián Sáez pasó de Everton a La Calera y Bayron Oyarzo, de Curicó Unido a Ñublense. Todas, rivalidades históricas y conocidas.

Atrás quedan ejemplos como los de Luis Musrri en la U, Mario Lepe en la UC o Raúl Ormeño en Colo Colo. Todos símbolos que en Chile solo defendieron al equipo de sus amores. El ex capitán azul solo salió para jugar en el fútbol chino, en 2001. O vuelven a la mente movimientos que fueron igualmente controvertidos, como el paso de Patricio Yáñez desde la U a Colo Colo, en 1991 o el de Pedro Reyes a los azules, en 2002, cuando retornaba desde Francia. En ambos casos, los aficionados reaccionaron con virulencia y amenazas.

Fernando de Paul, posando con Alfredo Stöhwing y Daniel Morón.

Cambio de época

Oscar Wirth puede considerarse un precursor de este tipo de casos. El exarquero actuó en los tres grandes del fútbol chileno y a la lista suma uno más que puede recibir la misma categorización: Cobreloa. De hecho, en la época en que se cambió de tienda, no había dudas de tal condición en el caso de los calameños. Con esa experiencia, habla con propiedad respecto de cómo enfrentar la situación. “La única gran manera de enfocar esto es con un grado profesional que no acepte ningún comentario. El trabajo es el reflejo de lo que estoy diciendo. Ese era mi compromiso. La condición de hincha la tiene el que está en la tribuna. Yo no era hincha, sino futbolista. Hay muchas anécdotas. Me pasaron percances por arriesgar el físico en todos los clubes en que estuve, lo que habla del compromiso. Así lo viví. Uno no se expone a que le pongan una patada en la cara por cualquier cosa, sino para honrar ese compromiso”, sostiene.

Wirth recuerda que no tuvo que recurrir a declaraciones polémicas ni grandilocuentes para generar adhesión. Y que de vuelta solo recibió reconocimiento. “Por mi manera de enfocar esto, que en su momento también lo comenté, lo único que recuerdo es un respeto muy grande de todas las hinchas. Jugando en la UC, la de la U me recibía con respeto. Ellos ven que el compromiso es profesional y que uno tenía cierto tino para hacer las cosas. Hoy se habla, por ejemplo, del arquero de Argentina, pero en el sentido contrario, siendo un gran arquero”, afirma.

Luego aterriza su experiencia a los hechos actuales. “Al final los hechos van a hablar por sí solos. Si el hincha del club en que está Zaldivia ve compromiso total, lo único que va a recibir es respeto. Yo nunca hablé mal de ningún equipo. Uno forma parte de un espectáculo, pero el espectáculo es futbolístico, no con la boca. Ahí está el error que cometen muchos”, sentencia.

Eugenio Mena, con la camiseta de Universidad Católica.
Eugenio Mena, con la camiseta de Universidad Católica. (Foto: Twitter - @Cruzados)

La mirada sicológica

Alexi Ponce aporta la mirada sicológica. Desde esa perspectiva profesional, observa que, efectivamente, hay un cambio. “Hay un giro en ese sentido. El jugador tiene más condiciones para una mirada profesional. Seguramente lo hará con la misma seriedad que cuando estaba en su club anterior. La otra mirada es la del hincha, que defiende sus colores. El jugador es valorado en la medida en que está en ese club. El jugador hincha está perdiendo terreno frente al jugador profesional”, diagnostica.

La evolución de la carrera y, sobre todo, de las comunicaciones, obliga a realizar ajustes. “Hoy, las redes sociales también son complejas. Se enojan desde los dos lados. Lo único que les queda es ser profesionales, defender su carrera. El análisis debe ser distinto. La mirada del jugador y de los clubes es exigir profesionalismo. Asumen el riesgo, pero también el beneficio. En todos los clubes está pasando. Sacha Sáez se va a Everton, Oyarzo a Ñublense. Ahí también hay rivalidades importantes”, consigna.

Sin embargo, se detiene en el análisis de los movimientos de los jugadores que defendieron a los equipos de mayor convocatoria. “El futbolista profesional, sobre todo el que tiene más tribuna, está expuesto siempre. En Colo Colo, si Zaldivia fallaba, lo criticaban. Ellos conviven con eso, con las estructuras más sociales del deporte. Zaldivia sabe que hay partidos que tienen connotación distinta también”, explica.

Desde su rol, aporta con alguna mirada respecto de cómo enfrentar el escenario. “Ahí se trabaja que el fútbol sigue siendo el mismo. Por más que griten 20 mil hinchas, el balón no se mueve. Ellos están preparados desde siempre. A la crítica, al cuestionamiento. Es todo el año. El hincha trabaja muy bien en el éxito, pero la derrota les complica. En la pandemia se jugó sin público y los niveles no fueron tan distintos. Un jugador que se cambia de club, sabe, además, que se está enfrentando a demandas y exigencias. Y esta es una de ellas”, concluye.

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