Oculto tras la Gran Vía
Una barrio que se reinventa en el centro de Madrid. Un recorrido por el nuevo circuito de moda de la capital española. Un ejemplo de rehabilitación urbana. Todo eso y más es el barrio de TriBall.
La indicación fue la siguiente: Metro Callao, atrás del Zara de Gran Vía. Con eso en mente se llega a una diminuta calle que conduce a otra y luego a otra. En el trayecto se ven algunas tiendas, restaurantes y galerías que se mezclan con las tradicionales pollerías, almacenes y lavanderías. La diferencia es que aquí se siente un ritmo propio, lejano al implacable compás de la avenida principal de Madrid y, curiosamente, sólo una cuadra adentro. Es el tan en boga TriBall –Triángulo de Ballesta–, el autodenominado nuevo Soho madrileño. Un tradicional y remozado barrio que a principios de 2008, tras una fuerte jugada empresarial y la movida de un grupo de comerciantes y vecinos, recuperó su cara más amable, tal como se hizo en su momento con el sector de Austrias y Chueca; claro está, el modelo de gestión en esta ocasión supera la ficción.
Y es que TriBall es producto de un meticuloso plan de recuperación urbana y de la reflexión en torno a la composición de su tejido comercial y emplazamiento. Nada de generación espontánea, aquí hubo un propósito manifiesto, con una enérgica inversión de capital, hermoseamiento de las áreas públicas, erradicación de la mendicidad y prostitución y, por supuesto, compromiso de privados y públicos. Críticos del proceso aseguran que no es más que un plan modelo de gentrificación –proceso dentro del cual la población originaria de un área de la ciudad deteriorada es desplazada por otra con mayor poder–.
Sin embargo hay algo claro. Un barrio en franco deslustre agarró nueva vida tras esta intervención. “TriBall era uno de los últimos reductos dentro de Madrid que faltaba por recuperar. En 2005, tras el Foro Cívico Gran Vía–asociación vecinal–, surgió la idea de repotenciar la zona desde el punto de vista comercial e institucional. Estamos a pasos del km 0 de Madrid y era inconcebible que este espacio se mantuviera en completo abandono”, explica Juan José Cigarrán, presidente de Foro Cívico Gran Vía, vecinos y comerciantes del barrio de Maravillas, entre San Bernardo, Fuencarral.
¿Cómo?
Cigarrán cuenta que el primer paso para lograr la rehabilitación de esta zona de Madrid se dio revitalizando algunas de sus plazas más emblemáticas colonizadas hasta ese momento por vagos y drogadictos (Plaza de Soledad Torres Acosta, apodada Plaza de la Luna por los cines que había, por ejemplo). Lo hicieron perpetuando la condición de espacio público, mejorando su infraestructura, luminaria y dotando al barrio de mayor seguridad. Con ello los vecinos volvieron a ocupar los espacios perdidos. Hecho que se sumó a la adquisición por parte de los mismos, más algunas empresas, de gran parte de los edificios y locales comerciales que componían el barrio, con lo que paulatinamente la hegemonía de locales nocturnos y prostíbulos decayó. “Comprar para recuperar fue la visión”, acota Juan José Cigarrán.
¿Qué? Alrededor de 300 locales son los que componen esta zona de Madrid. Entre los tradicionales destaca, por ejemplo, el restaurante Casa Perico, las lámparas Ludory y los jamones López-Pascual, que se mezclan con los espacios más contemporáneos, como Kling, en Ballesta 6, Dolores Promesas y Kike Keller, o el sorprendente espacio de experiencias gastronómicas del arquitecto chileno Carlos Pascal, Kitchen Club, en Ballesta 8, en donde realiza cursos de cocinas temáticas en un ambiente moderno y depurado y cuya dirección gastronómica está a cargo del españolísimo Andrés Madrigal. La iglesia de San Antonio de los Alemanes, las parroquias de San Ildefonso y la de San Martín, además de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y el Teatro Lara, también forman parte del recorrido.
¿Dónde? Delimitado por la Gran Vía, Fuencarral y Corredera Baja de San Pablo. Metro Callao o Metro Gran Vía.
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