Crítica de cine: Todo un parto
El guionista y director Todd Phillips, responsable de la exitosa ¿Qué pasó ayer?, arremete ahora con Todo un parto, donde reúne a uno de los protagonistas de la anterior (Zach Galifianakis) con el todoterreno Robert Downey Jr. en lo que promete ser un cruce a prueba de balas entre una película caminera y otra de parejas disparejas. Downey Jr. es un arquitecto que debe volar a Los Angeles para llegar con tiempo al nacimiento de su primer hijo. Pero en el camino se interpondrá un aspirante a actor algo afeminado y marihuanero, que viaja con su perro y que, involuntariamente, le impedirá tener un viaje tranquilo y seguro. Con un arranque potente, la comedia va decayendo en el camino, evidenciando el desencuentro entre la incorrección y el desmadre, por un lado, y la contrucción sensiblera de los personajes y el armado más bien estándar de los gags por el otro. Ni el exceso ni el cliché son capaces de llenar ciertos vacíos.
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