Ciudad para las personas
Promover la dimensión humana de las ciudades -garantizando espacios públicos y calidad en los desplazamientos, entre otros temas clave- es el eje central del diseño urbano. Algo de lo que el arquitecto y académico Roberto Moris puede hablar con propiedad, dada su extendida trayectoria nacional e internacional en planificación y gestión urbana.


¿Cómo se concibe hoy una ciudad con una política de diseño urbano responsable?
Para tener una política de diseño urbano responsable es clave contar con una política de desarrollo territorial que ponga en primer lugar a las personas. En ese marco, el diseño urbano sería puesto en su verdadera dimensión cuando las ciudades se piensan, planifican y diseñan para que las personas se puedan desarrollar como individuos y colectivamente. Al poner el foco de atención en el diseño urbano, este se centra en el diseño del vacío, del espacio público y de la dimensión humana de las ciudades. Esto implica que las calles, veredas y plazas tienen como fin último construir el ambiente en que los ciudadanos se desarrollarán. Es inexplicable que, siendo las ciudades tan importantes para el desarrollo de nuestras vidas, se haya dejado su conformación al resultante del equilibrio o desequilibrio entre la oferta y la demanda. En nuestro país se optó por promover el desarrollo económico. El resultado de ese modelo de no-planificación es lo que hoy tenemos. La buena noticia es que la gente se está dando cuenta de que este modelo le afecta su calidad de vida y sus proyecciones de desarrollo.
Al respecto, ¿qué ciudad de Chile o del extranjero es un buen ejemplo de diseño urbano?
Como en todas partes se puede hablar de buenos ejemplos en diseño urbano, más bien hay que hacerlo en relación a áreas específicas de las ciudades. Entonces tenemos que hacer diferencias entre ciertos distritos de las ciudades y algunos proyectos destacados que valorizan su entorno. Respecto a lo primero, creo que en Chile el centro de Santiago y gran parte de la comuna de Providencia son insuperables. Son áreas que han vivido cambios en sus construcciones y funciones, pero el espacio público ha perdurado, siendo de tal fortaleza que es valorado por los ciudadanos. En Latinoamérica, el centro de Buenos Aires es muy potente, aunque -en términos de diseño urbano- lo realizado en los últimos años en Medellín debe ser de las cosas más destacables. En cuanto a ciudades globales, me parece que Londres, Nueva York y Berlín son grandes ejemplos.
¿Y qué ciudad no es un buen ejemplo en ese sentido?
Creo que todas tienen valores intrínsecos y no me gustaría encasillarlas. Pero sí podemos decir que su planificación, diseño y gestión no pueden considerarse un buen ejemplo. Al respecto, ciudades como Puerto Montt tuvieron una oportunidad de oro en los últimos veinte años, con gran cantidad de recursos públicos y privados. Con el resultado actual, es difícil plantear que los valiosos atributos paisajísticos y culturales fueron potenciados. El caso de Calama también es paradójico. Una ciudad que tiene un tremendo mercado de arriendo, porque -pese a los recursos generados por el cobre- la gente no se proyecta ahí. En este caso, la responsabilidad del Estado es innegable.
Y Santiago, ¿está asociado a un diseño urbano responsable?
No creo que podamos asociar el crecimiento de Santiago a ese concepto ni remotamente. En todos los rankings en que Santiago aparece bien posicionado, difícilmente el diseño urbano puede ser reconocido como uno de los responsables de esos logros. Gran parte de los atributos de Santiago tienen que ver con su localización y condiciones paisajísticas. Lo digo siendo un fanático de la ciudad. Me encanta Santiago, no porque sea lindo o con buen diseño urbano, sino porque creo que está lleno de atributos urbanos.
¿Puede hablarse de diseño urbano a microescala, a nivel de barrios?
El diseño urbano debe ser multiescalar, alcanzando un gran nivel de detalle, en especial en la escala de barrio. Diversos estudios han demostrado la alta valoración de la población por las condiciones urbanas de los barrios. Es a este nivel donde el diseño urbano puede generar mayores impactos, especialmente si es sensible a las demandas específicas de cada barrio y comunidad. En Europa se realizan auditorías de diseño urbano, por ejemplo, en grupos de mujeres que valoran los proyectos en función de su seguridad. En otros casos, tanto proyectos públicos como privados deben demostrar que consideraron en el diseño los intereses de los distintos grupos y minorías de cada comunidad. En Chile se entendería como trabas al desarrollo, allá lo entienden como acciones que aseguran la sustentabilidad de los planes y proyectos.
¿Qué barrios tendrían un buen diseño urbano?
Hay experiencias del Programa de Recuperación de Barrios del Minvu, como es el caso de la población Santa Adriana, que son muy valiosos. En términos de calidad de diseño urbano son destacables el Parque Bicentenario de Vitacura y la remodelación de la Quinta Normal. También espacios privados, como el Patio Bellavista, o lo ocurrido en el barrio Lastarria y el GAM.
¿Cuál ha sido la importancia de desarrollar proyectos como la ribera norte en Concepción o La Chimba en Antofagasta?
Estos proyectos urbanos realizados entre 1995 y 2007 son experiencias de intervención integral desde el Estado, en que por diversos motivos se intentó abordar, con distintos niveles de éxito, ciertas demandas bajo una gestión que ocupara las capacidades de planificación y gestión del Estado. A pesar de no tener tanta difusión, representan acciones singulares de gran impacto en las ciudades y de importante enseñanza para la gestión urbana.
FORMACIÓN Y TRAYECTORIA:
-Arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Chile (1999).
-Máster en Diseño de Ciudades y Ciencias Sociales, London School of Economics (2004).
-Especializado en planificación y gestión urbana.
-Subdirector del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la PUC.
-Profesor en la Escuela de Arquitectura y en el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la PUC.
-Fue asesor del Minvu, secretario técnico del Consejo de la Reforma Urbana, secretario técnico del Comité de Ministros de la Ciudad y el Territorio, jefe de la Dirección de Proyectos Urbanos (DPU) del Minvu.
Santiago y sus problemas:
“La ciudad debe abordar sus problemas estructurales, que pasan por definir dónde su población va a vivir, estudiar, trabajar, recrearse y cómo se va a movilizar. En este marco, el diseño urbano debe jugar un rol clave y abordar la falta de espacios públicos suficientes y de calidad para el libre tránsito de los ciudadanos. Al respecto, los mayores problemas son predominancia del espacio destinado a los automóviles por sobre el espacio para personas y bicicletas; diseños de vialidad urbana pensados bajo la lógica de la eficiencia de la inversión y de la fluidez vehicular; desequilibrio en la cantidad y calidad de espacios públicos en la ciudad, en especial respecto a las áreas verdes, parques y arborizaciones; falta de espacios urbanos como hitos de la ciudad que tengan como objetivo perdurar y orientar el desarrollo inmobiliario, y no ser un resultado de este”.
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