Cómo Rage Against the Machine se convirtió en hit navideño
Killing in the name es la canción más vendida de fin de año en Inglaterra y derrotó a un chico reality gracias a la campaña de un internauta.
En Inglaterra es casi una cuestión de estado. Un asunto serio que incluye casas de apuestas, campañas en los medios y polémica entre los involucrados: la canción que define la Navidad de cada año es probablemente el tema musical más recurrente de cada diciembre en el Reino Unido. La canción que gana en las listas y que se alza como soundtrack radial de la Noche buena.
Casi siempre los resultados son más o menos obvios (composiciones románticas y edulcoradas de figuras de reality o baladistas de última moda), aunque a veces arremeten sorpresas. Como este año: Killing in the name de los norteamericanos Rage Against the Machine (RATM) -himno anarquista de los 90 que tiene bien poco de villancico- se convirtió esta semana en la canción navideña en Inglaterra, luego de que llegara al número uno de lo más vendido con 500.000 descargas.
¿Cómo una canción de ese filo logró musicalizar la llegada de Santa Claus? ¿por qué este tema, que suena más a una molotov arrojada en pleno desmadre, vivió una resurrección comercial?
La historia es notable: todo obedece a una maniobra impulsada por un internauta, Jon Morter. Hace poco más de una semana, Morter empezó una campaña por Twitter y Facebook para evitar que el codiciado puesto fuera conquistado por el último ganador del reality televisivo The X factor, el adolescente Joe McElderry. The climb, su primer disco, estaba destinado a ser la canción de estas fiestas, básicamente por los altísimos niveles de audiencia arrojados la semana pasada por la final del espacio
Además, en los últimos años se había perpetuado la tendencia: los jovencitos del mundo buscatelentos se vestían de pascueros, aparecían en comerciales entregando regalos y su canción sonaba por todos lados. ¿Otro dato más? El tema tenía un mensaje optimista y ya había sido un éxito en EEUU, en la voz de Miley Cirus.
Pero Morter fue contra la corriente y en una semana logró reunir a casi 700.000 internautas dispuestos a boicotear a McElderry y comprar el éxito de RATM para alcanzar la proeza. La iniciativa entusiasmó muy lentamente, pero tuvo un avanzar seguro: en la casa de apuesta todo iba 100-1 a favor del chico reality, situación que en un par de días se revirtió a 3-1.
Todo gracias a que la campaña en la web destacaba la irritación de los amantes del rock contra Simon Cowell, magnate musical que presume de controlar los gustos del gran público anglo. La rebelión de Morter despertó la simpatía de figuras como Paul McCartney, pero no se sabía si sería suficiente para contrarrestar el dominio mediático del jurado del espacio.
Cowell, defendiendo a su pupilo, saltó: "Estos snobs musicales han armado una pandilla contra Joe. Si me quitan de la ecuación, tienen a un adolescente con su primer single siendo atacado por una gran masa de odio en Facebook. Es David contra Goliat". Zach de la Rocha, la histórica voz de Rage Against The Machine, contraatacó: "La gente ya está harta de estas baladitas, todo esto está bien". La polémica ardía en publicaciones como NME o en las áreas de difusión musical de la BBC
Resultado: RATM obtuvo su mayor triunfo comercial desde los 90, se convirtieron en el grupo más rentable de la navidad inglesa y los apóstoles del mundo reality esta vez debieron guardar la champaña.
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