Señor director:

En un país donde la libertad religiosa está garantizada por la Constitución, pero en donde cada religión tiene un determinado porcentaje de representación dentro de la población, los feriados religiosos deberían ser abolidos casi en su totalidad, pues sólo representan el interés de ese grupo particular.

Más allá de que sea agradable el disfrutar de un fin de semana largo, un feriado en día de trabajo causa un impacto considerable en la actividad económica, y tomando en cuenta las condiciones de inestabilidad que se avecinan, sobre todo debido a la crisis de la Unión Europea, deberíamos dedicarnos más a producir y menos a descansar.

Ernest Cazenave