Renault Clio RS Un auténtico hot hatch que es casi perfecto
<p>Al Renault Clio RS se le esperaba desde hace mucho en Chile. Desde hace más de una década, cuando se importó el Clio de la segunda generación con motor V6. También desde la aparición hace poco del Mégane RS, que sorprendió por su fuerte espíritu racing y su precio atractivo. En materia deportiva, Renault tiene […]</p>

Al Renault Clio RS se le esperaba desde hace mucho en Chile. Desde hace más de una década, cuando se importó el Clio de la segunda generación con motor V6. También desde la aparición hace poco del Mégane RS, que sorprendió por su fuerte espíritu racing y su precio atractivo.
En materia deportiva, Renault tiene una experiencia de años y una fama muy bien ganada. Existe una división especializada totalmente independiente, que se encarga de fabricar y comercializar sus autos sin intromisión de la matriz, y eso ha permitido ahora que el RS llegue incluso antes que el Clio IV, lo que más que una sorpresa parece un sinsentido.
Pero aquí ya está el Clio RS, y para esta cuarta generación, la marca decidió darle un vuelco técnico que lo diferencia absolutamente de su antecesor, y de muchos otros modelos de la competencia.
Por ahora, sólo se ha diseñado con carrocería de cinco puertas cuando siempre fue de tres. Más allá de que se disimularan las manillas traseras escondiéndolas en los pilares, el diseño del Clio es de por sí muy deportivo, por lo que nadie debería quejarse de que su auto no es original y tiene mal look.
El habitáculo se diseñó con una clara inspiración deportiva, pero elevando la calidad y sumando equipamiento y tecnología. Las butacas son de cuero y tienen ribetes rojos, color que se replica en puertas, volante, consola central y palanca de cambios. Hay elementos cromados y pedalera de aluminio. Al medio del tablero descansa una gran pantalla táctil de siete pulgadas, desde donde se puede manejar el sistema R-Link con el paquete RS Monitor, que entrega datos de telemetría que permiten ver el nivel de manejo y en internet simularlo en un circuito.
Nuevo tren motriz
Tan relevante como lo anterior es el reemplazo del pujante y armonioso bloque 2.0 aspirado que por un nuevo 1.6 litros turbo, con 200 Hp y 240 Nm desde las 1.750 rpm.
Junto a él se cambió la tradicional caja mecánica corta y precisa de seis marchas por una más insípida transmisión automática de doble embrague y seis velocidades, quizás el punto menos logrado del auto.
Claramente la caja es lenta para un auto deportivo. Tiene tres modos de funcionamiento (Normal, Sport y Race), y hay levas detrás del volante, pero aún así, en el modo más deportivo, hay un retardo entre la maniobra de cambio con el paso de marcha real, y eso en la pista se nota.
Aún así, el tacto de dirección es magnífico y tanto el chasis como la suspensión son impresionantes en ambos mundos. Suave y amigable en la calle, firme y directo en la pista. La capacidad de rodar rápido en este auto está fuera de duda, graficando que el pedigrí de RS está muy presente. Sólo hay que mejorar la caja y Renault tendrá, probablemente, el mejor hot hatch del mercado.
¿Qué hay detrás de todos estos cambios? Nada distinto que poner el producto adecuado para las exigencias del mercado actual, aunque los puristas digan lo contrario.
Hoy, la gente no se compra un "hot hatch" para ir a correr a la pista, sino para usarlo todos los días y en las condiciones normales de la vida. Cinco puertas sirven más que tres y una caja automática es más agradable en medio del taco que una mecánica. Respecto del motor, hoy es perentorio bajar la cuota de emisiones sin sacrificar potencia.
El Renault Clio RS cumple a la perfección este doble rol, ya que es capaz de volar en la pista y pararse tranquilamente frente a un colegio.
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