Arte para todos
Factoría Santa Rosa cumple cinco años en pleno barrio Franklin. Bajo su alero se han presentado más de 40 muestras con un centenar de artistas visuales chilenos. Paralelamente, en su espacio de residencias, Anexo Placer, han trabajado más de 20 artistas de Chile y el extranjero.
Las ansias de devolverle la mano a un barrio que había acogido a la familia Musalem con cariño y respeto, más la intención de acercar el arte a la gente, llevaron a la tercera generación de esta familia a emprender un proyecto cultural que se ubicaría en el segundo piso de la exfábrica textil Musalem de Santa Rosa. Así se inauguró la Factoría, en diciembre de 2010, de la mano de los hermanos Felipe y Carola Musalem Rosselot, con el objetivo de colaborar con la calidad de vida de la comunidad del barrio Franklin. “Decidimos dejar los segundos pisos que no son muy comerciales en este sector para instancias culturales. Este es un barrio que acogió a mis abuelos, a nuestra familia por tantos años de buena manera; crecimos acá, es nuestra historia de vida, por lo tanto esto venía a ser un aporte. Nunca tuvimos la ambición de llegar a lo que tenemos, ahora que es ser una galería establecida, de trabajar con artistas tan buenos y de estar participando de a poco en ferias internacionales”, cuenta Carola Musalem.
El puntapié inicial estuvo dado con una colectiva inaugural donde colaboraron muchos artistas como Hugo Marín, Rodrigo Cabezas, Ismael Frigerio y Hugo Cárdenas, entre otros. “Esto se pensó muy rápido y se hizo, la carga se fue arreglando en el camino. No sabíamos si iba a resultar hacer una galería en el Persa, era un poco de locos”, cuenta Carola, pero el hecho de que el espacio físico sea propio ayudó mucho para liberar un poco los bolsillos, sumado a que el estar en un lugar ‘raro’ también fue un punto a favor. Básicamente era una novedad.
Un barrio que siempre se ha mantenido vital; históricamente fue el matadero, aquí llegaban los trenes con el ganado, y siempre ha estado lleno de actividad. “Luego vino el Persa, una especie de mercado, aquí se vienen a buscar las antigüedades. Para las personas amantes del barrio y de las rarezas este ha sido siempre el lugar visitado”, suma Carola.
Un lugar transversal que los fines de semana recibe entre 30 y 40 mil personas provenientes de todas partes. “Además en los últimos años se han puesto las cocinerías con comida peruana, chilena, colombiana, thai y cafés con delicatessen. La mayoría de los artistas tiene mucha onda con el barrio porque vienen a buscar sus materiales acá; por lo mismo, siempre he tenido una buena acogida por parte de ellos”, dice Carola.
Carola se ha atrevido a hacer cosas diferentes, ejemplo de ello fue la muestra, en el 2011, de Hugo Marín y Gonzalo Cienfuegos, quienes hicieron un mural in situ de ocho metros de largo, “donde uno los veía trabajar juntos, con un respeto enorme del uno por el otro, siendo que son dos artistas cuyos trabajos son diametralmente opuestos, y en el resto de la sala se mostraban obras emblemáticas de cada uno, cosa que la gente del barrio también los conociera”, explica Carola.
Para mucha gente del sector es la primera vez que entran a una galería de arte, situación que se da dentro de la mentalidad de un país donde el arte y su coleccionismo habitan en círculos elevados. Pero aquí el arte ocupa una instancia real que lo democratiza, llevándolo y acercándolo a todos. Desde este punto de vista nacen los encuentros que organiza Factoría Santa Rosa llamados Persa del Arte, una instancia que da un empujón para que las personas se transformen en nuevos coleccionistas. “Así unimos a 25 artistas consagrados con varios artistas emergentes. Esta instancia ha acercado mucho público”, explica Carola, quien llevó este mismo concepto a su participación en la pasada versión de la Feria Ch.ACO y que el próximo año celebrará la versión número 10 de este concepto. La curatoría está a cargo de Carlos Navarrete y de ella.
Pero esto no es todo, justo a un costado de la Factoría existe Anexo Placer, que consiste en dos galpones cuya construcción data de 1941. Cada galpón mide 300 metros cuadrados y 8 metros de alto. Uno de ellos acoge las residencias donde más de 20 artistas han trabajado un proyecto determinado por seis meses. Y el segundo galpón es ocupado de manera permanente por los artistas Carlos Fernández e Ismael Frigerio. “Esto es un mecenazgo porque el trato con los artistas es a partir del canje. Tú estás seis meses trabajando aquí y una vez al mes se hace una abertura y se convoca a la comunidad para que vean cómo trabajan los artistas”, dice Frigerio.
La factoría ha democratizado el arte y además se presenta como un espacio de interrelación entre los mismos artistas. El futuro se viene lleno de proyectos donde se espera tener mayor participación en ferias nacionales e internacionales.
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