Zines: independencia editorial
Son publicaciones autónomas, de ediciones limitadas y con un formato artesanal. Hoy hay una vuelta a ellos, casi como una necesidad del ciudadano común de emitir su opinión.
Fueron antes de llegar a ser. Mucho antes que las revistas y los periódicos. Para qué decir de las páginas web y blogs. Se podría decir que nacieron incluso antes que la imprenta, y es que los actuales zines o fanzines –palabra que deriva de magazine– no son otra cosa que cuadernillos, escritos o folletos independientes de bajo tiraje y habitualmente fotocopiados. Publicaciones autónomas que nacen, generalmente, como una voz alternativa a las ideas establecidas; es la palabra de ciudadanos comunes que buscan expresar su propia opinión, gusto, arte etc., a través del papel. Se habla de que uno de los primeros zines fue el concebido por
Thomas Paine en 1776
: El Sentido Común, que marcó un hito en el camino hacia la independencia de Estados Unidos. En los 60 y 70 tuvieron gran protagonismo a través de las publicaciones de ciencia ficción y el movimiento punk, para luego ir desvaneciéndose con la llegada de internet. Hoy, la afición por estas publicaciones ha vuelto en gloria y majestad, así como también su profesionalización y las temáticas que aborda.
El arquitecto, y uno de los creadores de Public Library,
Emilio Marín
es un zinesters o fanzinero. Cuenta que llegó al tema por un amigo que le mostró algunas cosas de Nieves, una tienda en Zurich, Suiza, especialista en zines de artistas. Para él, esta forma de expresión es mucho más que una moda, “es más que un simple papel, impreso y corcheteado en tu casa. Creo que se trata de ser tú mismo, sin intermediarios”, algo con lo que coincide Alex Zamora, editor y blogger de MTV radicado en Londres y uno de los más importantes exponentes de este formato a nivel mundial a través de Fever Zine, una publicación que él denomina como perzine o fanzine personal, porque sobre todo habla de sus gustos más personales. “Empecé a experimentar con el formato cuando trabajaba como periodista en una revista en Londres. Estaba un poco aburrido con el proceso editorial, así que decidí crear mi propia publicación. Se podría decir que esto nació de una frustración creativa”, explica.
En la actualidad hay tantos zines como gustos existentes, y ferias como The London Zine Symposium,
Brighton Zine Fest o Zine Matter en Japón
, por nombrar sólo algunas, reconocen el nivel que han alcanzado; asimismo las tiendas especialistas, como Printed Matter en USA, Motto Distribution de Alemania, Utrecht en Japón y PURR de Argentina, dedican sus espacios a reunir artesanales ediciones que se han convertido en una especie de obras de arte en sí mismas. “Los fanzines son extraordinarios y hay una variedad inmensa. No hay que ser experto para crear uno. Hay que tener pasión y razón. Hay fanzines sobre todo –temas de arte, anarquía, música, cine, homosexualidad, cómics, arquitectura, teleseries, fútbol–. Hay que tomar en cuenta que los fanzines tienen la capacidad para evolucionar. Aquí en Londres revistas de moda como i-D y Dazed& Confused empezaron como fanzines”, explica Zamora, lo que Emilio Marín agrega que los zines además de representar una democratización editorial, hay que verlos por el lado de la posibilidad de reproducción de manera fácil y barata. “Yo lo vería como una manifestación importante de independencia”.
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