Una imagen tomada durante la época de la Primera Guerra Mundial y olvidada en el archivo de un observatorio en California, resultó ser nada menos que la primera evidencia de un planeta extrasolar o exoplaneta, un cuerpo celeste que orbita una estrella diferente al Sol y que no pertenece al sistema solar.

La imagen fue grabada en placas fotográficas en 1917 por el astrónomo holandés-estadounidense Adriaan van Maanen, quien tomó una serie de capturas de los espectros de la luz emitida por las diferentes estrellas, en la que se descubrió una enana blanca (estrella que ya agotó su combustible nuclear).

Pero en ese momento, la imagen también mostró evidencias de uno o más exoplanetas, y nadie se dio cuenta del inesperado descubrimiento.

Recordemos que la primera detección confirmada de uno de estos exoplanetas se había realizado en 1992, cuando se descubrieron varios planetas orbitando el púlsar Lich, aunque posteriormente en 1995 se encontró el planeta extrasolar Dimidio.

El descubrimiento casual fue gracias a Jay Farihi, del University College de Londres, quien se puso en contacto con el observatorio Carnegie de California para estudiar la placa de cristal que muestra la enana blanca como parte de un estudio de sistemas planetarios que rodean este tipo de estrellas.

De esta forma, encontró indicios que muestran que la enana blanca fue "contaminada", vale decir, tiene restos rocosos de uno o más planetas que orbitan a su alrededor.

John Mulchaey, director del observatorio, confirmó el descubrimiento, apuntando a que cuentan con "una tonelada de historia de en el sótano, y quién sabe qué otros hallazgos podemos descubrir en el futuro".

Fuente: Carnegie Science