Los quince minutos de retraso con que empezó el concierto del cantante brasileño Djavan, valieron la pena para los ocho mil espectadores que repletaron el Teatro Caupolicán, llenos de espectativas ante un sólido show que ya había sido probado en Paraguay y Uruguay.

El artista, que vino a Chile a presentarle a sus seguidores su último trabajo discográfico, Matizes, encantó al público con un verdadero carnaval, que incluyó los mejores cortes de su nuevo disco, y un play list de singles como Desandou, Pedra, Océano y Flor de lis, además del sonido enteramente digital, efectos de última generación y lo mejor del jazz, el funk y el bossa nova.

El músico, en su tercera visita a nuestro país, se mostró muy cercano con los asistentes, que corearon todas sus canciones a lo largo de las casi dos horas por las que se extendió el show.

El brasileño incluso se dio el tiempo para conversar con la gente en un muy poco fluido castellano, pero igualmente se hizo entender ante su fiel público. El carismático Djavan, los invitó a pararse de sus asientos para que comenzaran a bailar, con lo que el Caupolicán se transformó en un gran carnaval, acompañado por la gran calidad de los músicos que vinieron junto al artista.

Tras su venida a Chile, Djavan seguirá con su gira, que cuenta con presentaciones en Buenos aires, Rio de Janeiro y Estados Unidos.