A pesar de la fuerte lluvia que cayó en Nueva York el jueves 19 de noviembre pasado, más de dos mil personas llegaron hasta el Metropolitan Pavilion, en pleno corazón del barrio Chelsea, para celebrar el inicio de la versión, hasta ahora, más exitosa de Pinta: la única feria de arte contemporáneo y moderno latinoamericano. Una cifra no menor si se considera que la agenda otoñal, artística cultural neoyorquina ofrece una abundante y fascinante oferta de actividades.

Un universo cosmopolita es lo primero que llama la atención, pues a diferencia de los años anteriores, ya no sólo es español lo que se escucha en sus pasillos, ahora también el inglés se advierte en los rincones, hecho que sumado al aumento de galerías norteamericanas que este año participan representando a artistas latinos, evidencia que la composición de la feria ha comenzado a cambiar.

Inaugurada en el 2007, Pinta “nace a raíz de una sensación de que Nueva York tenía mucho de arte latinoamericano: artistas que viven o habían vivido en la ciudad, coleccionistas, curadores, entre otros, y no había una feria que congregara toda esta movida que estaba oculta”, explica Alejandro Zaia, presidente y una de las cabezas de la feria. De ahí, entonces, el desafío principal de Pinta: expandir la visibilidad de los artistas de Latinoamérica a nuevos públicos. En ese contexto, una ciudad con tanta notoriedad como Nueva York es clave, pues los ojos del mundo ya están puestos en ella.

:Mapa de una oferta

El recorrido fue estimulante gracias a la variedad y diversidad de galerías a las que se podía acceder. En total 70 de diferentes países, como: Brasil, México, Colombia, Chile, Argentina, España, Alemania y Estados Unidos, quienes llegaron hasta Nueva York con sus propuestas curatoriales y variadas en cuanto a experiencia, pues estaban presentes desde consagradas, como Alexander and Bonin, de Estados Unidos, o Galería Nara Roesler, de Brasil, a emprendedoras como Y Gallery New York, de Estados Unidos, y Die Ecke, de Chile.

En cuanto a la oferta, este año el principal protagonistas fue el arte cinético, geométrico, neo-concreto y conceptual. Entre los conceptos hubo citas a la geografía, la poesía y el lenguaje, el re-significar, re-imaginar, re-evaluar y, por último, el evidenciar lo que pasamos por alto.

Ante la selección del tipo de obra, Camilo Yáñez, artista y uno de los curadores generales de la Bienal del Mercosur, señaló que las ferias son pensadas principalmente para los coleccionistas, instituciones y público en general, y que por ello no hay formato ferial que logre tomar el pulso a algún tipo de producción contemporánea. A los ojos de Yáñez, dos de las mejores obras en exposición fueron “Jardín de insectos que parecen plantas”, (2006) de la colombiana María Fernanda Cardozo, y “Lengua y mejilla”, del brasilero Paulo Brusky. Arturo Duclós, artista chileno que coincidió también con la feria, concuerda con Yáñez al señalar la obra de Cardoso. Asimismo, nombra las piezas de Eugenio Dittborn, que expone en la galería Alexander and Bonin. Paul Birke, director de la Galería Die Ecke, resalta la obra de la colombiana Doris Salcedo. Éxito rotundo y unánime, y eco en todos los pasillos de la feria: el brasilero Hélio Oiticica.

Por su parte, el Museo Tamayo de México compró obras de Liliana Porter y de David Lamelas. El Museo del Barrio de Nueva York adquirió obras de Fanny Sanín, Karlo Cárcamo y Milagros de la Torre, y la Tate Modern Art Gallery de Londres se quedó con “Deformantes”, de Horacio Zabala.

:Chile: oferta y demanda

Tres galerías chilenas participaron en Pinta. Por segundo año consecutivo Galería Isabel Aninat y, debutando, Galería Patricia Ready y Die Ecke.

La presencia chilena se destacó por mostrar obras de artistas jóvenes con propuestas frescas y audaces, a pesar de ser artistas que, en su mayoría, ya cuentan con una trayectoria importante, incluso en los circuitos internacionales.

El espacio de Die Ecke dio a conocer la obra de Francisca Benítez, FelipeMujica, Cristóbal Leight, Tomás Rivas y Johanna Unzueta, entre otros. La obra de esta última es señalada por Yáñez y Duclós como una de las más destacadas del panorama nacional presente en la feria. La galerista Isabel Aninat, por su parte, presentó obras del colectivo En Memoria: Aninat-Swinburn, Denise Lira- Ratinoff e Iván Navarro. Patricia Ready apostó por una muestra mixta y combinó la presencia de obras de artistas jóvenes con la de consagrados como: Alfredo Jaar, Ximena Mandiola, Felipe Cusicanqui, Eugenia Vargas, Norton Maza y Alicia Villarreal, vendiendo alrededor de ocho obras, entre éstas una de Jaar y otra de Villarreal. Ambas compras fueron realizadas por importantes instituciones internacionales, y la galerista celebró la inserción de la imagen país en el mercado internacional y aseguró volver de todasmaneras para el año que viene. Aninat también comentó los buenos resultados obtenidos; a pocas horas del cierre manifestó ha berlo vendido “casi todo”, recalcando el hecho de que las obras fueron adquiridas por coleccionistas importantes. Un ejemplo de ello fue la foto de Denise Lira que el banco MBA Lazard compró para su colección itinerante de arte latinoamericano. Die Ecke, con una propuesta más experimental y, por lo tanto, más difícil de comercializar, no se quedó atrás al vender un par de pruebas de artistas de la obra Property Lines, de Francisca Benítez. Paul Birkemanifestó que toda la experiencia había sido para Die Ecke un beneficio. Destacó los contactos que pudo generar durante esos días y el acercamiento a un público nuevo.

Puros buenos resultados entonces para una feria que amenaza con seguir expandiéndose y consolidándose no sólo en Nueva York, sino que a partir de junio del 2010 lo hará también en Londres.

Fotografía Pablo Corradi, www.corradifoto.com