MasDeco

Iván Navarro: "Hacer arte sobre arte es aburrido"

Vino por un año a Chile a reconocer la escena que dejó 20 años atrás, cuando se fue a vivir a Nueva York. Su idea era tener una especie de año sabático, pero en el camino surgió la posibilidad de hacer su primera retrospectiva en el país: "Una guerra silenciosa e imposible", su actual muestra en el Centro de las Artes 660. Aquí, mientras prepara un trabajo que presentará en noviembre junto a la banda Electrodómesticos en el Teatro Municipal, cuenta cómo ha sido su reencuentro con el país y la faceta musical menos conocida de su obra.

2173686

No exponía de forma individual en Chile desde 2007, cuando presentó en el Centro Cultural Matucana 100 “¿Dónde están?”, una instalación que hacía alusión a los responsables de abusos contra los derechos humanos cometidos durante la dictadura. La exposición lo llevó a ganar un Premio Altazor en 2009, y luego vino un salto en su carrera, cuando ese mismo año lo invitaron a participar en la Bienal de Venecia. Ahí expuso el montaje “Threshold”, compuesto por las instalaciones “Resistance”, “Bed” y “Death Row”, precisamente la obra que abre su actual muestra en el Centro 660 de Corpartes: trece puertas de aluminio, espejos y luces de neón, que permiten a los visitantes sumergirse en túneles infinitos.

La exposición, explica, nunca estuvo en sus planes al momento de decidir dejar Nueva York y venirse por un tiempo limitado a vivir a Chile con su esposa, la escultora Courtney Smith, y su hija. “Después de que llegué, surgió la invitación para esta muestra. Supuestamente yo me vine no a trabajar tanto, sino que quería tener un año un poco más de descanso, recapitular y hacer otras cosas”. Lo cierto es que su agenda de trabajo ha estado ocupada prácticamente desde que llegó: en febrero lanzó un disco de la artista Cecilia Vicuña a través de su sello Hueso Records, donde ejerce como productor musical. En marzo inauguró “Onomatoepopeyas” en Matucana 100, una curatoría de una serie de videos de performances urbanas y musicales. En esa misma ocasión expuso en colaboración con el músico Atom TM la obra “Radetzky Loop”, un neumático de camión de minería de 3,5 metros de diámetro, que en su interior funciona como una microsala de sonidos a la que el público puede entrar para escuchar fragmentos de la popular marcha Radetzky. Y ahora, bajo la comisaría de Manuel Cirauqui -curador asistente de la Dia Art Foundation en Nueva York- y tras cuatro meses de trabajo, acaba de inaugurar la muestra “Una guerra silenciosa e imposible”, su primera retrospectiva en el país, que recorre desde los trabajos realizados en Chile a mediados de los 90, hasta sus series más recientes exhibidas en el Guggenheim Museum de Nueva York, la Daniel Templon Galerie de París y la Hayward Gallery de Londres, entre otros.

Con ya ocho meses viviendo en el país, Iván Navarro ha tenido tiempo para reencontrarse con la escena artística, y lo que ha visto, dice, hasta cierto punto lo desilusiona: “Me sorprende la falta de conexión entre el arte y la vida cotidiana que hay acá, es como que el arte prácticamente sobra, como que a nadie le importa mucho, es bien rara la poca importancia que se le da. No se hacen críticas de la exposición, por ejemplo, sino que todo lo que vale es lo que yo digo, no más; la voz de uno es la que manda, nadie te impone un punto de vista distinto, otra forma de pensar. Hay muy poca reflexión”.

Dices que hace falta generar más diálogo y crítica, ¿con qué artistas crees que se vería nutrido ese diálogo? Me importan menos los artistas visuales, la verdad. Me importa más otra gente: los músicos, los arquitectos. Siempre prefiero nutrirme de otros campos para hacer arte. No creo como en el gueto del artista que solamente se junta con artistas. Eso es plano, fome. Hay que nutrirse de otras cosas para hacer arte, no alimentarse de otro, hacer arte sobre arte es aburrido._x0007_Música de neón

2173686

Las sillas con tubos fluorescentes que recuerdan a los condenados a muerte, asesinados en sillas eléctricas, es un sello en la obra de Navarro, al igual que los tambores con palabras hechas de luces de neón en su interior que, a través del uso de espejos, se convierten en palabras multiplicadas hasta el infinito. Se trata de palabras casi siempre relacionadas al dolor, cuya repetición diluye de alguna forma su significado, lo desgasta. En la muestra de CA 660, hay tres: “Cohecho”, “Pachamama”, “Bomb”, y se suma una cuarta distinta titulada “Maletín (cuatro ciudadanos de Estados Unidos muertos por Pinochet)”, una valija con cuatro tubos de neón, cada uno con el nombre de un norteamericano asesinado, incluido Orlando Letelier. “El lenguaje siempre ha sido supercontingente en todo lo que yo he hecho, siempre estoy leyendo, haciendo metáforas, tratando de entender cuáles son los conceptos que estoy manejando. Las palabras quedan en los croquis y a veces las ocupo para convertirlas en obras, y otras se quedan ahí simplemente”, cuenta.

De los tubos fluorescentes y neón manejados con maestría por Navarro se ha dicho mucho. De cómo a través de la luz artificial ha logrado cuestionar la historia más reciente para reflexionar en torno a temas como la violencia, la pena de muerte, la explotación y la desigualdad económica, también; pero poco se sabe de su faceta con la música experimental y alternativa, que lo llevó a crear el sello Hueso Records y que en la muestra ocupa una sala destinada especialmente a escuchar los discos producidos con artistas como Carlos Cabezas, Caty Purdy y Jorge González. “Creo que recién con esta exposición puedo decir que hay un cuerpo de obra bien consistente en que ocupo distintos medios, distintas técnicas, y todo más o menos tiene un hilo conductor. Desde hace unos cinco años empecé a trabajar mucho con colaboraciones y música, y eso le ha agregado una capa que no existía antes en mi trabajo”, explica.

¿Cómo se dio tu relación con la música? Empecé a hacer videos y a agregarles melodías, canciones. De a poco fui apoyándome en otros artistas y músicos, y a entender que la mejor forma de que yo trabajara con música, era creando mi propio sello. Una especie de empresa paralela, aunque finalmente todo es parte del mismo trabajo. Tiene mucho que ver también con conocer bien a la gente y saber de qué forma uno puede colaborar con ella; no se trata de contratar a alguien y que toque la guitarra porque sí. A Christian Torres (de la banda Nutria NN), por ejemplo, lo conozco hace mucho tiempo porque fuimos a la universidad e incluso el colegio juntos. Sé que su familia tenía un conjunto folclórico, que estudió filosofía, sé muy bien todo lo que él ha hecho desde chico, y nos fuimos casi al mismo tiempo a vivir a Nueva York, entonces para mí siempre ha sido muy natural trabajar con él.

Uno de los videos de la muestra es “Homeless Lamp, The Juice Sucker”, donde Christian Torres interpreta el tema “Juan sin tierra” mientras un carro de luces de neón da vueltas por la ciudad. ¿Cómo se gestó esa obra? La canción la encontré coleccionando discos, algo que hago mucho. Originalmente di con ella en un disco de Víctor Jara, pero después descubrí que él hacía una versión de esa canción, que en realidad es un tema original del año 1925 de un artista mexicano que se llama Jorge Saldaña. Fue todo un descubrimiento ir dándose cuenta de qué forma se podía hacer el video, mucha gente colaboró en él, no solamente Torres. Uno se va nutriendo de muchas personas al mismo tiempo, antes de llegar a un punto de equilibrio. Tomó casi dos años hacer esta obra.

El año pasado estuviste a cargo de la puesta en escena del recital con que Electrodomésticos celebró sus 30 años en el Teatro Municipal. Ahora preparas una nueva colaboración con ellos, ¿en qué consistirá? Se trata de un recital en el mismo lugar, donde voy a hacer una instalación visual. Será una serie de videos hechos especialmente para esto, que se estarán proyectando dentro del teatro, al mismo tiempo que ellos estén tocando. Es muy interesante trabajar en el Teatro Municipal porque es un lugar que nunca ha sido para los artistas visuales, un sitio de otro campo, distinto de las artes. Más allá que ir a inauguraciones -que igual voy-, me parece mucho más enriquecedor cosas como esta, trabajar con gente que hace cosas artísticas, pero no necesariamente arte visual. Creo que uno amplía mucho más los conocimientos. Uno siempre está experimentando y agregando cosas nuevas al trabajo, para mí lo peor es tratar de encontrar una fórmula.

La cobertura más completa de las elecciones 🗳️

Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE

Servicios