Nicolás Hernández va por la vida feliz. Es una persona sonriente. Va confiado, con esa confianza de quien cree a ojos cerrados en sus proyectos. Esa actitud es la que hoy, después de más de una década de trayectoria y experiencias tan diversas que van desde trabajar en el extranjero hasta abrir caminos al esperanzador ‘nuevo diseño chileno’ (lo hemos bautizado así en esta nota, solo para recordar lo que ocurría en los 2000), lo llevó a hacerse cargo de una flamante fábrica, con máquinas preciosas y una nueva marca que apunta al futuro.

Pro2

Nuestra revista fue la primera en entrevistar a Nicolás, cuando llegaba de España con ideas frescas y un portafolio por desarrollar. Si retrocedemos en el tiempo, recordaremos cómo se hablaba de diseño chileno hace unos años, cómo se refrescaba el ambiente y se vislumbraba una industria incipiente... Sin la intención de hacer un melodrama, la industria no ha sido tan fuerte como se creyó y las importaciones siguen siendo el pilar de nuestra oferta de diseño. Pero en ese panorama algunos prosperaron, y uno de  ellos es Nicolás.

Con un título de diseñador industrial y un magíster en desarrollo de productos, además de cinco años de estadía y experiencia en España, Nicolás Hernández no podía encontrar trabajo una vez que regresó a Chile a fines de 2006.

Dice que no tuvo más alternativa que sacar los dibujos que había hecho hace ya un tiempo y ponerse a fabricar algunos objetos. Uno de ellos fue la lámpara Open, que nació estando en España.

Lo bueno de esta historia es que a este diseñador le fue bien. En la tienda Luzco, de Alonso de Córdova, le pidieron la misma Open y otros productos más, porque estaban buscando diseño chileno. Fue entonces cuando armó su empresa, Pro2, y comenzó un éxito progresivo y paulatino, a ritmo tranquilo y seguro, como le gusta a él. Vendió en Luzco y con el tiempo lo hizo en Cómodo, en Brainworks, en Muebles Sur, y así fue entregando pedidos en otras tiendas y abrió la propia.

Pero esto es parte de la historia. Una buena historia, pero y como el cliché, lo que estaría por venir sería aun mejor.

Hoy, en este año del mono que comienza, Nicolás Hernández está en nueva etapa. Con una fábrica, soñada para muchos diseñadores de mobiliario, con 3.700 m² y 12 trabajadores, maquinaria antigua y fiel, además de tecnología de punta precisa (una ruteadora o equipo CNC) que permite el corte y grabado sobre diversos materiales, produce piezas de mobiliario para Muebles Sur y Nogal, su recién inaugurada marca, que celebra nueva casa en el barrio Italia.

Nogal, bienvenido el futuro

Pro2 sigue existiendo, sigue creciendo y vendiéndose. Como siempre, están la lámpara Open y versiones de la preciosa Enebra. Lo interesante es que hoy las ideas de Hernández conviven con los tiempos, y Nogal ofrece lo que no se fabrica aquí; ofrece la oportunidad de la diferencia; el ‘a medida’ que tanto facilita la vida.