La terminología verde
Es increíble la capacidad del ser humano para sacarle partido a lo que sea. Tiempo atrás se hablaba de lo ‘solar pasivo’, modelo en el que el sol era lo máximo, había que hacerlo entrar por donde fuese y almacenarlo a toda costa. Postura que colindaba con lo esotérico, pero era muy simple. Después apareció el concepto del ‘bioclimatismo’, en donde todo lo vivo se relacionaba con el clima, algo obvio (aparte del sol); era prácticamente lo mismo que lo anterior pero complicándolo un poco, quizás para hacerlo más exclusivo y para ‘expertos asesores’. Poco después se asomó lo ‘ecológico’, concepto que acuña todo lo anterior y lo conecta con lo vegetal (de por aquí apareció el misterioso concepto de la ‘arquitectura verde’).
Entremedio apareció el concepto ‘energitérmico’, algo complejo de definir, es como todo y nada a la vez, pero tuvo muchos adeptos. Después surgió el gran concepto de ‘sustentabilidad’; en él todo está relacionado con todo, incluso los seres humanos son curiosamente parte del sistema planetario. Prácticamente fue ayer cuando el tema de la ‘eficiencia energética’ se asomaba como la panacea de lo que hay que hacer, con sus numerosas certificaciones y números mágicos de referencia. Finalmente aparece el concepto de las edificaciones ‘carbono neutral’, hasta edificaciones que absorben CO², las que deben generar cero impacto (difícil). Ahora estamos en presencia de otra gran postura conceptual: lo ‘smart’ (del inglés inteligente, pues suena más glorioso y atractivo), por ello ahora hay: smart cars, smart TV, smartphones, smart fruits, incluso smart cities y smart buildings, llenos de tecnologías casi mágicas, muy complejas y costosas.
Todas increíblemente hacen o sugieren lo mismo, ser ahorrativo (ya sea para bajar gastos, reducir esmog, bajar el CO², evitar la dependencia energética y evitar el cambio climático), todos conceptos acompañados de los avances científicos de sus épocas respectivas y de los problemas político-sociales reinantes, pero cada vez más complejos, hasta prácticamente atrapándonos filosóficamente.
Desde siempre el hombre ha buscado modos de obtener alimentos, seguridad, temperatura adecuada o un lugar para habitar, con el mínimo esfuerzo y mediante conocimientos hasta cada fecha adquiridos. Siempre hemos sido optimizadores, y cada vez nuestra astucia es más sorprendente, expresada en los avances científicos. Este proceder se complejiza cada vez más, y cada vez es para menos personas, es casi un lujo. Pero menos aun se han dado cuenta de que se puede pensar en conceptos simples y para todos; faltan los ‘simple humans’ (en inglés suena especial).
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