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El más alto

O por lo menos estuvo entre uno de ellos por un tiempo. Se trata del edificio art decó de Merced 84 del arquitecto chileno Luciano Kulczewski. El otrora primer rascacielos de Chile también fue un pionero en la utilización de calefacción central y la incorporación de ascensores. En definitiva, un adelantado a su época que sobrevive sin parafernalia, solo, incólume al paso de los años, al tiempo y a la misma gente.

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Es poco probable que al momento de proyectarlo en 1928, Luciano Kulczewski haya pensado que con él iba a tocar el cielo. Menos posible también es que este arquitecto chileno, descendiente de polacos, socialista y funcionario público, previera que a unas cuantas cuadras del que en su momento estuvo entre los edificios más alto de Chile, se comenzarían a erguir décadas más tarde obras que superarían con creces sus siete osados pisos. Luciano Kulczewski no competía con nadie más que consigo mismo.

Con su afán de hacer arquitectura de calidad. De esa que les daba relevancia a los detalles y a la individualidad. A la estética sin importar su fin. "Cuando  le preguntaron ¿está ud. En contra de la proletarización  del hombre común?, el contesta:por supuesto. Totalmente en contra(…) eso fue lo que me llevó a participar en la fundación del Partido Socialista, a hacer todas esas poblaciones con las casas distintas unas de otras, pero dentro de una semejanza común", cuenta el arquitecto Christian Matzner. Y es que creía en romper con los moldes y hacer sentir al usuario especial, único en su espacio,como una manera de generar un vínculo identitario con el entorno. Algo que justamente toma relevancia al revisar una de sus construcciones más emblemáticas: el edificio de Merced 84.

Es de los primeros rascacielos de Chile y el primero en tener calefacción central e incorporar un ascensor -que por cierto aún está en funcionamiento-. Un vanguardista de tomo y lomo que incluso transgredió las modas afrancesadas que imperaban en la época y cuyo ejemplo se da en calles como París y Londres o Nueva York, para dotar de una estética art decó muy particular a una buena parte de su legado. Kulczewski aquí evidenció que lo suyo no era arte por arte, sino que buscaba resolver problemas de habitabilidad de la mejor manera. Así es como resuelve en este espacio un problema arquitectónico entregado por el emplazamiento: una manzana poligonal con fachadas en ángulo hacia Merced y hacia la Alameda. "Sus virtudes son del orden morfológico, o sea que tienen que ver con la disposición del edificio y cómo se plantea en su sitio. Aquí logra resolver en esta suerte de pasillo un problema funcional arquitectónico a través de una caja de ascensor centralizada, superracional, que empata con todas las circulaciones por piso y con cuatro patios de luz que a su vez organizan los recintos programáticamente", acota Matzner.

Art decó a la chilena

Si bien su apuesta programática se adelanta a la época y logra establecerse como un hito, muy cerca de lo que fuera el camino de cintura y justo en frente de la Fuente Alemana, el edificio de Merced 84 también es una apuesta por mostrar verdadero art decó chilensis. Si bien en ocasiones se le ha comparado con Gaudí, lo cierto es que la estética kulczewskiana busca siempre un acercamiento a lo propio -de ahí que utilice copihues en ciertas ornamentaciones florales o típicos personajes chilenos a modo de ménsulas-. De esta misma manera busca en su obra soluciones únicas, como las torretas o las tribunas, que sobresalen en las fachadas, con el propósito de enfatizar la línea vertical y las expresiones geométricas del art decó. "Kulczewski toma la vanguardia europea, pero para tomar un estilo personal, dándole identidad local a toda su obra. Y es que él supo darle a la arquitectura una impronta sumamente personal, identitaria y quizás, lo que es más importante, ideológica. Su obra es un homenaje de los valores humanos…", finaliza Matzner.

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