Quiero vivir en la cocina
Por fin una nueva tipología confortable y atractiva para hacer más gratos los momentos en casa. ¡Muera la cocina americana; viva la integrada!
Hace tiempo que los espacios de la casa comenzaron a flexibilizarse para acoger distintas actividades en un mismo lugar. La cocina no está exenta y además vive hoy, espléndida, sus 15 minutos de fama. El acto de comer se ha vuelto en la cultura de la información la experiencia enriquecedora del día, el momento más preciado para compartir y hacer contacto con el otro, familia o amigos. De ahí las nuevas dimensiones y cualidades que toma este espacio, un siglo atrás relegado al ‘servicio’.
Nuestro país no está ajeno a esta tendencia, según lo confirma el último estudio de Chile 3D realizado por GFK Adimark, que posiciona cocinar en el cuarto lugar entre los temas de mayor interés de los chilenos. Y si para nuestras madres y abuelas fue ‘el’ lugar obligatorio que les correspondía por género, hoy el espacio mental y físico llamado cocina, antes comprimido y restringido, se expande y respira nuevos aires para vivir la casa con calidez y calidad.
inmobiliarias Almagro y Socovesa, la cocina es cada vez más relevante a medida que aumenta el nivel socioeconómico, y en los sectores más altos -como han podido comprobar con sus clientes- el 40% de las familias comparte su tiempo en la cocina antes que en cualquier otro recinto de la casa. Como explica Cristián Preece, gerente de la Oficina de Diseño de Interiores de empresas Socovesa, refiriéndose a esta corriente que ya vivieron Estados Unidos y Europa, “ellos sabían que el dueño de casa iba a pasar más horas ahí, por eso rediseñaron sus espacios creando las famosas cocinas americanas y haciendo de este lugar uno más integrado y habitable, desde lo práctico y desde su uso”.
Cecilia Celis, gerente de Marketing de Fernández Wood Vizcaya, explica que también han redimensionado la cocina incorporando el family room. “Se remplazó el antiguo dormitorio de servicio -por ejemplo en Valle Norte y Santa Elena en Chicureo-, que ahora puede servir como sala de estar, comedor, para estudiar, para que los niños estén junto a los padres cuando cocinan, etc. Ha sido de gran éxito y lo hemos aumentado en los últimos 3 años. Además lo integramos con el comedor en un solo ambiente y hay una gran preocupación por decorarla, tanto más que el living y el comedor. Eso es lo que les interesa a nuestros clientes, que uno pueda hacer las cosas en la cocina, pero no sola”, señala.

El mesón incómodo y escueto de la cocina americana que vimos repetido hasta el cansancio en los departamentos de la última década, destinado a comidas rápidas sin mucha pasión ni tiempo, desaparece para realmente integrar la cocina al comedor o al living. “Los metros ganados a la logia se vuelven family room, se organizan áreas pasivas y activas y los espacios se disponen de modo más eficiente y funcional con ‘design cooking’. La idea es que esa funcionalidad permita que todo esté al alcance, ubicado en cajones y estantes, tratando de usar todo el espacio posible, que abramos un cajón o una puerta y de un solo vistazo observemos todo lo que hay en su interior, sin tener que quitar nada para ver lo que hay detrás”, señala Cristián Preece.
¿Cuál sería el siguiente paso en la evolución del corazón del hogar? Preece adelanta como tendencia la capacidad de la cocina no solo de integrarse sino también desvincularse del resto de la casa mediante una gran puerta corredera que conecte/desconecte los ambientes; elemento que estudian en Almagro para futuros proyectos. “Si quiero cocinar acompañado, integro la cocina con el living, comedor, o incluso la terraza, hasta que quiera separar los ambientes. Eso sin duda es poner el diseño al servicio del habitar de las personas y flexibilizarlo sin perder estilo, según las conductas y hábitos cotidianos de sus habitantes”.
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