Espacio: Secretos de playa
Para Angela Vergara, decoradora y dueña de una exquisita casa en Cachagua, hay premisas que en este espacio son ley. Aquí una recopilación de primera fuente de lo que define su estilo, su distribución y, por supuesto, su forma de disfrutarla en cinco confidencias.
Las plantas del jardín son todas de la zona. Entre ellas, una aravilla, algunos boldos, chaguales y añañucas. También orquídeas silvestres, maitenes y quillayes.
EL JARDIN INTEGRADO AL ENTORNO
“Elegimos Cachagua porque es el lugar que mejor conjuga nuestros gustos. El paisaje es precioso por donde se mire, ya sean los cerros, el campo o el mar. Quisimos que la casa se integrara con el entorno y por lo tanto pasara a formar una sola cosa, como un bloque. Cada vez que estoy aquí invierto mucho tiempo en el jardín, me gusta plantar especies de la zona, que a la larga son las que mejor se dan y las que mejor se ven”. De esta forma, el verde en distintas tonalidades es el color que resalta alrededor del lugar de descanso. Las plantas, los arbustos y helechos dibujan el recorrido hasta llegar a la puerta de entrada. Todo es muy sencillo, la trama pareciera que fue un trabajo al azar. Una piscina rectangular delimita el espacio, realzando las líneas rectas, las mismas que definen a la vivienda completa.
MEZCLAR COMODIDAD CON DISEÑO
"Nuestra casa fue pensada de manera 100% funcional, cómoda, pero no por eso dejamos de lado la innovación y el diseño. Para mí la sencillez está muy relacionada con el gusto, con lo estético. Creo que es muy importante saber elegir los detalles sin importar su origen. Hay que apreciar las cosas por su belleza, y eso es lo que trato de transmitir a la hora de decorar". Lo que más identifica la filosofía de Ángela son los espacios comunes. El living está enmarcado por colores suaves, que pasan por los blancos, los tierras, los grises y algún tono de color. Hay que fijarse en el diseño de la estructura interna. Arriba, justo al llegar al techo, se dejó un espacio muy bien pensado. Allí se puso una suerte de gran esqueleto de barco que rompe con las líneas estructuradas de toda la casa.
La dueña de esta casa de 260 m² pensó también en la entretención. Por ejemplo, en el living hay una pequeña mesa de juegos, ideal para pasar las tardes veraniegas.
PENSADA PARA DISFRUTAR EN FAMILIA
"Los espacios comunes son los que tienen mayores dimensiones, porque la idea de una casa en la playa, para mí y para mi marido, significa disfrutarla en familia. Tenemos cinco hijos y varios nietos, por lo que la distribución tenía que ser en función de su comodidad. Para el verano llegan todos, yo no me hago problema, me encanta la familia achoclonada". Todas las habitaciones son grandes, con lo justo para no intervenir en el bienestar. Aquí no hay complicaciones. La cocina tiene una puerta corrediza roja, que conecta uno de sus mesones con el comedor. Es perfecta para que un almuerzo dominical sea práctico y sin problemas.
APRENDER QUE MENOS ES MAS
“Si me hacen definir mi casa en tres palabras diría: acogedora, alegre y sencilla. Estas me identifican a mí también. Yo estoy todo el tiempo buscando y pensando en cómo hacerla más bonita a partir de lo mínimo”. Y eso es. En cada rincón Ángela pone lo justo y necesario. El dormitorio principal, en el segundo piso, continúa el estilo: cama con ropa completamente blanca, color en los cojines y un cielo de losa que da una sensación de limpieza.
DEJAR ENTRAR LA LUZ
“La casa se define por la luz. Está llena de lugares iluminados. Además es un recurso amigable con el medioambiente porque así ahorramos energía. La luz entra por todas las ventanas. Cada espacio está definido por un inmenso ventanal, de manera que jugamos con las vistas tanto hacia el mar como hacia el cerro”. No hay nada como la iluminación natural, sobre todo en una casa que tiene como escenario el Océano Pacífico. Todo el lugar recibe luz poniente. El tibio sol de la tarde entra dando una iluminación tenue.
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