Econciencia: Gasto energético
Semana del 29 de septiembre al 6 de octubre.


En ninguna casa se gasta en general lo mismo en calefacción, ni siquiera en las de un mismo lugar y materialidad, pues son muchos los factores que intervienen: orientaciones, estado de mantención de la construcción, horas de uso de los equipos, temperatura ideal a lograr al interior, número de habitantes, hábitos familiares y forma general, entre muchas otras. Se puede hablar de promedios por consumo de energía por unidad de superficie, pero aún nada exactos. Como referencia, en países europeos avanzados el consumo energético en viviendas es de unos 60-70 kWh/m² al año (hoy se habla de llegar idealmente a 30 o menos), en Santiago, de acuerdo a mediciones propias en casas, este valor es de 120-140 kWh/m²; o sea el doble y con un clima 3 a 4 veces más benigno (hasta nuestro invierno tiene un sol grato), lo que indica que estamos perdiendo dinero, o pasando más frío del debido, por ello se puede y debe hacer mucho al respecto, tanto en la construcción como en corregir ciertos hábitos.
Estos kWh/m²/año pueden ser muy costosos si la energía utilizada es de alto valor, y por otra parte pueden ser bajos, si la energía es de bajo costo; en estos últimos casos se utiliza energía como la leña, que puede ser hasta gratis, y que en la mayoría de los casos se la transforma en calor en equipos realmente contaminantes o muy dañinos para la salud y medioambiente. En general en estos casos sus propietarios no invierten en reparaciones para ahorrar energía, pues jamás la recuperarían y no tienen conciencia del daño que se provocan. En los del primer caso, con energía cara, sí es conveniente y/o rentable mejorar la vivienda y los hábitos de calefaccionamiento. Pero no muchos lo hacen; a veces por comodidad, por falta de conocimiento, prefieren invertir en otras cosas o actividades, o han visto malas experiencias y prefieren seguir pasando frío.
Dentro de las posibilidades para reducir el gasto energético están: mejorar las ventanas, agregar aislación a los muros, colocar puertas al interior para ‘clausurar’ recintos poco usados (reduciendo el volumen a calefaccionar), revisar sellos de hermeticidad en ventanas y puertas, contar con buenas cortinas, cambiar el equipo de calefacción (evitar los de combustión interna, pues todos contaminan) y mejorar hábitos, entre otras. Lo óptimo es comprar una casa con todo ello ya instalado y administrarla bien.
Ya existen algunas iniciativas en el país para certificar la construcción de las casas de acuerdo al consumo energético, que al igual como ya se aplica en refrigeradores y ampolletas, se las clasificaría con letras entre A y F. Las tipo A cumplirán con lo ideal, tendrán mucha aislación térmica y buenos equipos de calefacción, estas en principio tendrán un mejor valor de reventa, pues para su larga vida útil consumirán menos energía.
El concepto ahora es preguntar cuánto gasta la vivienda, más que el cuánto cuesta.
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