Pasaje Díaz 181
Taller. En el borde de la meseta y con una vista privilegiada al fiordo de Castro, en Chiloé, se encuentra la oficina del arquitecto Edward Rojas. Una institución en la zona, quien, con la madera como elemento principal, ha desarrollado una larga trayectoria que rescata y proyecta el ideario chilote.
Hace treinta años Edward Rojas cambió el árido desierto de Atacama por el verde archipiélago de Chiloé. Un cambio brusco pero reconfortante para este arquitecto que descubrió en la isla su admiración por la arquitectura vernácula en madera, convirtiéndola en fuente de inspiración para el desarrollo de una obra contemporánea, aunque siempre desde la mirada de esta cultura insular que lo enamoró.
En el pasaje Díaz 181, a una cuadra de la plaza de Castro, en el casco histórico de la ciudad, se encuentra su casa y oficina, donde vive junto a su señora, Luz María Vivar, dueña de la Galería de Arte Modular. Una construcción de madera nativa, revestida con tablas de ulmo pintadas y planchas metálicas onduladas, a la que solo separan 40 m de la casa del arquitecto, "lo suficiente para sentir la sensación de haber salido al trabajo", cuenta con humor, y agrega que "esta casa fue construida en los años cincuenta en una época en que no había caminos ni vehículos. Primero usada como caballeriza; en los ochenta se convirtió en bodega para guardar un alga llamada pelillo y, en los años noventa, junto a mi señora, la reciclamos para convertirla en galería de arte en el primer piso y mi oficina en el segundo", relata Edward.
Una gran bóveda revestida en tablas de mañío conforma todo el interior, acogiendo y uniendo todos los espacios en un mismo plano horizontal. "Cuando diseñamos la idea era crear una suerte de nave o pabellón cuyos espacios se fueran llenando de historias mediante fotografías, dibujos, objetos y esculturas, fundiéndose, además, con la luz natural y el paisaje que se puede entrever por las ventanas", dice Edward.
Los elementos de trabajo de este arquitecto, como maquetas de madera en miniaturas, han ido generando esta ambientación chilota que simboliza el particular modo de trabajo de Edward Rojas.
Elementos que además de tener presencia también se utilizan para los diferentes trabajos y, sobre todo, para inspirarse, como las fotografías que Edward tiene de Marilyn Monroe, un personaje admirado por él y uno de los íconos universales del trabajo plástico que este arquitecto realiza en forma paralela. "Ella simboliza lo nuevo y lo ajeno que habita y convive con los espacios ancestrales de lo propio de Chiloé", afirma.
Así, en este particular ambiente, Edward Rojas desarrolla su labor arquitectónica junto a su equipo, el que incluye proyectos de edificios, viviendas sociales y hasta iglesias y hoteles, mediante un trabajo que reconoce ser "a la antigua", de taller, con dedicación, porque aquí todavía podemos encontrar bocetos dibujados y coloreados a mano y las clásicas maquetas de cartón en miniaturas.
Una casa chilota construida en madera nativa en los años 50, conforma la actual oficina de arquitectura de Edward Rojas en la ciudad de Castro.
Todo lo anterior habla de su larga y contundente trayectoria: doce iglesias de Chiloé declaradas Patrimonio de la Humanidad fueron restauradas por él y actualmente está a cargo del reciclaje de antiguas construcciones del parque Pumalín, incluyendo además el haber sido autor de varias investigaciones e invitado permanente para exponer su obra en distintas universidades tanto en Chile como el extranjero.
Web: edwardrojas.cl
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