Artículo 50: La llave de salida de los británicos de la Unión Europea
El Tratado de Lisboa es uno de los mayores dolores de cabeza de la premier Theresa May, ya que hoy la Corte Suprema dictaminó que el Parlamento es quien tiene que dar la aprobación para iniciar el proceso de divorcio.
Los ciudadanos británicos hicieron una votación histórica el 23 de junio del año pasado para pedir la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). Sin embargo, esto no será posible sin la activación del Artículo 50 del Tratado de Lisboa.
Y es que precisamente este martes, la Corte Suprema británica rechazó la apelación del gobierno de Theresa May y dictaminó que el Parlamento es quien tiene que dar la aprobación para iniciar el proceso de divorcio con la comunidad política del viejo continente.
¿En qué consiste este polémico artículo?
El Tratado de Lisboa entró en vigencia en el 20009 y es uno de los tratos que constituyen los fundamentos de la UE. Dentro de este mismo tratado, se encuentra un marco de 250 palabras de cinco puntos y que describe la salida voluntaria de la comunidad política.
El Artículo 50, uno de los mayores dolores de cabeza de la premier británica, establece: "Todo miembro podrá decidir retirarse de la Unión de conformidad con sus propias normas constitucionales".
A la vez, especifica que el Estado que quiera salirse de la UE debe notificar al Consejo Europeo su intención para que de esta manera, puedan comenzar las negociaciones formales para un acuerdo de retiro.
Una vez activado, se da un plazo de dos años, momento en el que todas las leyes y tratados de la UE se pondrá fin si no se llega a un acuerdo. Además, se dará inicio a las negociaciones con el resto de las 28 naciones y el Reino Unido para trabajar en futuras relaciones.
May tiene planeado utilizar esta llave de salida a fines de marzo de este año, por lo que para el 2019 sería oficial el divorcio con la UE.
Como se mencionó anteriormente, la Corte Suprema ha decidido celebrar una votación en el Parlamento en primer lugar. Esto podría traer mayores complicaciones a los planes de la premier británica, ya que los legisladores que en su mayoría son proeuropeos, podrían presentar enmiendas al proyecto de ley para frenar y retrasar el proceso.
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